La sentencia reza que cuando la fiera está herida es mucho más peligrosa. Y las circunstancias revelan que esto tiene algo de verdad. El acoso de LAP carece de límites y algunos cortos circuitos emocionales deben haberse producido luego de la lectura de ¡Todavía hay jueces en Perú!.

No soy culpable, don Jaime Daly Arbulú, de las decenas de miles de dólares con que usted paga al grupo de abogados que encabeza Luis Vargas Valdivia. Mucho menos que los resultados de los juicios planteados contra mí le hayan obsequiado como “reparación civil” las espectaculares sumas de S/ 2 mil y S/ 3 mil. Ante la opinión pública es obvio el resultado de quién es quién en esta cacería y somos varios los periodistas perseguidos por usted y su empresa. Los accionistas de Lima Airport Partners, algún día, le pedirán cuentas de su dispendio.

Los jueces están alimentados, no pocas veces, de las malas direcciones o imprecisiones que los querellantes suministran con el propósito de lograr que los querellados sean puestos en riscos peligrosos para su libertad. Este es un caso típico.

A la potencia dineraria a manos llenas de esa empresa, respondo con la verdad genuina consagrada a la defensa del patrimonio de los peruanos. A la insolencia crematística contesto ratificando mi devoción por las causas del Perú. No serán los millones de dólares los que nos despojen de la dignidad altiva, riqueza material más que modesta, pero firmeza para seguir denunciando imposturas y estafas al Perú.

Lea. Opine. Forme su propia opinión. Y su solidaridad, de ser el caso, más que bienvenida.

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¡Enjaulen al periodista 1!
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¡Enjaulen al periodista 2!
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