Hermanos por siempre es un filme basado “en una increíble historia verdadera”, y la síntesis del argumento es la narración “acerca de qué tan lejos podemos llegar cuando luchamos por nuestra familia”. Si el presidente Felipe Calderón, como “actor” de su cortometraje donde la hace de buzo y guía turístico, hubiera sido contratado con su hermana del alma, Luisa María Calderón, la Cocoa (diez años mayor que él), habrían sido los dos unos protagonistas perfectos, pues han fracasado, políticamente, pero no saben perder. Ella prometió irse a España (donde estuvo en un dorado exilio) y no intervenir en cuestiones electorales mientras su hermano vivía en Los Pinos, pues no ha podido con el cargo presidencial al que llegó “haiga sido como haiga sido”. Pero rompió su juramento y regresó para postularse a la gubernatura de Michoacán, ganándole al Partido de la Revolución Democrática (PRD), pero derrotada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI)… ¡y ambos pusieron el grito en el cielo! Aunque su dios no los escuchó y al que Calderón culpó de su fracaso, como al PRI, al PRD, a los estadunidenses, a la peste gripal, al Congreso de la Unión, a la sequía… Marinero de buen tiempo, en cuanto estalló la tormenta invocó el filme La tormenta perfecta (donde el capitán de la nave perece).
También culparon a los narcotraficantes de su mínimo apoyo en las urnas. Y una y otra vez asegura que las próximas elecciones para reemplazarlo (si antes no consolida su golpe militar) estarán influidas por esa delincuencia, y entre líneas deja ver que se suspenderían o anularían. Levantó una polvareda. Hizo un escándalo porque su hermana no pudo ganar la gubernatura. Y ella repite lo mismo. Lo dijo, a un mes de su derrota, al reportero Miguel García Tinoco (Excélsior, 13 de diciembre de 2011). Insisten que el “crimen organizado” apoyó al PRI y por ello impugnó el resultado ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y puso una denuncia ante la Procuraduría General de la República, con la mira de que anulen la elección.
El Calderón de Los Pinos lleva más de cinco años combatiendo a la “delincuencia organizada” y, aunque cada día nos informa sobre la confiscación de armas y dinero, y la captura de capos y cómplices –que de inmediato son sustituidos–, no ha podido someterla aún con las Fuerzas Armadas en la calle. Entonces es fácil culparlos de que el Partido Acción Nacional ha sido derrotado elección tras elección, y todo indica que en julio de 2012, será aplastado en las urnas. Hermanos por siempre, los Calderón con su autoritarismo son provocadores de más violencia, empujado al PAN al precipicio.
Con sus fracasos políticos revivieron al PRI de Enrique Peña Nieto (el más antiguo) e inyectaron ánimos al PRD de Andrés Manuel López Obrador. Y queda claro que ese PAN, con su candidato, quedará en tercer lugar (es decir el último en las elecciones presidenciales). Lo cierto es que los calderonistas y el PAN no supieron gobernar, ni competir ni reconocer sus derrotas. Se lamen las heridas y no saben qué hacer si el PRI les quita la Presidencia de la República o si en una de esas el PRD por un “elemento de sorpresa” y con su discurso “amoroso” le gana al PRI y al PAN.
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter