por Gustavo Pablos

Cada vez es mayor la visibilidad que alcanzan en nuestras sociedades los grupos pertenecientes a comunidades originarias. Para conocer su coyuntura, entrevistamos a Javier Lajo, uno de los líderes de los movimientos indígenas del Perú e impulsor de lo que se ha dado en llamar Movimiento al Socialismo Andino-Amazónico.
Desde hace unos años, en algunas regiones de los países del Cono Sur comenzó a conocerse, aunque sea en pequeña escala, la situación de las comunidades originarias, lo cual quizás esté motivado por la efervescencia de organizaciones que, entre otras cosas, son permeables a las necesidades y los intereses de estos grupos. Esa presencia en las calles, en los medios alternativos, en las consignas de los movimientos sociales, nos recuerda, o más directamente nos enseña, que nuestra historia se edificó sobre el silenciamiento de esas comunidades, y que ese silenciamiento fue efecto de la expropiación y, lo que es quizás peor, condujo al olvido y la falta de reconocimiento.

En este sentido los próximos años serán decisivos, ya que una vez admitida esta situación será necesaria la construcción de espacios para pensar la integración, la convivencia y la comunidad, y para esto deberán sumarse las estrategias que, desde ambos lados, han comenzado a ponerse en juego con el objetivo de encontrar los puntos de coincidencia así como de respetar y “dejar ser” los puntos de disidencia.

No obstante, la coyuntura es compleja y diversas amenazas ciñen a las comunidades de los pueblos originarios, a la vez que no deja de ser cierta la dificultad para construir puentes entre éstas y las comunidades criollas e inmigrantes. Quizás uno de los desafíos para ambos grupos de comunidades sea encontrar un lenguaje común que, al menos en algunos aspectos, contribuya al diseño de alternativas y soluciones donde también quede clara la imposibilidad de volver a una suerte de “momento cero” -anterior a lo que vino después-ni de un lado ni del otro.

Ese lenguaje común debería estar atento a los principios de diálogo y cooperación, al respeto de otros hábitos y costumbres, a la tolerancia y comprensión de formas alternativas de organización social y económica, y su vez contemplar e impulsar la posibilidad de que se concrete el canje de “deuda histórica” por “deuda externa” (la cual, a su vez, podría traducirse en proyectos ambientales y sociales).

Javier Lajo es de la Comunidad de Pocsi del Pueblo Puquina en las alturas de Arequipa, en el sur de Perú. De formación en filosofía y economía, es un activo dirigente y pensador del movimiento indígenas peruano y uno de los máximos referentes de lo que se denomina Movimiento al Socialismo Andino-Amazónico, una alternativa que se diferencia del “socialismo real” que se puso en práctica el siglo pasado como también de las propuestas más recientes, ya que realiza una crítica integral a la filosofía occidental incluido el marxismo clásico y sus elaboraciones más recientes. En opinión de Lajo, la filosofía marxista y las teorías socialistas se integran a las filas del pensamiento y de las acciones colonialistas europeas, mientras que un auténtico pensamiento de base indígena -que pueda crear las condiciones para la emancipación- sólo debe inspirarse en la sabiduría de los pueblos originarios.

En diálogo con Javier Lajo se refirió a la situación actual de estas comunidades, a las presiones políticas y económicas a que se encuentran sometidas, y a la necesidad de que se recupere el pensamiento indígena ya que tiene la riqueza suficiente para convertirse en una “alternativa filosófica, científica, tecnológica, pero sobre todo en el plano espiritual o religioso”.

La informalidad como respuesta a la expansión neoliberal

¿Cómo ve la situación actual entre los países de Latinoamérica, con las exigencias globales que impone el capitalismo neoliberal? ¿De qué manera deberían responder aquellos países con alto porcentaje de economía informal (como Perú)?

¿Cuáles son las ventajas que aporta la informalidad?

