Jorge Ezequiel Sánchez fue un habitante lúcido, brillante, laburador y solidario de muchas redacciones, aunque en sus últimas dos décadas solo los periodistas de La Razón y Clarín tuvieran el privilegio de compartir con él una profesión que el Negro enaltecía.

El sábado por la noche, cuando la noticia dio el golpe en frío, un número de colegas que se agrandó con las horas, pasó de la bronca al recuerdo, de la anécdota al comentario que se hacía cargo de la forma en que El Negro se entendió con la vida.

Amigos, alumnos y compañeros del oficio hicieron el recorrido por sus sueños, sus obsesiones, sus trabajos, sus sentimientos, pensaron en su familia y se imaginaron, todos juntos, ser El Negro Sánchez escribiendo para Acción, con delicadeza, capacidad de observación, calidad conceptual y esas palabras, y no otras, su propio perfil.

Chau Negro, los compañeros de la UTPBA te vamos a extrañar.