Defraudados del desvío que sufrió la misión original de Wikileaks, ex colaboradores de este portal han decidido advertir de los reales propósitos del fundador de esta web, Julián Assange, quien ha tenido que esquivar más problemas jurídicos; en cuanto al procedimiento en sus publicaciones, que padecimientos y persecución política.

El problema principal reside, según el ex colaborador de Wikileaks Daniel Domscheit Berg, en que Assange, llega a acuerdos comerciales con los medios comerciales de comunicación que han publicado los documentos sobre la cuestionada política exterior de los Estados Unidos, y sus redes de espionaje en todo el mundo.

Domscheit Berg, publicará próximamente un libro titulado: “Dentro de Wikileaks”, en el que señala su autor que la actitud de Julián Assange es propia de un “rey”, quien además impone sus deseos y criterios por sobre la de otros miembros de su equipo. De esta forma, destaca el ex miembro de Wikileaks, la política de Assange, pasa por “llegar a acuerdos” con los medios comerciales, para crear golpes periodísticos que buscan el sensacionalismo.

La pregunta clave, y que induce a sospechas bien fundadas, es: ¿porqué en los documentos publicados por Wikileaks, no se encuentra alguno referente al régimen de Israel? El que calla, otorga; pero también participa.

El principio de incertidumbre y la duda razonable, sobre los vínculos de Julián Assange con las autoridades del régimen de Tel Aviv, entregan las primeras pistas para despejar las interrogantes del caso.

De acuerdo con los portales informativos, La República de España y La Verdad, de Siria, Assange recibió una cuantiosa suma de dinero, entregada por funcionarios del régimen de Israel, para que Assange no revelara ningún tipo de documento sobre tal entidad.

Destacan los medios de comunicación español y sirio, que en tal pacto fue consumado en la ciudad suiza de Ginebra, a principios de 2010, con el objetivo de censurar datos y comunicaciones relativos a los ataques del régimen de Israel contra la población civil de El Líbano y palestina de Gaza, en 2006 y 2008, respectivamente.

Las fuentes del diario sirio La Verdad, confirman que las copias de los documentos secretos provenientes de las embajadas de Estados Unidos en Tel Aviv y Beirut, fueron destruidas por el propio Assange, quien, supuestamente, en el caso de conservarlos aún, es el único que posee las contraseñas para abrirlos. De hecho, comentó Assange ante los medios de comunicación, que “si algo le ocurriera”, entregaría las claves para que sus colaboradores hagan públicos otros documentos, sin precisar sobre cuáles archivos comentaba.

Para sellar el acuerdo entre Assange y el régimen de Israel, se grabó un video, donde se zanjó la prohibición para que esos documentos se difundieran.

También, el diario libanés Al Akhbar reveló que el régimen de Tel Aviv “ofreció una gran cantidad de dinero”, para obtener de forma previa los documentos relacionados con su ataque en 2006 contra Gaza, y particularmente, las actas de una reunión que se efectuó en la embajada estadounidense en Beirut el 24 de julio de ese año. Este encuentro, es considerado como “un consejo de guerra”, en el que los representantes del régimen de Israel decidían sobre las vidas de los libaneses, y fue clave para ellos para atacar al Hizbullah y sus aliados.

El mayor beneficio para el régimen de Tel Aviv reside en que, dentro de los miles de documentos que vieron la luz en medios de comunicación, webs, blogs y redes sociales, ninguno hace mención de los movimientos de ese régimen. No obstante, y de una u otra forma, los demás países fueron etiquetados.

Una de los políticos que más se congratuló, y sintió satisfacción, fue el primer ministro del régimen de Israel, Benjamín Netanyahu. Hace sentido su frase, a este respecto, ya que declaró que las revelaciones “eran buenas” para ellos.

Todo indica que el espionaje del régimen de Israel funciona a partir de compras y ventas; subastas y mejores posturas, mas no precisamente de inteligencia para actuar con prospectiva.

Indicios para esta afirmación pueden ser encontrados en las declaraciones de Netanyahu, quien en una conferencia de prensa corroboró haber “tomado la iniciativa”, con el fin de evitarse malos ratos.

Gracias a su flamante adquisición, dijo que no había ningún documento sobre su régimen “que haya sido revelado por Wikileaks”. Incluso, hasta elogió a Julián Assange, como “un héroe de la transparencia y la apertura”, en una entrevista para la revista norteamericana Time.

Fuente: HispanTV, 18/12/2010.
Este artículo apareció bajo el título de: "“Wikileaks” o, el Teatro de las Pantomimas"".