El F-35 (JSF) es lindo y hace cualquier cosa. El problema es que sólo existe en los sueños de quienes ya han pagado por él... y lo están pagando de nuevo.
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El costo del cazabombardero F-35 Lightning II (JSF) ha dado un salto, de 50 a 113 millones de dólares la unidad. Así lo anuncia Il Sole 24 Ore (edición del 18 de marzo). No se trata de una primicia informativa. Ya hace un año que yo mismo escribí en Il manifesto (edición del 15 de abril de 2009) que «el caza costará más de lo previsto». Prueba de ello es que ya en aquel momento el gobierno italiano había decido dedicar 12 900 millones de euros a la compra de 131 de esos aparatos.

La Contraloría estadounidense (GAO, siglas en inglés) está confirmando ahora que el costo de este avión sobrepasará el doble de la cifra prevista inicialmente y que, ante el retraso de 2 años y medio en relación con los plazos previstos, el Pentágono está solicitando a Lockheed-Martin una modificación del contrato y su transformación en un precio fijo.

El Congreso tendrá que aprobar de nuevo el programa –que ya se ha convertido en el más costoso de la historia militar estadounidense (323 000 millones de dólares por 2 457 aviones)– «aunque nadie espera un redimensionamiento» [Cf. Informe disponible para su descarga a través del vínculo que aparece al final de este artículo.].

Sin embargo, en el parlamento italiano no se ha dicho ni una palabra sobre al asunto gracias al hecho que la participación de Italia en el programa del F-35 tiene el apoyo de una línea bipartidista. El primer memorando de acuerdo fue firmado en el Pentágono, en 1998, por el gobierno de D’Alema; el segundo, en 2002, por el gobierno Berlusconi; el tercero, en 2007, por el gobierno de Prodi.

Y en 2009, otro gobierno de Berlusconi delibera de nuevo sobre la compra de los 131 F-35, compra que en realidad ya había sido decidida en 2006, por el gobierno de Prodi. Italia participa en el programa del F-35 como socio de segunda línea, contribuyendo en el desarrollo y la construcción del aparato.

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Ver video sur le F-35.
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20 industrias italianas están comprometidas con el proyecto, entre ellas Alenia Aeronautica, Galileo Avionica, Datamat y Otomelara de Finmeccanica, y otras más como Aerea y Piaggio. Más 1 200 alas de F-35 se fabricarán en las instalaciones de Alenia. Está prevista la instalación de una línea de ensamblaje y ensayo de los cazas destinados a los países europeos en Cameri (Novara) y esa instalación se convertirá posteriormente en centro de manipulación, revisión, reparación y modificación.

El gobierno [italiano] ha destinado a esos fines 605 millones de euros, presentando el asunto como un gran negocio para Italia. Lo que no dice es que los miles de millones que deben reportar los contratos del F-35 irán a las cajas fuertes de las empresas privadas, mientras que los miles de millones destinados a la compra de ese cazabombardero están saliendo del bolsillo de los fondos públicos.

Mientras tanto la fuerza aérea italiana sigue repitiendo que «quiere el caza F-35», y la marina de guerra dice lo mismo. En entrevista concedida a Il Sole 24 Ore (edición del 5 de febrero), el general Giuseppe Bernardis, nuevo jefe del Estado Mayor de la fuerza aérea, declaró que «el dinero para la adquisición de nuevos aparatos es suficiente», pero que no hay fondos para el entrenamiento.

Para que cuadren las cuentas, la fuerza aérea quiere limitar a 96 aparatos, en vez 121, la compra del caza Eurofighter Typhoon (fabricado por un consorcio europeo) y está tratando además de vender una veintena de Typhoons de uso a Rumania y a otros países. Así que se prioriza la compra del caza de Lockheed, superior (según Il Sole 24 Ore) por su «invisibilidad y su capacidad de ataque», una decisión que no es sólo de carácter militar sino también político y con la que Italia se amarra todavía más al carro de guerra del Pentágono.

Fuente
Il Manifesto (Italia)

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Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la traducció al francés de Marie-Ange Patrizio.