Un día más de éste otoño que no quiere irse. Tarde, al caer, humedad de Buenos Aires. Los dos llegan juntos a la ANC, como siempre, como siempre.
Felicia y Federico Bonino, compañera e hijo de Mario Bonino, desaparecido y asesinado en noviembre de 1993 en plena lucha de la UTPBA contra las agresiones y ataque a los periodistas. Menem en el gobierno. Muchos escondidos y callados. La UTPBA decía: "La Peor Opinión es el Silencio" y movilizaba a miles de comunicadores y organizaciones en las calles.
Mario, periodista de Diario Popular, Sur y La Razón, era un hacedor de aquella lucha. La de siempre.
"Estamos junto a ustedes. Veo en cada pelea, en cada hecho que produce la UTPBA a Mario. El estaría aquí y no en otro lugar. Conocía a sus enemigos, los conocemos nosotros. Venimos a ayudar en lo que quieran", así, sin muchos rodeos y presa de una bronca contenida, Felicia vino y lo dijo.
Igual que Fede, imposible de no ver a Mario en él: son un calco.
"Yo no me equivoco, sé lo que pensaba mi viejo de ustedes. El llevaba las ideas de la UTPBA. Yo también. Que se sepa".
"No nos equivocamos: sabemos quiénes fueron los que pelearon por justicia y verdad. Sabemos quiénes pelearon y pelean todos los días. Como lo hacía mi viejo, junto a la UTPBA".
"Escribiremos algo y lo mandaremos", dijeron. Sin saber que ya estaba todo dicho.
Sin lugar a dudas Mario Bonino compañero, militante y periodista, estaría recorriendo empresas, escribiendo, pateando cada rincón del gremio en la lucha por una Vida mejor, en la lucha contra los "mierdosos", como solía decir. Siempre. Siempre.
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