El Encuentro se compuso de diferentes talleres, donde se trataron temas relacionados con las mujeres, tales como: violencia, trata, prostitución, sexualidad, métodos anticonceptivos y aborto, identidad, género, adolescencia, entre muchos otros. La idea de estos talleres es poner en común los diferentes puntos de vista de todas y cada una, para cerrarse en conclusiones donde todas las voces son escuchadas. Esta heterogeneidad de voces destapa cuestiones complejas para ser analizadas de manera simplista, pero permite a la vez que todas las problemáticas expuestas se pongan a la luz de toda la sociedad, y lograr, de esa manera, un cambio en nuestras concepciones previas de lo que significa ser mujer.

Históricamente, los talleres de aborto son los que más pasiones y conflictos despiertan. Este año no fue la excepción, y pudimos ver cómo ciertos grupos, con años de militancia -quienes aluden a la necesidad del voto para darle una matriz resolutiva a las conclusiones de los talleres- intentaban desterrar al ala más religiosa del Encuentro, con respuesta violenta por parte de hombres de la Iglesia quienes, en alegato para salvar a sus novias, madres y esposas, intentaron ingresar con palos a las aulas donde se desarrollaban las charlas.

Una llamativa Paraná empapelada con avisos de un rostro de bebé, con la leyenda “Ayudame a vivir”, o “Pesa menos en los brazos que en la conciencia”. Una ciudad que está entre los lugares más importantes de tránsito de las redes de trata de personas, donde por allí pasan chicas, niños y niñas que son secuestrados para sacarlos del país por la triple frontera de Argentina, Paraguay y Brasil.

Con imponentes iglesias, resguardadas de las mujeres por policías, incluso algunas valladas, como en el día de la marcha, pero no solamente con vallas metálicas, sino también humanas, un grupo de varones se entrelazaban en un rezo frente a la mirada burlona, enfadada, y atónita de miles de mujeres que marchaban por las calles de la ciudad bajo el canto de la propuesta más debatida del Encuentro: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”.

Pero más allá de este folklore ¿qué deja el Encuentro? Satisfacción entre las mujeres de poder compartir tres días con conciudadanas de todo el país, de realizar debates sumamente enriquecedores y compartir experiencias personales y ajenas, ver a tantas mujeres luchar por sus derechos, escucharse entre ellas, debatir, y marchar todas juntas, a pesar de las diferencias partidarias, por un mismo circuito en cada ciudad donde se realiza el Encuentro.

Bariloche será la próxima sede del XXVI Encuentro Nacional de Mujeres. Esta ciudad se preparará para recibir en sus aires patagónicos a miles de mujeres, las de siempre y las más nuevas que se suman cada año a este movimiento, porque como dijo una experimentada asistente: una vez que se ha concurrido, una mujer nunca más vuelve a ser la misma.

 Fuente: www.revistabrujas.com.ar.