Las exigencias del capitalismo neoliberal son fundamentalmente las de su sector mas parasitario que es el de los capitales financieros especulativos, que algunos llaman “capitales vampiro” y otros “capitales golondrinos”, capitales de corto plazo que escogen un país determinado, en situación débil y de crisis y en un plazo determinado lo intervienen y lo “asaltan”, sucedió así en Argentina, hace algunos años, pero “se les paso la mano” y tuvieron que re-inventar otras estrategias que no depriman tanto a los pueblos afectados, porque eso podría provocar revoluciones “incontrolables”; actualmente aplican estas nuevas estrategias “vampirescas” en los EEUU (hay que recordar cuantos billones de dólares se levantaron los banqueros amigos de Bush antes de que éste se vaya a su casa) y en Grecia (en donde ensayan actualmente una intervención masiva en la UE). Estos capitales vampiro, no tienen preferencias, pero actúan mejor en países con economías “formalizadas”, o con fuertes sectores “formales”, por eso mismo economistas como Hernando De Soto (el del “Otro Sendero”), hacen lo imposible por extender la formalidad y sobre todo la aplicación de la “propiedad formal” a los sectores “informales”; pues bien, la existencia de estos “dos” mercados, es una ventaja para los países con mayoría indígena o con un alto porcentaje de economías informales indígenas, porque la afectación de estos sectores por los “vampiros”, no es directa o no hay un efecto de corto plazo, lo que les da un tiempo que permite una reacción o defensa organizada, que es lo que explica, en gran medida, la emergencia de los pueblos indígenas en estas últimas décadas, con mas fuerza en Bolivia y en Ecuador, por ejemplo, por eso mismo acá en Perú se está intentando aplicar otra estrategia contra los informales, que en su mayor parte son familias indígenas del campo y la ciudad, que es la imposición de los TLCs, (USA, China, Chile, etc), para deprimir las economías sobre todo las del campo y de esta forma obligarlos a formalizarse o a vender sus “propiedades” formalizadas o “libres”, con la estrategia llamada “el perro del hortelano” del presidente García. Detrás de estas estrategias del capital especulativo se alinean otros parásitos improductivos: los “extractivistas” o predadores de los recursos naturales, sobre todo mineros, que no vacilan en seguir desequilibrando y ensuciando el planeta y paralelamente ya tienen un plan “A” para enfrentar el calentamiento global que tiene que ver con la aplicación de “geoingenieria” (ver: http://www.etcgroup.org/es/node/5138) que es ya la locura total en donde ciertos humanos están jugando “a ser Dios”. ¿Qué hacer frente a todo esto? Creo que la estrategia indígena continental de defender intransigentemente a la Pachamama está dando sus primeros frutos, con el segundo gobierno de Evo Morales y su estrategia internacional puesta en práctica en la cumbre de Cochabamba y el lanzamiento de la movilización y organización mundial en defensa de la Madre Tierra.

Desde las poblaciones de los pueblos orginarios no pueden festejarse los bicentenarios porque, en realidad, la liberación fue del poder hispánico pero éste poder pasó a las élites criollas. En este cambio, los pueblos originarios quedaron en la misma situación, ¿qué opinión tiene de estos festejos? ¿Existe la posibilidad de establecer alguna clase de diálogo que suponga una instancia superadora entre los pueblos?

No fue así. Nuestros pueblos originarios no quedaron en “la misma situación”; después de la independencia criolla nuestros pueblos quedaron peor que antes, doblemente sometidos a un colonialismo reciclado, es decir “mejorado”, que en muchos casos empeoró la situación del indígena con relación al colonialismo monárquico (ver: http://alainet.org/active/5496&lang=es). Pero claro que es posible siempre un diálogo, los pueblos indígenas nunca están cerrados al diálogo y a la conciliación, en el continente nuestro no hay lugar para las guerras fratricidas interminables como por ejemplo las guerras del medio oriente.

 Suele ser habitual la postulación de un retorno a los saberes y las filosofías de los pueblos aborígenes como forma de compensar algunas circunstancias que atraviesa la humanidad. ¿Cuáles serían los aportes y en qué aspectos que pueden ofrecer las poblaciones indígenas?

El aspecto principal en el que pueden participar hoy los saberes tradicionales indígenas en el concierto de la problemática mundial es sin lugar a dudas el del clima y el “equilibrio del mundo” (ver: http://www.losandes.com.pe/Sociedad/20090809/25529.html) en todos sus aspectos. Lo cierto es que hay mucha ignorancia en el mundo “no-indígena” sobre los conocimientos de los indígenas y esa ignorancia es hoy en día la principal traba para las relaciones interculturales en los países donde los pueblos indígenas son relevantes. La sabiduría sistematizada indígena puede dar en el futuro próximo muchas sorpresas como alternativa filosófica científica, tecnológica, pero sobre todo en el plano espiritual o “religioso”.

