El número mayor de damas en el padrón electoral, así como la amplia participación de ellas en diversas actividades, hacen ver a mujeres activas, por buenas o malas razones.

No debemos olvidar un caso negativo a todas luces: la inclusión de un número importante de jóvenes en las pasadas elecciones federales. Más de una decena triunfó en sus distritos electorales, pero fueron incluidas únicamente para que les dejaran el lugar a machos que estaban como suplentes. A ellas se les motejó de Juanitas, para compararlas con Rafael Acosta, Juanito, quien luego de ganar en Iztapalapa tuvo que ceder su puesto a Clara Brugada.

El pasado 10 de mayo, día que se festeja a las madres, supimos de algunas celebraciones que ejemplificaron, claramente, el manipuleo de las señoras.

Dos resaltaron: el federal a cargo de Felipe Calderón y el encabezado por el más popular de los priistas, Enrique Peña Nieto.

En el del Ejecutivo se acarrearon más de 3 mil personas de los estados de Guanajuato, Michoacán, Hidalgo y Jalisco. La movilización estuvo a cargo de la Secretaría de Desarrollo Social, la cual tiene varios programas: Guarderías, Apoyo a Comunidades, Servicios de Salud, et ál.

No obstante que hubo canciones y vivas a la pareja de Los Pinos, incluso petición de beso que se cumplió entre Felipe y Margarita, una buena cantidad de asistentes se quejó por lo cansado del viaje, la falta de alimentos –ya que sólo recibieron una cajita feliz– y la imposibilidad de tener instalaciones para hacer sus necesidades. Acarreo como en los viejos tiempos.

Mientras que más de 4 mil señoras del Estado de México se reunieron con Peña Nieto. A quienes encabezaron el acto se les obsequiaron licuadoras. Las crónicas oficiales destacaron que Enrique es popular y hasta codiciado por ellas. Incluso una de las presentes se aventó la siguiente frase: “Enrique, yo no soy tu Gaviota, sino tu Guajolota”.

Formas tradicionales de ver, en el día de la progenitora, lo tradicional, lo insustancial, lo que tiene como objeto la sumisión y una supuesta adoración que es momentánea y falsa.

En el número 136 (abril de 2010) de la revista Letras Libres, hay varios ensayos acerca de la insurgencia de las féminas. El título de la portada es “Mujeres por la libertad”. Algo que debemos propiciar los hombres de forma cotidiana, y no simplemente pensar que una fecha es la importante para mostrar nuestro amor y respeto al género opuesto.

Al leer “La cruzada de las mujeres”, elaborado por Nicholas Kristof y Sherly Wu Duna, encontramos esto: “Durante el siglo XIX, el desafío moral más grande fue la esclavitud. En el siglo XX fue el totalitarismo. En este siglo es la brutalidad ejercida sobre tantas mujeres y niñas alrededor del mundo”.

Una de las cuestiones más graves actualmente es la trata de blancas (y negras), negocio de lo más redituable y criminal. El cual pareciera que se acrecienta en lugar de disminuir. Lo peor, México es uno de los paraísos donde se dispara el tráfico y explotación de seres humanos.

Vale recordar el famoso texto de Lydia Cacho, Los demonios del edén, donde se plantea cómo individuos hoy en campaña: Miguel Ángel Yunes, candidato panista al gobierno de Veracruz, y Emilio Gamboa Patrón, dirigente de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares, forman parte de la red de pederastas. Sin olvidar que, por esa investigación, el terriblemente famoso Mario Marín, apodado por Kamel Nacif el góber precioso, intentó recluir a la periodista.

Otra compañera de escritura, Sanjuana Martínez, entrevista a una muchacha colombiana enganchada por el tráfico japonés, la cual relata su viacrucis en Japón a manos de la organización criminal Yakuza, que es protegida o desdeñada por la gendarmería nipona.

Frente a esos desafíos, y a otros como la esclavitud a que son llevadas las integrantes de agrupaciones como Los Legionarios de Cristo, a través de Regnum Christi, hay ejemplos alentadores.

El de Anna Politkóvskaya, la periodista rusa que ofrendó su vida y sus amores para decir la verdad acerca de la ocupación de su país en Ucrania.

Tenemos, asimismo a la mexicana Elvira Arellano. Ella estuvo varios meses recluida en una iglesia protestante de Chicago para que no la deportaran, pues su hijo Saúl nació en Estados Unidos. Elvira ahora es una activista que apoya a los migrantes en su batalla por los derechos humanos. Asunto importantísimo por la actual ley racista SB 1070 de Arizona.

Hay en el mensuario de Enrique Krauze una colaboración de la bloguera cubana Yoani Sánchez acerca de las famosas “Damas de blanco”, quienes hace siete años luchan a favor de los presos políticos de Cuba.

Recientemente, gracias a la intervención del arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, el gobierno de la isla mayor de las Antillas aceptó que las señoras puedan marchar los domingos sin ser hostigadas ni reprimidas (Reforma, 11 de mayo de 2010).

Esfuerzo imprescindible para la liberación del ser humano, el de las mujeres.

CONTRALÍNEA 185 / 06 DE JUNIO DE 2010