por Eduardo Carrillo; eccarrillo42@hotmail.com

Lima, 24 de mayo de 2011

Señor Embajador

JOSE ANTONIO MEIER ESPINOSA

Presidente de la Asociación de Funcionarios del Servicio Diplomático del Perú (AFSDP)

Jirón Miró Quesada 191, Tercer Piso

Lima 1

De mi consideración:

En mi calidad de Embajador en el Servicio Diplomático de la República, en actividad, con más de cincuenta años de servicios al Estado, de los cuales más de cuarenta vinculados al Ministerio de Relaciones Exteriores, sin haberme reconocido seis de los nueve años que estuve separado del Servicio Diplomático por la corrupta dictadura fujimontesinista de los noventa, considero un deber moral y profesional con nuestra Cancillería, dar a conocer a mis colegas, principalmente a los más jóvenes, mis puntos de vista sobre la situación especial que vivimos en el país, que por lo demás, podría afectar seriamente a la Institución y a todos y cada uno de sus integrantes, no sólo diplomáticos sino también administrativos.
“Si me engañas una vez, tuya es la culpa. Si me engañas dos, la culpa es mía”. Tan lúcido pensamiento fue expresado hace más de cuatrocientos años antes de Cristo por Anaxàgoras, filósofo griego de la Escuela Jonia, fundador del teísmo filosófico. E ironías del destino, resulta perfectamente aplicable a la actual coyuntura política peruana, en la que nos enfrentaremos a un proceso electoral de segunda vuelta para elegir al nuevo Presidente de la República.
Si los ciudadanos peruanos decidiéramos emitir un voto responsable y ético, no sería posible considerar al fujimontesinismo como una posible opción electoral. Una candidatura como la de la señora Keiko Fujimori, ya debería estar descalificada hace un buen tiempo, no sólo por los funestos e incontrastables antecedentes que la vituperan, sino además, por haber violado y continuar violando las normas legales vigentes del actual proceso electoral.

Se puede estar de acuerdo o no con la candidatura del señor Ollanta Humala pero la alternativa fujimontesinista, representa una ignominia para el Perú. Yo personalmente he optado por la primera y única. Y como ciudadano en ejercicio de mis deberes y derechos cívicos, trataré en la medida de mis posibilidades de poner un granito de arena para que se puedan cumplir a cabalidad las promesas electorales formuladas, pues ya es hora, que no nos sigan engañando. Históricamente, comparando los Programas de Gobierno con los hechos consumados, comprobamos los frecuentes engaños cometidos en desmedro del pueblo peruano.

Tarea en la que una de las principales metas debe ser, tal como está anunciada, una lucha frontal contra la corrupción, flagelo que significa el empobrecimiento de los sectores económicos más pobres pues los condena a vivir en el subdesarrollo. El objetivo final tiene que constituirlo el conseguir un sistema democrático eficaz, una democracia que comprenda y beneficie a todos los peruanos.

En dicho sentido me resultó sumamente grato en la Casona de San Marcos felicitar a don Alvaro Vargas Llosa por la actitud política oportuna, inteligente y valerosa que ha asumido en estos días, algo que por lo demás no me sorprende en absoluto. Básteme recordar que en 1994 cuando a los diplomáticos injuriados y cesados la mayoría de los medios de comunicación sociales nacionales nos cerraban vergonzosamente sus puertas, como ahora lo hacen con quienes no responden a sus cuestionables intereses, él en el diario Miami Herald de Florida las abría y me cedía su columna de opinión para poder difundir los argumentos de nuestra defensa y protesta Institucional. Como dice el añejo refrán “nadie es profeta en su tierra”.