Un socialismo con origen y fundamentos andinos

 ¿Cuáles son las características del Socialismo andino-amazónico, y en qué aspectos se acerca y se diferencia de los modelos teóricos y reales que se han dado en los países occidentales? ¿En qué aspectos se evidencian más claramente las características del socialismo que usted reivindica? Y, en general, se suele privilegiar la dicotomía pueblos occidentales/pueblos originarios. Si se lleva a un extremo este planteo no existiría la posibilidad de alianza con aquellos movimientos sociales que también luchan por su reivindicación pero que no son de base indígena. ¿Qué opina de esta cuestión?

Resumiré algunas de las características más importantes. El mundo andino-amazónico tiene dos leyes principales sobre las que camina y se denominan: yanan-tinkuy, vínculo en el que gira el Pensamiento Qhapaq o Pensamiento Paritario. La llamada «Dialéctica», no es solución ni remedio para la cosmovisión unitarista o monomaniaca, sino todo lo contrario, es su confirmación y su método. La dialéctica tradicional, antigua o griega, afirma la contienda entre dos partes o términos, pero uno de ellos «es verdadero» y el otro «es falso», es decir uno ES y el otro NO ES y «no puede haber un tercero que SEA (Principio del ‘tercero excluido’ de Aristóteles); posteriormente la dialéctica de Hegel (idealista) y la dialéctica de Marx (materialista), tampoco resuelven esta mono-visión occidental, ya que para la filosofía idealista, la «unidad primera» es el espíritu o idea que crea (o emana) la materia, mientras en la concepción dialéctica materialista, la unidad primera es la materia y esta es la que emana el espíritu o idea. El Socialismo Andino-Amazónico será edificado por nuestro «estado de conciencia colectivo» que es diferente al estado de conciencia de occidente. El ejemplo mas importante: Nuestros pueblos conciben la creación como producto de “una paridad” (o Yanantin la primera ley del Pensamiento Qhapaq), es decir, pensamos la creación de la existencia como producto de dos elementos «creadores», por tanto todo es parido (cualquier otra concepción cosmogónica es defectiva y deficiente, pero ojo, la lógica occidental confunde paridad con sexualidad: no es lo mismo “paridad” que “sexualidad”, pues toda sexualidad es paritaria pero no toda paridad es sexual), nuestro principio ordenador es pues, el par y nuestra existencia es un cosmos-Pariverso, no un «universo»; esta nuestra cosmovisión da lugar al sujeto colectivo: El Ayllu o comunidad contemporánea y al Estado Racimo o confederación. Mientras que la cultura occidental concibe en su cosmogénesis la idea del ser único, un creador, la unidad, medida de todas las cosas o universo, que es a la vez el logos y la razón en su filosofía, es por tanto una cultura de la imparidad (o cultura Ch’ulla). Esta cosmovisión occidental da lugar al sujeto individual, al fundamentalismo individualista y al Estado «unitario». Estos principios ordenadores de la vida, la naturaleza y la sociedad, serán opuestos y complementarios dentro de un estado de equilibrio que será el final del tránsito al que nos lleve un Estado Plurinacional y de Socialismo Andino-Amazónico. Se entiende que pueden ser «compatibles» o «competitivas» solo mediante relaciones interculturales simétricas o paritarias. Esta competencia, sin trampas, debe llevar a la sociedad en general de la concepción y hegemonía de un estado unitario reflejo del individuo, hacia la concepción de un estado racimo, reflejo de la comunidad, cuyo predominio es requisito para el equilibrio y el bienestar de todos, que será el futuro Estado Confederacional Andino-Amazónico que de curso a nuestro Modo Recíproco de Producción y Reproducción de la vida y el bienestar colectivo, comunitario e individual.

