Ignacio Ramonet disertó en la Universidad Católica de Córdoba. “Crisis de Siglo, Refundación del Porvenir y Papel de los Medios de Comunicación” fue el tema de la conferencia realizada el miércoles pasado en el auditorio de esa casa de altos estudios.
El encuentro contó con el auspicio de la Asociación Iberoamericana de Derecho de la Información y de la Comunicación (AIDIC), y Radio Nederland (RN) y las Universidades Católica y Nacional de Córdoba.

Previo a la actividad central, en un hotel céntrico, se realizó una rueda de prensa con medios gráficos, digitales y la televisión cooperativa. Café de por medio, amable y riguroso, el intelectual español respondió a las preguntas mientras duró el encuentro por cierto breve. Prensared, uno de los medios presentes, ofrece una síntesis de esa reunión. En próximas entregas publicará la transcripción de la conferencia y el debate posterior.

Los temas planteados fueron la pérdida de identidad y la compleja situación laboral que viven los periodistas en Europa. Explicó que las causas obedecen en gran medida a la crisis económica producida por la pérdida de credibilidad que enfrentan los medios concentrados. Los periodistas, entonces, pasan a ser las primeras víctimas porque aumentan la precarización laboral y la pérdida de derechos. También abordó la cuestión de la enseñanza y la disputa por la democratización de los medios en América Latina.

En relación a la formación que imparten las facultades de comunicación consideró que la especialización profesional es una opción. Utilizó la metáfora “latifundios de la comunicación” para explicar la puja que se viene dando en Latinoamérica entre los gobiernos y los medios hegemónicos y comparó a este proceso de reformas con la disputa por la tierra.

Sobre la crisis de identidad reflexionó que “el periodismo está atravesando, de nuevo, un mal momento. Se ha complicado, porque los dos grandes sectores de empleo que son la prensa escrita y la televisión en este momento están en crisis económica. En todos los países del mundo la prensa escrita está perdiendo audiencia, ventas y publicidad. Están reduciendo plantillas, no reclutando y transformando sus estatutos. Los que eran fijos, ahora son precarios, y esto es muy grave”.

Desde un ejemplo local explicó una realidad que se observa a escala internacional. “En una provincia como San Juan, de 600 mil habitantes, hay 120 emisoras de radio. No hay publicidad para esa cantidad de radios, ni empresarios que paguen un salario decente”, afirmó.

También destacó los cambios en las condiciones laborales como un condicionante para el desempeño. Por caso, recordó que antes las empresas le pedían a un periodista de prensa escrita que “supiera de lo que va a hablar, que vaya a la biblioteca y sepa del tema”. Y puso como modelo a su amigo Ryszard Kapuscinski quien antes de viajar a Etiopía, leía libros sobre el tema, y tenía el tiempo suficiente y la libertad para decidir cuando el trabajo estaba listo para ser publicado.

En contraposición ubicó la cobertura del terremoto de Haití realizada por los reporteros europeos. Tras la catástrofe –señaló- “llegan miles de periodistas, una plaga que se añade a la plaga, porque hay que gestionarlos y lo primero que dicen es que el gobierno es incapaz de poner orden porque no tienen alojamiento ni agua para ellos, no para la gente”.
Mientras, la empresa que los envió les pide un reporte “cuando ni siquiera han salido del aeropuerto porque no hay transporte, no conocen la historia del país, ni la lengua. Todo eso hace que el periodista viva situaciones muy complicadas”. Entre ellas aludió a la multifunción del trabajador de prensa. “En vez de mandar a un periodista que escriba y a otro que filme, uno deberá hacer todo y lo hará mal. No digo que no sea honesto, no tiene tiempo para prepararse. Lo único que hace es enterarse de lo que pasa por CNN o por alguna radio de Santo Domingo y repetir eso”.

“Tenemos un sistema que es amnésico, que solo vive con la rapidez, y que además es puramente coral. Usted verá las mismas imágenes, los mismos análisis. Entonces, para qué sirven esa cantidad de medios si en realidad es la misma canción. Es como una misa de Mozart”, graficó.

Frente a esta cuestión el lector o receptor no recibe la información necesaria y además es compelido a ayudar. “El receptor en esos momentos se encuentra culpabilizado, hostigado por el medio porque no da la cantidad suficiente de cosas. Es la privatización de la ayuda”, sostuvo. En ese sentido, recordó que son los Estados los responsables de acercar soluciones y no los ciudadanos. “Se estima que los estragos en Haití son del orden de los 40 mil millones de dólares y entre los países que se han reunido han juntado 150 millones”, puntualizó.

En relación a la formación evaluó que “es una gran responsabilidad formar a centenares de periodistas para un sistema que los absorbe cada vez más difícilmente”. En ese sentido ratificó una idea que hace tiempo viene pregonando: poner énfasis en la especialización. “Creo que hay que especializar a los periodistas porque el gran reportaje es un cosa, pero si queremos hacer periodismo de fondo hay que especializarse”. Y deslizó que otra opción sería reclutar científicos sobre todo del campo de las ciencias ecológicas y económicas y formarlos periodísticamente.

Ante la pregunta sobre la disputa entre el gobierno y los medios hegemónicos respondió que no conoce en detalle el caso argentino y se explayó sobre Venezuela. Afirmó que los dueños de los medios de comunicación fueron los autores intelectuales de reiterados intentos de golpes de Estado y reveló que expanden una estrategia internacional que sataniza a Chávez. Destacó, además, que el sector privado es el que más cantidad de medios posee.

“Del mismo modo que antes se pedía reforma agraria contra los latifundios hoy se piden reformas mediáticas, y avanzan como han acabado por avanzar las agrarias. Recuerde que hasta el 50 y 60 el simple hecho de que algún gobierno propusiera una reforma agraria le venía un golpe de Estado y la guerra Civil española sobrevino porque la república quería hacer una reforma agraria”, manifestó. Al mismo tiempo expresó que no había que sorprenderse por la reacción de los grupos concentrados ya que “sería anormal que se queden de brazos cruzados” y abogó por la profundización del debate.

Fuente: www.prensared.com.ar