Con la próxima expiración este jueves del mandato de los observadores de la Liga Árabe como telón de fondo, el primer ministro de Qatar mencionó un posible despliegue de tropas árabes en Siria, sin esperar siquiera por el informe resultante de los observadores y la reunión de los ministros árabes de Relaciones Exteriores prevista para este domingo en El Cairo. El emirato qatarí aprovecha así su condición de presidente de turno de la Liga Árabe, hasta el final de marzo, para tratar de forzar el curso de los acontecimientos.
El presidente estadounidense Barack Obama respaldó indirectamente la posición del primer ministro qatarí al afirmar ante la prensa, en la Casa Blanca, que en Siria existe un grado de violencia inaceptable. Mientras tanto, desde Turquía, el coronel Riad al-Assad, comandante del Ejército Sirio Libre, se pronunció por una intervención militar internacional.
El gobierno sirio ha rechazado categóricamente esa opción. Varios miembros de la Liga Árabe han denunciado ya una estrategia que abriría la puerta a una intervención de las grandes potencias y haría saltar en pedazos la organización de los países árabes. Por su parte, Rusia ya bloqueó esa posibilidad en el Consejo de Seguridad de la ONU al presentar un nuevo proyecto de resolución y rechazar las enmiendas de los países occidentales.
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