¿Pueden quedarnos dudas de la participación del delincuente confeso y purgando prisión Alberto Kenya Fujimori Fujimori en la campaña electoral de Fuerza 2011? Las constantes y documentadas denuncias del diario “La República”, con ilustrativas fotografías sobre el particular, por lo demás no esclarecidas convincentemente hasta la fecha, no nos dejan la menor duda de ello. ¿Queremos los ciudadanos que nos engañen nuevamente, como lo hizo el sórdido fujimontesinismo en la década de los noventa pregonando la moralización e institucionalizando la corrupción?. No olvidemos que numerosos de sus personajes que intervienen en la lid política actual son los mismos de ese entonces. Basta ya: de autogolpes tipo del 05 de abril de 1992; de “interpretaciones auténticas” de la Constitución del Estado y de reelecciones presidenciales; de actos de traición a la Patria manoseando y vilipendiando la nacionalidad peruana y disponiendo del territorio nacional ; de delitos de lesa humanidad, asesinando profesores, estudiantes y trabajadores y de atropellos en general de los derechos humanos; de convertirnos en parias ante la comunidad internacional por el retiro del reconocimiento de la competencia contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos; de esterilizaciones masivas a mujeres pobres e indefensas; de enriquecimientos ilícitos, para colmo de la impudicia registrados en vladivideos, para que así no haya duda de los mismos; de aviones presidenciales saturados de drogas; de venta de armas a guerrillas de países vecinos; de malversaciones, peculados y fraudes de toda índole; de amnistías ilegales a asesinos; de apropiaciones ilícitas de las donaciones internacionales que generan pleitos en “la familia presidencial”; de utilización de los dineros del Estado para sufragar gastos de estudios de los vástagos en el extranjero; del envilecimiento con regalos a ciertos sectores de la población para a cambio exigirles su voto en las elecciones; de indemnizaciones millonarias a socios de los latrocinios: de intervenciones a los Poderes del Estado y de despidos masivos como el de los 117 miembros del Servicio Diplomático de la República.
Aquí deseo detenerme unos instantes para hacer una invocación a mis colegas en el Servicio Diplomático de la República: Que recuerden, las nuevas y antiguas generaciones que es un deber democrático e institucional el estar bien informados sobre lo que ocurrió con nuestra Institución en la década de los noventa, los vejámenes y atropellos de que fuimos víctimas por parte del Fujimontesinismo. Violaciones de los derechos humanos con consecuentes daños morales y económicos hasta ahora no reparados. Algo que jamás debe volverse a repetir. No olvidemos que los responsables que fueron sindicados “como gestores y ejecutores” y “los colaboradores” del cese inconstitucional y arbitrario de 1992, no sólo quedaron infamemente impunes sino que todavía están sueltos en plaza, esperando una posible segunda oportunidad para continuar con sus perversos despropósitos.
Recordemos con pesar, que tan repudiable acto fue causa de la muerte de algunos colegas y de la ruina de muchos Proyectos de Vida. Tampoco olvidemos entre otros nefastos personajes a los De la Puente Raygada y Tudela, que actuando abusivamente y como “aves de carroña” mancillaron el prestigio de Torre Tagle y que inescrupulosamente deben estar tambièn en la “Sala de Espera”, en busca de nuevas oportunidades para sus genéticos estropicios y lo más repudiable, en cualesquiera de las “dos opciones”.

Yo me pregunto: ¿Es dable que en la primera vuelta haya habido organizaciones no gubernamentales con intereses en el campo de la minería que han apoyado, según dicen “sólo con material de campaña y publicidad electoral”, a congresistas de tan turbia agrupación política y afines, que candidateaban a la elección o reelección y que estaban vinculados a comisiones parlamentarias que tenían que ver con dicho sector económico?

Por otra parte, en lo referente a los antecedentes que hemos mencionado anteriormente, resulta inimaginable para el Perú y la comunidad internacional, que llegue a la Presidencia de la República una agrupación que tiene como Jefe máximo a un delincuente que está en prisión y que figura en el séptimo lugar del Ranking de la Corrupción Mundial, según reporte de Amnistía Internacional. Sin descartar que haya mejorado últimamente de ubicación en el nada honroso cuadro citado.

Por lo anterior, debemos reflexionar, más que como funcionarios públicos al servicio del Estado, como miembros de una comunidad política que reclama a gritos nos involucremos como sociedad civil para enfrentar los actos de corrupción que han llegado al punto de alcanzar tal dimensión y magnitud, que como sostiene la Comisión Episcopal de Acción Social: “…la amoralidad en el ejercicio de los cargos públicos prácticamente llegó a todos los niveles del poder, el pragmatismo terminó siendo fácil estrategia para la corrupción sin medida y la impunidad en el orden de la justicia”. Es bien sabido que en el Perú la lucha contra la corrupción es una necesidad impostergable. De no manifestarse un consenso de rechazo único contra la corrupción en los próximos comicios electorales estaríamos premiando la impunidad y socavando la poca reserva moral, que a Dios gracias, queda aún en nuestro país.

Concluyo, citando una máxima pronunciada por Abraham Lincoln: “Podrás engañar a todos durante algún tiempo; podrás engañar a alguien siempre; pero no podrás engañar siempre a todos”. Estamos advertidos.

Por todo lo expuesto, solicito a usted, señor Embajador, Presidente de la Asociación de Funcionarios del Servicio Diplomático del Perú (AFSDP), se sirva disponer que la presente carta, que le hago llegar notarialmente, con copia al señor Ministro de Relaciones Exteriores, sea puesta en conocimiento de todos los asociados, de conformidad al derecho que me asiste como tal y principalmente por tratarse de un asunto que se enmarca dentro de los cuatro primeros fines que busca alcanzar la Asociación de su digna Presidencia y que determinan claramente sus Estatutos, los cuales a saber son: A) Promover el espíritu institucional, la solidaridad y el fortalecimiento de vínculos entre los diplomáticos en actividad, disponibilidad y retiro; B) Promover el respeto y ejercer la defensa de los derechos de los asociados reconocidos por la Constitución, las leyes de la República y los convenios internacionales; C) Ejercer el derecho constitucional de opinión y una vigilancia democrática sobre la marcha institucional y legal del Servicio Diplomático de la República; y D) Promover y cautelar la ética profesional, impulsar los valores morales y coadyuvar a que no se susciten situaciones de injusticia o de impunidad.
Sin otro particular, me suscribo como su más atento y seguro servidor.

EDUARDO CARLOS CARRILLO HERNANDEZ
Embajador SDP
DNI Nº 07761114

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