El lunes 10 de octubre los diarios de Lima, a propósito del partido de fútbol por las eliminatorias del Mundial de Brasil, aparecieron con los siguientes titulares: “¡A Matar!”; “Noche Peruana”; “¡Al Ataque!”; “Vamos Magníficos Guerreros a Recuperar el Morro”; “Hinchas Emocionados Invaden Redes Sociales Poniendo a Nuestros Cracks como Héroes de la Guerra del Pacífico”, y hasta el principal diario nacional puso en su primera plana que: “Peruanos se hicieron sentir en Santiago”.
Todo ese triunfalismo se diluyó al día siguiente, ocurrida la contundente derrota peruana cuando los titulares sensacionalistas sólo se preocuparon en detallar, paso a paso, la entrega a las autoridades de la cantante folklórica Abencia Meza. Mientras que lo del partido del fútbol era paliada la derrota por el arbitraje del boliviano y por los cuatro pelotazos que dieron al arco y no ingresaron para convertirse en gol.
Lo vergonzoso y falta de tino de todo este despliegue de triunfalismo innecesario, cargado de revanchismo y fuera de contexto entre acontecimientos bélicos sucedidos en la guerra que nos enfrentara en 1879; implica el paralelo entre el violentismo y el fútbol; cuando hace sólo unas semanas ocurriera el caso Oyarce, víctima de la violencia deportiva, y nos vemos otra vez envueltos en ese mismo camino ante una prensa azuzadora, unos torpes haciendo montajes en fotografías de héroes y la complacencia de muchos, como si esto se tratara de una guerra en pequeño, donde se encuentra el honor nacional en juego, cuando en realidad se trata de una irreverencia ante la historia y la falta de respeto a nuestros a héroes.
¿Donde están esos directores de diarios que vaticinaban en sus portadas la recuperación del morro?,¿ donde están aquellos que vaticinaban la noche peruana?. Que rápido olvidamos, que fácil es echarle la culpa al árbitro y a los “palos” que no permitieron gritar el gol peruano.
A diferencia de otros años, esta selección tiene un entrenador cuyo trabajo se basa en la disciplina y los frutos lo vimos en la última Copa América, que nos sacó del último lugar en que se encontraba nuestro fútbol. Hoy tenemos un equipo que no obstante este último resultado ha demostrado que tiene actitud y demostrado que no se dejan amilanar ante la adversidad. Pero no por ello pueden pues compararse con nuestros héroes militares.
Pero si se quiere hacer paralelos entre la historia y el fútbol, entonces la historia se viene repitiendo. Nuestros “4 Fantásticos” ahora reencarnados en los héroes navales de 1879, fueron vencidos y acorralados como en Angamos, ya que Ponce (Cochrane), Vargas (Blanco Encalada), Medel, (Covadonga) y Suazo (Loa) cerraron el partido con superioridad numérica de goles.
Lo único de “4 fantásticos” que tuvo el partido son los espectaculares cuatro tiros al palo de nuestros jugadores nacionales, nadie puede negar que eso es muy difícil de alcanzar en una competencia de esta naturaleza, y así como la Corbeta Unión se fue hasta la Antártida en plena guerra de 1879 para capturar armas al entonces enemigo, su proeza fue historiada ya que nadie había llegado tan al sur en aquellas épocas, pero al igual que los cuatro palos, esto tampoco sirvió de nada.
Un amigo abogado muy serio también, se ha atrevido a hacer un paralelo entre Bolivia y Chile y la salida al mar del primero, como que el árbitro boliviano hubiese favorecido a los chilenos para que tengan una nueva oportunidad en las negociaciones a que los bolivianos tengan un poco de océano por Arica. Digo yo, ¿es posible creer que las relaciones internacionales se puedan supeditar a un mero encuentro deportivo?. O mejor seguimos haciendo paralelos con la historia, de tal manera que Bolivia por intermedio de su árbitro FIFA nos invita a Chile y Perú a jugar un encuentro de fútbol, en medio del partido el boliviano se vuelve ciego y no ve dos manos flagrantes de los chilenos que hubiesen sido convertidos en penales y luego en goles peruanos. Como siempre entonces, el Perú perdió por culpa de los bolivianos que como hace más de cien años nos invitaron a que los defendamos por un pacto de alianza, y luego en medio de la guerra se fueron a sus alturas dejándonos solos en la lucha. ¿Para reírse no?
Lo cierto es que al inicio del partido Chile demostró su superioridad de local, y mientras se entonaban las notas del himno nacional peruano veíamos la desconcentración de Guerrero y de Vargas, que miraban atónitos como si el estadio entero se les iba a caer encima, con eso se demuestra la rapidez de cómo llegaron los goles de Chile, que fueron hechos sin ninguna ayuda del árbitro.
Lo que es imperdonable es que hubo sujetos sin escrúpulos donde en burdo montaje compararon a los cuatro marinos de la guerra de 1879 con los cuatro jugadores de fútbol mejor rankeados, tal es así que Grau, Ferreyros, García y García y Montero ahora eran Pizarro, Farfán, Guerrero y Vargas. Semejante disparate fue azuzado por la prensa especialmente por esos denominados “periodistas deportivos”: ¿Acaso puede haber igualdad de gente que peleó por el país en defensa de su soberanía con los cuatro peloteros peruanos? No creemos que entre los héroes navales por cada victoria que obtuvieron ante el enemigo, se hubiesen dado “piquitos” (Vargas), menos que ninguno de nuestros héroes hubiese sido un indisciplinado cuando tiene que cumplir con su deber (Farfán), del mismo modo no hubo engreimientos (Guerrero) y dudo mucho que nuestros héroes estuvieran más ocupados en su apariencia personal y cuidar sus piernas para los clubes que sí les pagan (Pizarro).
Lo cierto es que si continuamos haciendo este tipo de papelones mediáticos, sólo nos convierte en bulleros de callejón solapados por una prensa deportiva llena de onagros. Un partido de fútbol es solo eso y aprendamos a dejar las cosas en su verdadera dimensión para no hacer el ridículo ni acá, ni en el extranjero.
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