Según se dio a conocer en el portal La silla rota, que dirige Roberto Rock, en la campaña por la candidatura panista, la actual abanderada del blanquiazul expresó: “A ver qué vamos a hacer mi Agus. Como nos están grabando quiero mandar un saludo a Alejandra Sota”, vocera presidencial. Agustín responde, cándidamente: “Ah, salúdamela mucho”. Y la viajera frecuente añade: “Un saludo cariñoso para Genaro García Luna, que nos graba en lugar de grabar al Chapo, y un saludo muy amoroso a Sota, que filtra todas nuestras llamadas telefónicas. ¡Pinche Sota!”.

Como muchos recordarán, en la mencionada contienda, la entonces sonriente Mota, afirmó que Ernesto Cordero era un “patán”, ya que se había expresado mal de quien está fascinado, absurdamente, con Mario Vargas Llosa. Por lo tanto, de que están grabando lo que dice esta dama no hay duda y de que difunden por medios adictos a Los Pinos, también hay certeza. Lo grave es que ahora se dé a conocer esa charla, ya que es un dislate más a la cuenta de quien, según las encuestas, va en segundo lugar por la carrera a la grande, pero se resbala muy seguido.

El asunto fue llevado incluso a la Procuraduría General de la República (PGR), por Torres. Y en algunas informaciones se indica que lo litigará el exsecretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont. Aunque, para curarse en salud, la demanda es contra quién resulte el fisgón (no estamos hablando del notable caricaturista que suscribe así sus cartones).

Torres expresó: “No acusamos a nadie en especial, ésa es la función del Ministerio Público”. Y añadió que “el secretario no es un adversario político, es el secretario de Seguridad Pública de este país” (Reforma, 27 de marzo de 2012).

El temor de involucrar al jefe de éste, Felipe Calderón, recorre el cuerpo del muchacho Torres. O tal vez sea, benévolamente, candidez. En este último caso quizá la juventud evite que él entienda algo: los encargados de policía, en todo el mundo, espían incluso a los jefes de gobierno, no se diga a los subordinados. Ello es lógico, con el afán de preservar lo que, ridículamente, se denomina la salud de la República.

No olvidemos que el exsecretario de Gobernación y controversial político, Fernando Gutiérrez Barrios llegó a tener un poder excepcional. Tanto que mandatarios como Carlos Salinas de Gortari debieron hacerle espacio en el gobierno para que no sacara los trapos sucios que tenía en la mano.

En la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, el famoso Lavrenti Beria (jefe de la Policía y el servicio secreto) tuvo que ser liquidado por Joseph Stalin para que no pusiera en jaque a quien fue un dictador con todo el bigote relamido.

México, obviamente, no es la excepción. Más bien ha sido muy patente que Calderón, en los últimos días, ha dado espaldarazos a Genaro, e incluso lo ha puesto como ejemplo de lo que es necesario hacer, sobre todo por su centro de espionaje, el cual, sin duda, ha fallado con Joaquín el Chapo Guzmán y con innumerables personajes que continúan lavando decenas de miles de millones de dólares anuales. Pero, eso sí, se han dado a conocer un sinfín de grabaciones en las cuales dejan mal parados a los enemigos de la administración actual.

Pretender que el Ministerio Público sea diligente y mande a aprehender a los espías no sólo es ridículo sino una quimera. Ello, porque hace 12 años que no hay una investigación seria de la PGR. Sabemos de muchos casos donde finalmente se libera a detenidos, incluyendo narcotraficantes de fuste, ya que no existen pruebas contundentes. Por lo tanto, como escenografía para una campaña la foto de la denuncia es buena, aunque inquietante.

Esto último porque algunos analistas indican que en Los Pinos ven casi imposible el revertir las tendencias negativas de Josefina. Y ya instalados los peones calderonistas en las cámaras de Senadores y Diputados (ver el análisis del portal Sin embargo, 27 de marzo de 2012), lo mejor es ir negociando con el enemigo, el odiado Partido Revolucionario Institucional.

Como sea, en una entrevista de Vázquez Mota con Lorenzo Meyer, Sergio Aguayo y Denise Dreser, en el espacio de Carmen Aristegui, la abanderada panista no quiso abordar el asunto y se despidió muy rápidamente. Prueba evidente de que no desea enfrentar ese problema.

Por cierto, el rijoso Javier Lozano intentó, torpemente, desviar la atención y dijo que los que habían grabado la conversación habían sido priístas. El que fue subsecretario de Gobernación seguramente conoce la forma en que se realizan estas sucias acciones. Pero nadie le creyó, porque en seguicda defendió al multicitado Genaro. Lo que muestra, claramente, que Felipe ordenó a uno de sus más fieles defensores tratar de cubrir a un policía que debe saber mucho, ya que es prácticamente intocable, lo mismo para ciudadanos que ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Algo que dice muy claramente que la democracia en nuestro país es una ficción.

Cuando las fuerzas del orden avasallan a todos, lo que tenemos es el poder de unos cuantos y no la voluntad de la mayoría.