Más de 43 personas resultaron muertas en la capital somalí de Mogadiscio durante dos días de combate entre fuerzas insurgentes de Shabab (al-Shabaab), que el 10 de marzo avanzaron hasta menos de 2 kilómetros del palacio presidencial de la nación, y tropas del gobierno federal transitorio, respaldado por Estados Unidos.

El último embajador de Estados Unidos en Somalia (1994-1995), Daniel H Simpson, escribió una columna para el Pittsburgh Post-Gazette el 10 de marzo. En ella, planteó la pregunta: “¿Por qué, aparte de la acusación sólo ligeramente documentada de extremismo islámico en Shabab, vuelve Estados Unidos a involucrarse en Somalia en este momento?”

Respondió: “Parte del motivo es porque Estados Unidos tiene su única base en África, en Djibouti, la antigua Somalilandia Francesa, en la costa relativamente cerca de Mogadiscio. El Africom fue establecido allí en 2008 y, ante la falta de disposición de otros países africanos para recibirlo, la base en Djibouti se convirtió en el centro de operaciones para las tropas y los cazabombarderos estadunidenses en África.

“Bien provisto de dinero, a pesar de las costosas guerras en Irak y Afganistán, el Departamento de Defensa obviamente se considera en condiciones de emprender una acción militar en África, en Somalia”.

El New York Times filtró planes militares de Estados Unidos para la actual ofensiva en Somalia, el 5 de marzo, en un informe intitulado “Estados Unidos ayuda a Somalia en su plan de volver a tomar su capital” (el gobierno federal transitorio es presentado como Somalia propiamente dicha y Mogadiscio, como su capital).

El tono del artículo fue de apoyo y aprobación de la justificación del Pentágono para la intervención directa en Somalia a un nivel no visto desde 1993, y de apoyo a las acciones por encargo vistas últimamente con la invasión etíope en 2006. El informe comenzó con una descripción de un avión de vigilancia militar que daba vueltas sobre la capital somalí y una cita del nuevo jefe de Estado Mayor de las fuerzas armadas de la nación, general Mohamed Gelle Kahiye: “Son los estadunidenses. Nos están ayudando”.

Después, “un funcionario estadunidense en Washington, quien dijo que no estaba autorizado a hablar en público” –una característica de la prensa libre de Estados Unidos–, fue citado, aunque no identificado, diciendo que se habían planeado, cuando no llevado a cabo, operaciones encubiertas de Estados Unidos, y “lo que se verá probablemente son ataques aéreos y operaciones especiales que llegan, atacan y se van” .

El rotativo también dio antecedentes sobre la actual ofensiva: “Durante los últimos meses, los consejeros estadunidenses han ayudado a supervisar el entrenamiento de las fuerzas somalíes que serán utilizadas en la ofensiva… Los estadunidenses han suministrado un entrenamiento clandestino para agentes de inteligencia somalíes, apoyo logístico para mantenedores de la paz, combustible para maniobras, información de reconocimiento sobre las posiciones insurgentes y dinero para balas y fusiles.”

Cuatro días después, el general William (“Kip”) Ward, comandante del Africom, testificó ante el Comité de Servicios Armados del Senado.

En su introducción, el presidente del comité, senador Carl Levin, reforzó recientes intentos estadunidenses de expandir el alcance de la guerra Afganistán-Pakistán –la más mortífera y prolongada del mundo– hacia el oeste y el sur, señalando que “Al Qaeda y violentos extremistas que comparten su ideología no se encuentran sólo en la región Afganistán-Pakistán, sino en sitios como Somalia, Mali, Nigeria y Níger”.

En su informe formal, Ward mostró una discreción semejante y expandió el área de “contraterrorismo” (CT) del Pentágono aún más lejos del Sur de Asia: “El Africom ha concentrado la mayor parte de sus actividades de refuerzo de capacidad CT en Kenia, Etiopía, Djibouti y Uganda, que, aparte de Somalia, son países directamente amenazados por terroristas”.

También habló de la actual ofensiva del “gobierno de transición para recuperar partes de Mogadiscio”, y declaró: “Pienso que es algo que debemos hacer y apoyar”.

El senador Levin y el general Ward incluyeron ocho naciones africanas en la categoría ampliada de la Operación Libertad Duradera de la guerra afgana, países que van desde el extremo nororiental del continente (el Cuerno de África) al extremo oeste (el Golfo de Guinea, rico en petróleo). Los militares de Estados Unidos ya han participado en operaciones de contrainsurgencia en Mali y Níger, contra rebeldes de la etnia Tuareg, que no tienen vínculos concebibles con Al Qaeda, lo que no se desprende de los comentarios de Levin.

