La canciller alemana acaba de realizar su quinto viaje a China desde su llegada al cargo. Durante esta visita de 3 días, Angela Merkel fue recibida en Pekín por el presidente Hu Jintao y por el presidente de la Asamblea Nacional Popular Wu Bangguo. También sostuvo encuentros con el primer ministro Wen Jiabao.

La canciller alemana visitó la ciudad de Guangzhou (Cantón), capital de la sureña provincia de Guangdong, donde asistió junto al primer ministro Wen Jiabao a un seminario comercial que reunió a hombres de negocios de Alemania y China. También visitó la sucursal de la firma alemana Herrenknecht AG, especializada en la fabricación de equipos para la excavación de túneles.

Dado que no han perdido su calificación de AAA, que no participaron en la guerra contra Libia y que se han mostrado extremadamente discretos durante la reciente campaña por la adopción de una resolución en contra de Siria, los alemanes están hoy en una posición muy favorable para negociar con el gigante asiático.

El intercambio entre Alemania y China ha registrado una verdadera explosión en los últimos años. Si el flujo entre ambos países se limitaba unos 6 300 millones de euros en 1990 y a 28 000 millones en 2000, las cifras de 2011 deben sobrepasar los 132 000 millones de euros.

Alemania es actualmente el principal socio comercial de Pekín en la eurozona y China pudiera convertirse este año en el segundo mercado más importante de las empresas alemanas en todo el mundo.

Lo más interesante es que, al convertirse en el primer socio comercial de Alemania, China se ha ido por delante de Francia.

La relación comercial franco-alemana constituye, sin embargo, la base misma de la Unión Europea, tal y como se concibió esta en la época de la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero).

Mientras que Francia apostó por las potencias talasocráticas (Gran Bretaña y Estados Unidos), Alemania optó por una estrategia continental euroasiática.
Mientras que el ministro francés de Relaciones Exteriores Alain Juppé aplica al pie de la letra las directivas de Hillary Clinton y de Bernard Henry Levy en materia de política exterior, la señora Merkel parece albergar otras aspiraciones para sus conciudadanos. La canciller alemana se comprometió sin vacilar a apoyar la candidatura de Nicolas Sarkozy a la elección presidencial francesa: mientras que Francia sirve a los intereses atlantistas, Alemania tiene el camino libre hacia Eurasia para reforzar sus posiciones.
Y sobre todo, los alemanes sacan sus propias conclusiones sobre el doble veto ruso y chino en el Consejo de Seguridad de la ONU: la correlación mundial de fuerza va a cambiar, un nuevo equilibrio multipolar basado esencialmente en los países BRICS y en la Organización de Cooperación de Shangai (OCS) está surgiendo.