El Presidente del Poder Judicial, César San Martín Castro, ayer 2-8-2012, anticipándose a la celebración del Día del Juez que es mañana, ha pedido perdón por los errores de algunos jueces, que él llamaría solo equivocados, errados, polémicos, nunca descarriados. En forma expresa aclaró que no se refería al fallo de Villa Stein y 4 vocales más. Entonces, ¿a qué otros casos apuntaba, si él nunca ha señalado, cuestionado, ni denunciado ninguno?

Días atrás había dicho, sobre el Affaire Villa Stein, que los criterios jurídicos de los fallos no son pasibles de control penal, administrativo, ni político. En otras palabras, cualquier barbaridad que cometan los jueces al fallar siempre son inocentes: no merecen ser suspendidos o destituidos (responsabilidad administrativa); tampoco ser encarcelados (control penal); ni siquiera inhabilitados por el Congreso de la República (control político).

No sé si olvida San Martín que presidió la Sala Penal Especial, integrada por Víctor Prado Saldarriaga y Hugo Príncipe Trujillo, que sentenció como autor mediato de los crímenes de Barrios Altos (de 3-11-1991), a los cuales consideró sin equivocación como de lesa humanidad, al ex mandatario, hoy preso y con cáncer en la lengua, Alberto Fujimori
(Exp. N° 19-2001). La sentencia, en todos sus extremos, fue confirmada en 2ª.instancia por 5 vocales, por unanimidad.

Si el condenado Fujimori es autor mediato –no apretó el gatillo, era el de atrás- quiere decir que tuvo autores inmediatos, directos o materiales, que todos sabemos eran los miembros del grupo Colina, organizados por Vladimiro Montesinos, Nicolás de Bari Hermosa Ríos, entre otros; todos bajo la batuta y férula de Fujimori.

Pese a que dicho expediente se tuvo a la vista, la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema, presidida por Javier Villa Stein, e integrada por Jossué Pariona Pastrana, Jorge Salas Arenas, Francisco Miranda Molina y Baltazar Morales Parraguez, en un fallo confuso, establece que, en el mismo caso Barrios Altos, no existe la autoría mediata, ni la lesa humanidad. Tres de los cinco, días después, “aclaran” sus fundamentos afirmando lo contrario: ¡que sí son, esos crímenes, de lesa humanidad! (Exp. Nº 4104-2010).

Preguntamos: ¿Estuvo errado, equivocado o teledirigido César San Martín y 7 supremos más; o está errado, equivocado o instrumentalizado por la componenda Javier Villa Stein y los pocos vocales que lo siguen, retractándose luego?

Para nosotros, el llamado criterio o discreción, que proviene del “criterio de conciencia”, junto a la complejidad del Derecho Penal y Procesal Penal, permite que se filtre, crezca y se perennice la serpenteante corrupción. ¡El Congreso, el CNM y el Ministerio Público actuales le sirven de cobertura y de abono!

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