Entre el sur de Asia y África, está Yemen en la Península Arábiga. El informe del New York Times recordó a los lectores que “a Estados Unidos le preocupa crecientemente el vínculo entre Somalia y Yemen.” Por cierto, tal como establecen los comentarios de Levin, Washington (junto con sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN) está forjando un frente de guerra expandido desde Afganistán y Pakistán a Yemen y hacia África.

La extensión de la guerra del sur de Asia no ha dejado de ser observada en las capitales del mundo. Durante este año, el analista político ruso Andrei Fedyashin comentó: “Agregando los cuatro frentes –si Estados Unidos se lanzara a un ataque contra Yemen y Somalia–, tendría que invadir un territorio igual a tres cuartos de Europa Occidental; y es difícil que tenga fuerza suficiente para eso”.

La tenga o no, es exactamente lo que la Casa Blanca y el Pentágono están haciendo. La única otra objeción que se podría presentar a la descripción del autor mencionado es que también limita severamente el frente de batalla propuesto.

En los últimos seis meses se han enviado tropas somalíes a Djibouti, Etiopía, Kenia y Uganda para entrenamiento de combate; “en su mayoría, han vuelto a la capital y esperan entrar en acción”.

Además “hay unos 5 mil mantenedores de la paz ugandeses y burundeses, 1 mil 700 más están en camino y se espera que tengan un papel vital en el respaldo a las fuerzas somalíes en avance” (New York Times, 5 de marzo de 2010).

En octubre pasado, Estados Unidos dirigió 10 días de ejercicios militares en Uganda –Fuego Natural– con 450 soldados estadunidenses y más de 550 de Burundi, Kenia, Ruanda, Tanzania y Uganda. Los soldados estadunidenses fueron desplegados desde Campo Lemonier, en Djibouti, sede de la Fuerza de Tareas Conjunta/Cuerno de África del Pentágono y de más de 2 mil soldados de Estados Unidos.

Al realizarse las maniobras, un importante periódico en Uganda escribió que estaban “orientadas hacia la formación de la primera Fuerza Militar Conjunta del Este de África” (The Monitor, 14 de octubre de 2009).

Aparte de utilizar esta fuerza regional multinacional en Somalia, Estados Unidos también puede desplegarla contra los rebeldes del Ejército de Resistencia del Señor (LRA, por sus siglas en inglés) en Uganda, el Congo y Sudán, y podría incluso emplearla contra Eritrea, Zimbabue y Sudán, las únicas naciones del continente africano que no están enredadas en algún grado en cooperaciones militares con Washington y la OTAN (Libia ha participado en ejercicios navales de la OTAN y Sudáfrica ha recibido barcos de guerra del bloque).

En marzo, el periódico keniano The East African divulgó que “los legisladores estadunidenses están presionando por una ley que considere otra fase de acción militar para capturar a los rebeldes del Ejército de Resistencia del Señor”.

La fuente noticiosa agregó que la Ley de Desarme del LRA y de Recuperación del Norte de Uganda, adoptada el año pasado por el Congreso de Estados Unidos, “requiere que el gobierno de Estados Unidos desarrolle una nueva estrategia multifacética”, y como tal, “no será la primera vez que el gobierno de Estados Unidos suministre apoyo al ejército de Uganda en la lucha contra el LRA”.

“Estados Unidos ha estado respaldando a la Fuerza de Defensa del Pueblo de Uganda [UPDF, por sus siglas en inglés] con logística y entrenamiento para combatir al grupo rebelde” (The East African, 1 de marzo de 2010).

El mes pasado se anunció que el Africom ha despachado fuerzas especiales para entrenar a 1 mil soldados congoleses en el norte y el Este de su nación, donde el Congo limita con Uganda.

Se han citado declaraciones de Daniel Simpson, exdiplomático de Estados Unidos, acerca de uno de los motivos de Washington para impulsar una nueva guerra dentro y alrededor de Somalia: probar las fuerzas terrestres y aéreas del Africom en Djibouti, para la acción militar directa en el continente.

Un informe de United Press International del 10 de marzo, publicado bajo la rúbrica de noticias energéticas, ofreció otra explicación. En un artículo intitulado “África del Este es la nueva zona álgida del petróleo”, la agencia noticiosa reveló que “África del Este emerge como el próximo boom del petróleo después de un gran descubrimiento en la Cuenca del Lago Alberto de Uganda. Se han encontrado otras reservas de petróleo y gas natural en Tanzania y Mozambique; se realiza exploración en Etiopía e incluso en Somalia, desgarrada por la guerra”.

La región es, en boca del director ejecutivo occidental de una firma en busca de petróleo, “la última área con verdadero alto potencial en el mundo que no ha sido plenamente explorada”.

El artículo agrega: “Se estima que en la región del Lago Alberto, situada en el centro de África, entre Uganda y la República Democrática del Congo, hay varios miles de millones de barriles de petróleo. Es probable que sea el mayor campo en tierra hallado al sur del Desierto del Sahara en dos décadas”.

