Autor: Jorge Melendez Preciado
Sección: Opinión
5 DECEMBER 2010

Según la Procuraduría estatal, casi todo estaba aclarado, e incluso se contaba con retratos hablados de los asesinos. Pero luego, el poder federal dijo que era necesario tener abiertas todas las indagaciones, ya que hay indicios de acciones que pueden involucrar a muchos actores (el narcotráfico, suponemos).

Eso sí, como en los anotados homicidios y otros más que permanecen impunes (los de periodistas y jóvenes, por ejemplo), las declaraciones fueron tonantes: “Se aplicará todo el peso de la ley a los malhechores; no se descansará hasta dar con los responsables; habrá justicia plena y absoluta”. Pero en una caricatura de Helio Flores (El Universal, 23 de noviembre), se hace patente que es un disco rayadosin mayor relevancia.

La verdad es que hay una intranquilidad manifiesta en todas partes. No sólo porque el narcotráfico no cesa en sus acciones de todo calibre, sino porque la delincuencia no se combate seriamente a pesar de las mesas de diálogo. Díganlo si no, Alejandro Martí, Isabel Miranda de Wallace y Nelson Vargas que, acuenta gotas, y por más esfuerzos que ellos y sus familiares han realizado, no ven un castigo serio y ejemplar contra los maleantes.

En el caso de Silverio Cavazos, el asunto se complica. Ello porque dos hermanos suyos fueron detenidos en 2003 (Rafael) y en 2004 (Francisco). Ambos, involucrados en asuntos de narcotráfico. Además, el exmandatario fue acusado por el diputado del Partido Verde Ecologista de México, Mariano Trillo, por enriquecimiento inexplicable, sobre todo debido a su mansión de 11 millones de pesos. Silverio impuso al actual ejecutivo, Mario Anguiano, a quien también se le acusa de tener nexos con el crimen organizado. Por si algo faltara, el primo de Mario, Rafael Anguiano Chávez, purga una condena de 27 años en Estados Unidos por ser parte de un cártel de traficantes.

El enredo es mayúsculo, pues quien estuvo en la cumbre, en el estado donde se ubica Comala, Fernando Moreno Peña, hacía artículos para el Diario de Colima (cuyo propietario es Héctor Sánchez de la Madrid, pariente de un expresidente de la República), en los cuales hablaba de la creciente violencia en el estado. Algo cierto pero extraño en un ex que, incluso, formaba parte del grupo cercano a Beatriz Paredes en el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Curioso, Arnaldo Ochoa, un protegido de Moreno y quien no pudo llegar a la candidatura tricolor en la entidad donde nació Alberto Isaac, se refugió asimismo en la dirigencia priista. Insólito, pues es un desafío abierto entre correligionarios, los que estaban en su entidad y quienes se encontraban en la capital. Luchando todos, sin duda, por el manejo de las riendas políticas.

Tal vez por esos desencuentros y alejamientos, Beatriz Paredes tardó nueve horas en condenar el asesinato de Cavazos Ceballos. Aunque luego, la tlaxcalteca diría que al PRI ese tipo de acciones no le amedrentan para nada. Algo que aparenta valentía, pero muestra poca eficacia ante una serie de acciones criminales contra su organización.

Es sabido que en Colima, sobre todo en Tecomán, de donde era Silverio, hay entrada de estupefacientes desde hace años. En esa región, se desempeñaba con abierta facilidad el cártel de los hermanos Amezcua, presos hace tiempo. En aquellos lares, también operaba Zhenli Ye Gon, quien sigue en Estados Unidos no obstante los pedidos de extradición.

Mezcla explosiva. Hace muchos años, el articulista Manuel Buendía señaló que, en Colima, habitabannegros personajes. Entre ellos, los que se trasladarían a Jalisco para fundar la Universidad Autónoma de Guadalajara, que tenían como sobrenombre los Tecos. En los escritos del autor de Red Privada, se hablaba ya de negocios ilícitos, entre ellos el tráfico de estupefacientes.

Como sea, hay temor entre los políticos, pues a últimas fechas ellos están en la mira. Sin importar el papel que desempeñen o hayan ocupado. Por lo tanto, tendrán no sólo que andar con cuidado en el momento de sus funciones, también no bajar la guardia ya que pasen a retiro.

Pero sabemos desde hace tiempo que, al dejar el puesto no obstante lo importante que sea, los hombres del poder continúan trabajando para empresas de muy diverso tipo. Algo que se presume hacía Cavazos, pues el día que lo balearon se encontraba con el secretario de Fomento Económico del gobierno estatal, Rafael Gutiérrez Navarrete. Éste, empero, no sufrió ni siquiera un rozón de bala, lo cual demuestra que los sicarios sabían muy bien por lo que iban y cumplieron a plenitud su misión.

Lejos de solucionar los pendientes en esta trágica “guerra” contra los malosos, aumentan las víctimas de múltiples sectores sociales y, asimismo, van cayendo individuos que no tienen nada que ver en el asunto, como el médico Rafael Chávez. No se diga a los jóvenes baleados y muertos en Tabasco en un retén militar, Víctor Manuel Chan y Ramón Pérez.

Mientras eso ocurre y deja a familias enlutadas y dolidas, las autoridades insisten en que se va ganando la batalla y que no es tiempo de bajar la velocidad del combate. Pero el exalcalde de la capital colombiana, Antanas Mockus, dice que la vida es sagrada. Le resulta contraproducente hablar de agresiones y llama a realizar acciones culturales para involucrar a la población en algo que le cambie su estrés y agresividad.

Dice el filósofo y matemático: es “mejor un lápiz que una metralleta”. Y anota: “Dentro del tema cultural, por ejemplo, se redujo la aceptación social a portar armas por parte de los civiles, de un 26 por ciento a un 9 por ciento. Esto muestra que hay temas culturales detrás de los fenómenos de violencia, pero éstos pueden ser intervenidos y transformados” (Proceso 1777).

Es hora de optar: ¿violencia o cultura? Usted elija.

*Periodista

Contralínea 211 / 05 de diciembre de 2010