El territorio triqui se ubica en el entronque de las regiones Mixteca Alta y Mixteca Baja, del estado de Oaxaca, tierra pródiga en recursos naturales. Cosechan café, maíz, plátano y toda clase de frutos.

Los triquis conforman un pueblo de resistencia, históricamente violentado y despojado. Por más de medio siglo, han sido desplazados de su tierra originaria. Entre 30 mil y 40 mil triquis, cerca de las dos terceras partes de la población total, habitan fuera de su lugar de origen.

Viven desde hace más de medio siglo en un contexto de violencia, derivada de acciones ajenas a la comunidad.

Los embates de los mestizos para apoderarse de las riquezas naturales del territorio triqui vinieron acompañados de un discurso ideológico: se les forjó un mito de “bárbaros” y “violentos”.

“Son una tribu semisalvaje”, refirió en 1956 Leoncio Caloca, entonces presidente municipal de Santiago Juxtlahuaca. Y, bajo ese discurso, autoridades y grupos de poder de la región han justificado la represión y el despojo contra la comunidad.

“Sin embargo, el pueblo triqui se ha caracterizado por su larga trayectoria histórica de movilización por la defensa de sus derechos y de su identidad, de resistencia contra el dominio racista y la explotación”, señala López Bárcenas en el libro San Juan Copala, dominación política y resistencia popular.

El texto –de 335 páginas y un encartado de 28 fotografías y dos mapas– narra el devenir histórico de los triquis, un pueblo en casi permanente resistencia; algunas veces, armada.

La dominación prehispánica sometió a la comunidad triqui. Ejércitos aztecas y gobernantes mixtecos cobraron tributo en la región. El sometimiento español erradicó su estructura tradicional basada en usos y costumbres; los despojó de tierras y explotó su fuerza de trabajo, destruyó templos y códices.

Fue después de la Independencia cuando inició el levantamiento indígena triqui, con la batalla de Hilarión en la primera mitad del siglo XIX. Hilario Alonso Medina y su hermano Jacobo, que habrían peleado bajo las órdenes de José María Morelos y Pavón, acompañados de 230 hombres armados, se levantaron contra el gobierno emanado de la Independencia. La rebelión de la montaña triqui buscó la restitución de sus tierras comunales.

Luego de la Revolución Mexicana, comenzó la pugna entre triquis. La introducción del café, la sujeción a la que fueron sometidos por la burocracia política y militar del estado y la discriminación de los mestizos fueron las razones principales que hicieron de la región triqui de Copala un sitio hostil, explica López Bárcenas.

En 1975, los triquis declaraban tener entre 1 mil 500 o 2 mil armas. A la comunidad la armaron los mestizos “para que se mataran entre ellos”, subraya López Bárcenas. También les entregaban alcohol a cambio de café, plátano o trabajo; así se logró la descomposición social.

Alcohol, armas, falta de escuelas y una forma de organización tradicional, que los órganos estatales calificaron como “anarquía”, fueron razones suficientes para que las autoridades suprimieran tres de sus municipios y, con ellos, su forma de organización.

La intervención militar ante la violencia al interior de la comunidad resultó en la militarización de su territorio. En 1956, ante los abusos y la extorsión, los triquis asesinaron a tres militares. Como respuesta, los militares bombardearon por aire el barrio Cruz Chiquita; los invadieron por tierra, quemaron sus casas y ametrallaron la ranchería. Se trató del primer bombardeo del Ejército Mexicano “moderno” contra una comunidad indígena y campesina.

En la década de 1970 imperaba todavía la violencia. Y ante el temor de que la guerrilla de Lucio Cabañas se extendiera a Oaxaca por San Juan Copala, el gobierno desarrolló un plan de intervención, en el que utilizó al Partido Revolucionario Institucional para actuar en la vida política de la región, lo cual dio inicio a una cruenta pugna por el poder.

El hecho que determinaría finalmente la unificación triqui y la necesidad de gestar un movimiento organizado, independiente, para recuperar su territorio, trabajar por la paz, conocer sus derechos, resolver los conflictos agrarios y formar cooperativas para comercializar sus productos, fue la reducción de su territorio, a partir de una resolución emitida desde la Presidencia en 1973.

Es así como surge el Club, en 1975; el Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT), en 1981, y con ellos la intensificación de la violencia priista, militar y policial. Asesinatos, detenciones arbitrarias, robos, saqueos y quema de viviendas se convirtieron en hechos comunes en la región.

La obra del abogado e investigador documenta el proceso de resistencia del pueblo triqui hasta la conformación de su autonomía en diciembre de 2006, cuando el pueblo indígena desfiló hasta el chuman’a, centro ceremonial y político, para declarar a San Juan Copala municipio autónomo. Y “decirle al gobierno federal y estatal que los indígenas no han desaparecido del planeta”.

Ficha bibliográfica:
Autor: López Bárcenas, Francisco
Título: San Juan Copala, dominación política y resistencia popular. De las rebeliones de Hilarión a la formación de municipio autónomo
Edición: Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Xochimilco, 2009

FUENTE: CONTRALÍNEA 176 / 4 DE ABRIL DE 2010