También habló de un “vasto territorio de 350 mil kilómetros cuadrados en Etiopía, sin salida al mar que podría contener considerables reservas de petróleo. También se calcula que hay 4 billones de pies cúbicos de gas natural.

“Un estudio de 1993 de Petroconsultants de Ginebra concluyó que Somalia tiene dos de las cuencas con más interés potencial para la producción de hidrocarburos en toda la región –una en la región central Mudugh, la otra en el Golfo de Adén. Análisis más recientes indican que Somalia podría tener reservas de hasta 10 mil millones de barriles” (United Press International, 10 de marzo de 2010).

Aliados de Washington en la OTAN también están profundamente involucrados en la militarización de África del Este.

El 10 de marzo, la OTAN extendió su operación naval Escudo Oceánico en el Golfo de Adén, frente a la costa de Somalia, que se prolongará hasta el fin de 2012, una extensión sin precedentes de 33 meses. El 12 de marzo, el “Grupo Marítimo Permanente 2 de la OTAN se hará cargo de misiones del Grupo Marítimo Permanente 1 de la OTAN para la tarea de cuatro meses. El cambio aumentará la contribución de la OTAN de cuatro a cinco barcos…” (Stars and Stripes, 11 de marzo de 2010).

En las mismas audiencias del Comité de Servicios Armados del Senado a las que se dirigió el comandante del Africom, William Ward, el comandante supremo aliado en Europa de la OTAN, almirante estadunidense James Stavridis, “señaló que 100 mil soldados de la OTAN están involucrados en operaciones expedicionarias en tres continentes, incluyendo operaciones en Afganistán, frente a la costa de África y en Bosnia” (evidentemente quería decir Kosovo en lugar de Bosnia).

Stavridis, quien es al mismo tiempo máximo jefe militar del Comando Europeo de Estados Unidos, dijo que “la naturaleza de las amenazas en este siglo XXI [va] a exigir algo más que quedarnos sentados detrás de nuestras fronteras”.

También dijo que considera que “Irán es alarmante en muchos aspectos” y mencionó específicamente el “terrorismo patrocinado por el Estado, la proliferación nuclear y su proyección política en Latinoamérica”.

El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, volvió recientemente de Jordania y el Estado del Golfo Pérsico de Bahréin, donde presionó a ambas naciones para que apoyen la guerra en Afganistán y las operaciones navales de la Alianza.

“El máximo responsable de la OTAN dijo [el 9 de marzo] que ha pedido a Jordania y a Bahréin que contribuyan a operaciones navales de la alianza de lucha contra el terrorismo y la piratería en el Mediterráneo Oriente y en el Golfo de Adén, al terminar una visita a los dos países. La OTAN quiere aumentar la cooperación con Estados árabes y musulmanes, porque los ve como importantes aliados en una serie de misiones, incluido el importantísimo despliegue en Afganistán.”

Respecto de los casi nueve años de la Operación Esfuerzo Activo del bloque militar occidental en todo el Mar Mediterráneo y su Operación Escudo del Océano en el Golfo de Adén, Rasmussen dijo: “Nos gustaría mucho fortalecer la cooperación (con Bahréin y Jordania) dentro de estas operaciones”.

Durante su estadía en Jordania, estuvo fortaleciendo lazos militares con la cooperación del Diálogo Mediterráneo de la OTAN –Argelia, Egipto, Israel, Jordania, Mauritania, Marruecos y Túnez– y en Bahréin, reforzando la Iniciativa de Cooperación de Estambul que apunta a los seis miembros del Consejo de Cooperación del Golfo: Bahréin, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos.

Bahréin, Egipto, Jordania y los Emiratos Árabes Unidos tienen personal militar que sirve bajo la OTAN en Afganistán.

A fines de febrero, una delegación de las 53 naciones de la Unión Africana (AU) visitó el cuartel general de las Potencias Aliadas en Europa, de la OTAN, en Mons, Bélgica.

“La OTAN sigue apoyando la African Union Mission to Somalia (Amisom) a través de la provisión a pedido de transporte estratégico por mar y aire para naciones que contribuyen con tropas al Amison. El último apoyo de transporte aéreo ocurrió en junio de 2008 cuando la OTAN transportó un batallón de mantenedores de la paz burundeses a Mogadiscio.”

El 10 de marzo, Amisom desplegó tanques para impedir la captura del palacio presidencial somalí por rebeldes.

El bloque de la alianza militar del bloque Noratlántico, que en los últimos años ha realizado ejercicios en gran escala en África Occidental, e inauguró su Fuerza de Reacción internacional en Cabo Verde en 2006, también apoya la “operacionalización de la Fuerza de Alerta Africana –la visión de la Unión Africana para un aparato continental de seguridad a disposición similar a la Fuerza de Reacción de la OTAN”.

