EXPROPALM S.A. llegó a convertirse en la primera exportadora de palmito a nivel mundial, a principios de esta década. Sin embargo, en la actualidad es una empresa que irrespeta los derechos laborales de sus trabajadores.

No se puede creer cómo los accionistas de EXPROPALM S.A. confiaron el manejo de su empresa, en los últimos años, a gerentes incapaces e irresponsables (algunos de ellos incluso familiares), que hicieron del lucro personal un objetivo, en perjuicio del bienestar colectivo de los trabajadores.

Cuando la corrupción fue evidente, uno a uno estos malos administradores se retiraron de EXPROPALM S.A, con los bolsillos llenos, y dejando a la empresa con una deuda superior a los tres millones de dólares. Lo increíble es que los accionistas nada hicieron al respecto, a pesar de conocer en cada sesión de directorio, en cada balance semestral y anual, que algo anómalo ocurría.

Como siempre sucede en estos casos, las consecuencias recaen sobre los trabajadores honestos, quienes día a día, durante muchos años, dieron su mejor esfuerzo para el crecimiento de EXPROPALM S.A.

Crisis y despidos intempestivos

La crisis fue inevitable y la otrora empresa líder en el comercio mundial de palmito está en quiebra. La “grandiosa” solución de los ejecutivos, que cumplen el deshonroso cargo de representar los intereses de los accionistas, fue despedir a los empleados de base: más de 200 trabajadores de la planta de EXPROPALM S.A., con sede en La Concordia, fueron obligados a firmar renuncias, con liquidaciones paupérrimas, que violan los derechos más elementales del Código del Trabajo. Lamentablemente, el desconocimiento de los obreros en materia laboral y el miedo a no recibir ni siquiera un centavo de liquidación, hizo que firmaran cualquier documento.

Todavía quedan 100 empleados más, a quienes se les adeuda las remuneraciones de mayo, junio y julio de este año, sin que los representantes legales den una solución (clara, coherente y urgente) al respecto.

¿Quién responde por Flor Cortez? Una trabajadora de 34 años de edad, que lleva siete años en la empresa, y que está a días de dar a luz y no puede atenderse en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, porque la empresa está en mora con el IESS? (EXPROPALM S.A. adeuda cerca de 200 mil dólares al Seguro Social; también mantiene una importante deuda con el Servicio de Rentas Internas, SRI, institución que ya la clausuró por dos veces consecutivas.)

¿Quién responde por Cecilia Miniguano, madre soltera y trabajadora de la compañía, quien tiene un niño de ocho años con parálisis cerebral, que necesita de medicación, terapias y constante revisión médica?

¿Quién responde por los trabajadores de EXPROPALM S.A. que hace dos meses y medio no cobran un centavo? ¿Quién responde por sus familias, por sus angustias y preocupaciones? ¿Acaso los gerentes que quebraron a la empresa y que ya no están? ¿Acaso los titiriteros legales de los accionistas? ¿Acaso los accionistas, su directorio, los “empleadores”?

Organización y unidad

Ante este atropello laboral, y amparados en los derechos constitucionales y legales que el marco jurídico del país permite, los trabajadores de EXPROPALM S.A. han formado una organización sindical y un comité de empresa.

Con esta perspectiva de unidad y justicia laboral, los empleados de EXPROPALM S.A. han iniciado acciones legales en la Inspectoría del Trabajo para buscar una solución inmediata a sus conflictos colectivos.

Ojalá que al Ministerio del Trabajo no le tiemble la mano; ojalá que sus autoridades no tengan relación alguna (parentesco, amistad o intereses) con los accionistas o los empleadores de la empresa, y hagan cumplir lo establecido en el Código del Trabajo.

De igual forma, y de ser necesario, se espera que los tribunales de justicia actúen apegados a la ley y en defensa de los trabajadores honestos.

Doscientos ecuatorianos fueron ya despedidos ilegalmente (la mayoría no encuentra otra fuente de ingresos); cien compatriotas más alargan la agonía… ¿Quién da la cara en la EXPROPALM?