Envueltos en esa cruda realidad, pasan sus días Gerardo Hernández, Fernando González, Ramón Labañino, y Antonio Guerrero.

Y aunque René González ya no se encuentra en esa situación, también fue víctima de abusos durante los más de 13 años que estuvo recluido.

Desde 2003 semejante escenario fue denunciado por el célebre abogado Leonard Weinglass, quien lamentablemente falleció en marzo del pasado año.

Luego de las visitas que hiciera a Gerardo en Victorville, California, y a Tony, su representado, en Florence, Colorado, Weinglass reveló públicamente los vejámenes adicionales que sufrían estos hombres.

Así describió, en aquel entonces, su encuentro con Gerardo el 17 de marzo de ese año: “Se encuentra bajo la forma más severa de castigo en la prisión, la cual se conoce como “la caja”, un hueco dentro del hueco.

“Está recluido en una celda extremadamente pequeña, en la que apenas puede dar tres pasos, sin ventanas, y con solo un orificio a través del cual le pasan la comida.

Sus ropas le fueron retiradas y solo puede usar calzoncillos y pullover, sin zapatos.

“Su celda es la única en la que las luces permanecen encendidas las 24 horas, y los gritos de los otros presos, en su mayoría enfermos mentales, no lo dejan dormir.

“No se le permite ningún documento impreso. Nada para leer. Frente a su celda hay señales advirtiendo que nadie puede tener contacto con él.

“Es el único preso en ese régimen de confinamiento al que no le permiten utilizar teléfono …, hasta el momento no ha recibido correspondencia alguna, ni siquiera de su abogado (…)”.

Dos días después, el 19 de marzo, Weinglass visitó a Tony y así reseñó aquel encuentro:

“(…) Antonio llegó a la visita con grilletes en las piernas y esposado”, ataduras que les fueron retiradas solo durante la visita. “Los pasillos fueron despejados durante su traslado”.

“La habitación de la visita era pésima. El cubículo era tan pequeño, con un cristal grueso entre nosotros, que mi asociado y yo no cabíamos juntos. Había un teléfono que tuvimos que compartir para comunicarnos.

Antonio estaba encerrado en su parte y nosotros, los abogados !también estábamos encerrados! No había ni una ranura para pasar los documentos. Nos invitaron a entregárselos a los guardias que darían la vuelta y se los entregarían.

Hice eso con un documento y después decidí abandonarlo y mostrarle los papeles a través del cristal. Fue muy incómodo.

Las condiciones de la visita fueron mucho peores que las que experimenté con Mumia (*) en el corredor de la muerte. Protestamos, pero ellos se negaron a traer al Alcalde o a cualquier otro funcionario".

Tan delicado ambiente se mantiene hasta hoy. Un suceso bien peligroso tuvo lugar mientras Mirtha Rodríguez, madre de Antonio, lo visitaba.

Miguel Álvarez, asesor del presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Ricardo Alarcón, y un estudioso del proceso seguido a Los Cinco, lo recuerda.

Hace unos dos años, un 20 de abril, cuando Mirtha se encontraba reunida con su hijo, de buenas a primeras empezó un tiroteo, enseguida se llevaron a Tony y a otros reclusos, y ella vio como trasladaban a algunos heridos.

Explica que un grupo de extremistas nazis, también reos en aquella cárcel, festejaban ese día la fecha de nacimiento de Adolfo Hitler, y dispararon contra los otros presos negros y latinos que se opusieron a la celebración.

Como consecuencia, añadió Álvarez, hubo muertos y algunos quedaron severamente lesionados, lo que prueba el nivel de violencia a que están sujetos los compañeros que aún quedan en prisión.

Solo un dato más. No se relaciona directamente con el caso, pero favorece una mejor evaluación de los riesgos que enfrentan nuestros compañeros, y la urgencia de su liberación y definitivo regreso a casa.

En un reporte de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE), de EE.UU., publicado por el diario Granma, se indica que entre los países latinoamericanos, Cuba ocupa el primer lugar con el mayor número de inmigrantes indocumentados fallecidos mientras se encontraban bajo custodia del ICE, con 32 casos reportados en los últimos ocho años.

Un poco de sentido común y un ápice de humanidad bastan para comprender que, en honor a la verdad, las vidas de Gerardo, Fernando, Ramón y Tony corren peligro.

Mientras, la de René está sujeta, desde el mismo instante en que salió de la cárcel, a la más extrema amenaza, conviviendo en el mismo lugar con individuos y grupos violentos contra los que él actuó, y que hoy están en la calle y gozan de total impunidad.

(*) Mumia Abu-Jamal, afroamericano y luchador por los derechos civiles en EE.UU., preso durante 29 años. Recientemente ganó su apelación, y la pena de muerte le fue conmutada por cadena perpetua.

Agencia Cubana de Noticias