En mayo de 2010, la Unión Europea, cuyos miembros coinciden en gran parte con los de la OTAN y que está empeñada en una intensa integración con el bloque militar en una escala global, comenzará a entrenar a 2 mil soldados somalíes en Uganda.

El brigadier general Thierry Caspar-Fille-Lambie, oficial comandante de las fuerzas armadas francesas en Djibouti, dijo: “Las tropas somalíes serán entrenadas con las capacidades militares necesarias para ayudar a pacificar y estabilizar ese volátil país”.

Emitió esa declaración “en la ceremonia de clausura de cuatro semanas de entrenamiento operativo de 1 mil 700 soldados ugandeses que serán desplegados”, en Somalia, en mayo. El embajador francés en Uganda dijo: “Los soldados de la UE trabajarán en estrecha colaboración con la UPDF para entrenar soldados somalíes”.

Los 2 mil soldados que serán entrenados por la UE representarán todo un tercio de un ejército somalí proyectado de 6 mil hombres.

Los planes de la tríada global Estados Unidos-OTAN-UE incluyen un papel militar colectivo aún mayor en la nueva rebatiña por África. El 4 y 5 de marzo, una delegación del Africom se reunió con funcionarios de la Unión Europea en Bruselas, “en busca de cooperación de la UE en África,” específicamente en “áreas en las que la cooperación podría ser posible, sobre todo en la próxima misión de la UE para entrenar a soldados somalíes” (Europolitics, 5 de marzo de 2010).

Tony Holmes, el adjunto del comandante para actividades civiles-militares del Africom, dijo: “Somalia es un área en la que vamos a hacer mucho más, la Unión Europea ya está haciendo mucho y hará aún más…

“Somalia es muy importante para nosotros. La Unión Europea participa en el entrenamiento de somalíes en Uganda y eso es algo en cuyo apoyo podríamos trabajar estrechamente.”

La delegación del Africom, incluyendo al general de división Richard Sherlock, director de estrategia, planes y programas, también discutió la “cooperación en contraterrorismo con la UE en la región del Sahel, notablemente en Mauritania, Malí y Níger…”

A fines de enero, el jefe del Comité Militar de la OTAN, almirante Giampaolo Di Paola, dijo “que la Alianza está en discusión con un Estado del Golfo para enviar aviones Awacs, para una misión de reconocimiento sobre Afganistán en apoyo de su misión en la ISAF [International Security Assistance Force] y también contra la piratería frente a Somalia” (Kuwait News Agency, 28 de enero de 2010).

Para demostrar que la operación contra la piratería de la OTAN frente a la costa de Somalia tiene otros objetivos que los reconocidos, a comienzos de este año un portavoz de la OTAN anunció que el contingente naval del bloque en el Golfo de Adén “tiene ahora la tarea adicional” de intervenir contra un despliegue ficticio de combatientes somalíes a través del Golfo hacia Yemen.

El vocero Jacqui Sheriff dijo que “los barcos de guerra de la OTAN estarán atentos a cualquier cosa sospechosa” (Canwest News Service, 1 de enero de 2010).

Es como si los combatientes somalíes de al-Shabaab no tuvieran otra cosa que hacer mientras Estados Unidos prepara un asalto general en su contra.

Cinco días después del artículo del New York Times, que detalla los planes de guerra estadunidenses en Somalia, el Washington Times da seguimiento y agrega a ese informe: es “probable que” las operaciones de Estados Unidos “sean la demostración más abierta de respaldo militar de Estados Unidos desde la malograda Operación Devolver la Esperanza de 1992…” (Washington Times, 10 de marzo de 2010).

“Aviones de vigilancia sin tripulación han estado dando vueltas sobre Mogadiscio en los últimos días, al parecer identificando posiciones insurgentes mientras el gobierno federal transitorio pone en orden sus fuerzas. Consejeros del ejército de Estados Unidos han estado ayudando a entrenar las fuerzas del gobierno federal, que han sido equipadas en gran parte con armas estadunidenses de un valor de millones de dólares, enviadas por avión a Mogadiscio durante las últimas semanas.”

El informe del periódico señala además: “No está claro cuándo comenzará la ofensiva. En las calles se rumorea que será en las próximas semanas…” La campaña ya ha comenzado.

“Después de proteger Mogadiscio, la ofensiva, apoyada por milicias aliadas al gobierno, por lo menos por ahora, probablemente continuará contra al-Shabaab en el campo del oeste y el sur hacia la frontera con Kenia” (Washington Times, 10 de marzo de 2010).

Después de la capital, todo el país. Después de Somalia, la región. La guerra no ha hecho más que empezar.

CONTRALINEA 174 / 28 DE MARZO DE 2010

Texto traducido del inglés por Germán Leyens