Ahmad Ramadan al-Asaibi, ex confidente de Muammar el Kadhafi concedió a la periodista Jenan Mussa una entrevista transmitida el 8 de noviembre de 2011 a través del canal de televisión Al-Aan, con sede en los Emiratos Árabes Unidos.

En los años 1980, el coronel Ahmad Ramadan al-Asaibie coordinaba las acciones de las fuerzas prolibias en Chad. Posteriormente dirigió la Guardia Revolucionaria libia y, en los años 1990, fue director de la oficina de información del «Guía».

En la entrevista, Ahmad Ramadan al-Asaibie declara haber sido testigo de la llegada del imam Sadr y sus compañeros, sheik Mohamed Yacoub y el periodista Abbas Bader El Dine, al cuartel general de Muammar el Kadhafi. Al término del encuentro, según al-Asaibie, el coronel Kadhafi ordenó que se los llevaran y se fueron en compañía del ministro de Relaciones Exteriores Taha El Sherif Ben Amer (muerto poco después en un accidente de helicóptero), del general Fraj Abu Ghalia, jefe de los servicios de inteligencia, y del general Bashir Humeid, jefe de la administración presidencial. Según al-Asaibie los tres libios eliminaron a los tres libaneses.

El imam Moussa Sadr era un líder irano-libanés y teólogo chiíta de la liberación. Apóstol de los desposeídos, se opuso al sistema confesional libanés y abogó por una revolución social. Fundó el partido Amal (en español, “Esperanza”) en 1975.

Partidario del diálogo interreligioso, Moussa Sadr representó a los chiítas en la entronización del papa Pablo VI y pronunció los sermones de cuaresma en la catedral católica San Luis de Beirut.

Al no reconocer a Israel más que como enemigo, el imam Sadr se negó a implicar a sus partidarios armados en la guerra civil libanesa, que veía como resultado de un plan externo tendiente a utilizar la religión para dividir el Líbano.

Después de la invasión israelí de marzo de 1978, el imam Sadr se dio a la tarea de recorrer las capitales árabes en busca de ayuda. A finales de agosto de ese año, viajó a Libia y desapareció. Su desaparición favoreció la aplicación del plan Kissinger de guerra civil en el Líbano e impidió la creación de un eje revolucionario chiíta cuando el imam Ruhollah Khomeiny fue autorizado –6 meses más tarde– a regresar a Irán.

A pesar de que Libia negó siempre toda responsabilidad en la desaparición del imam Sadr y sus compañeros, la justicia libanesa emitió en 2008 contra Muammar el Kadhafi un orden internacional de arresto que fue transmitida a INTERPOL. El fiscal general del Líbano también pidió la pena de muerte contra el «Guía» libio acusándolo de asesinato.

El testimonio del coronel Ahmad Ramadan al-Asaibie deja abierta, sin embargo, la cuestión del móvil del crimen y la identidad de quienes lo ordenaron.

«Le procureur général du Liban requiert la peine de mort contre Mouammar Kadhafi» (El procurador de Líbano pide la pena de muerte contra Gaddafi), en francés, Réseau Voltaire, 1ro de septiembre de 2008.