Otras diferencias tienen que ver con la política y economía del mediano plazo, como son: - Acabar con las dos taras de republicanismo criollo: El Despotismo de su Estado y el Mercantilismo de su economía. - Reconvertir el régimen centralista y presidencialista, en un Régimen de Sociedades Autónomas Regionales hacia un Sistema de Estados Mutuamente Subsidiarios a un poder Confederativo o de Democracia Subsidiaria. - Una economía de cara al interior, que privilegie la formación de mercados y capitales nacionales. - Una economía Mixta y paritaria entre la sociedad andina-amazónica y la sociedad occidental.- Una economía que minimice los altísimos costos ambientales y sociales de las economías occidentales. - Una economía agrarista que privilegie la Soberanía alimentaria.- Una economía agroindustrial que supere el actual patrón industrialista. - Una economía de capitales andinos (Perú, Bolivia y Ecuador) integrados y potenciados.- Una economía que privilegie la gestión familiar de los medios de producción. - Un Estado que practique la «unión en la diversidad» de todos los pueblos que conforman el país. - Un Estado que transite del estado patriarcal y despótico hacia un Estado de Confederacionismo paritario o de equilibrio, entre los gobernantes y gobernados, entre los andinos y occidentales, entre los varones y las mujeres, entre la ciudadanía colectiva (comunidades) y la ciudadanía individual, entre la economía andina-amazónica y la economía occidental, entre la economía del campo y la de la ciudad, etc. - un estado intercultural paritario que eduque a la población para la convivencia de una verdadera y simétrica interculturalidad. - Un Estado que ponga en práctica social la disciplina del Sumak Kawsay (El Vivir Bien) y que transite por la filosofía del Qhapaq Ñan o «Camino de los Justos» hacia el «Orden Andino». - Un Estado con legítima hegemonía comunera democrática (existen más de 15,000 Comunidades en Perú, Bolivia y Ecuador que pueden hacerla funcionar y descartar la “dictadura obrero-campesina”) que nos lleve a la recuperación del Modo Recíproco Productivo y Reproductivo, entre la producción económica y la reproducción de la vida del hombre, la mujer y la Pachamama.

 Se suele hablar de la "reparación" que los países de Occidente deberían hacerle a los pueblos originarios. ¿Qué piensa de esta cuestión? En caso de que esté de acuerdo con la reparación, ¿de qué forma debería darse?

Hay dos “reparaciones” que deben hacerse: Una la más importante es la moral, que trata de un arrepentimiento sincero y la “transparencia” que deben realizar sobre todo los países europeos, de todo el atropello colonialista en América. Debe promoverse y realizarse una relatoría consistente y sana de la historia verdadera del colonialismo en América. Y la segunda, la reparación material que hoy en día debe expresarse en los “canjes” de deuda histórica por “deuda externa” y el canje de ésta por proyectos ambientalistas y de tipo productivo y de beneficios sociales para los pueblos indígenas en situación de pobreza extrema.

 ¿Usted considera posible alguna clase de integración entre los países de América Latina? ¿Esta integración debería ser social, económica o política, o con una perspectiva más integradora? En estos procesos de integración que podrían llegar a darse, ¿cómo debería ser el diálogo entre las comunidades de los pueblos originarios y los sectores criollos? ¿Cómo debería ser el proceso en aquellas sociedades, como Argentina o Uruguay, en donde el componente criollo o inmigrantes es mayor que el de las poblaciones indígenas?

La integración continental en Sud América es un proceso necesario y que ya se viene produciendo con la CAN, UNASUR, MERCOSUR, etc; estos procesos no solo deben ser económicos o de comercio, sino sobre todo INTEGRALES, como ya lo postulamos en la CAN (Ver: http://www.comunidadandina.org/public/revista_2.htm). Los Estados mono-nacionales, sea cual sea la composición y el número de pueblos van a avanzar a convertirse en Estados Plurinacionales, como ya rezan las nuevas Constituciones de Ecuador y Bolivia, pues es la única manera en que las repúblicas criollas de Sud América pueden redimirse y modernizar sus estructuras además de resolver sus endémicos problemas de sub-desarrollo.

*(Entrevista realizada a Javier Lajo en junio del 2010 por la Revista BICENTENARIO del Instituto Goethe de Córdoba- Argentina: http://www.goethe.de/ins/ar/cor/prj/bic/pub/vo3/es6623921.htm