Otro de los graves problemas que Calderón no pudo detener, a pesar de su política bélica para enfrentarlo, fue la operación del crimen organizado, el cual continuó saqueando a la paraestatal más importante del país, Pemex. Tan sólo en 2011, ésta perdió poco más de 5 mil millones de pesos por robo de combustibles. Este problema mantiene encendidos los focos rojos tanto en la Dirección General, a cargo de Juan José Suárez Coppel (a quien cada día se le menciona más de que podría repetir en el próximo gobierno), como en la subsidiaria Pemex Refinación, que encabeza el ingeniero Miguel Tame Domínguez.

A diario, se extraen ilícitamente entre 7 mil y 8 mil barriles. Por su gravedad, la situación se considera un tema de seguridad nacional, al grado de que son las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina, la Procuraduría General de la República y la Policía Federal las que custodian, pero de manera parcial, los 14 mil kilómetros de ductos.

Las cifras no dejan dudas respecto de la dimensión del problema: al cierre de junio de 2012, Pemex Refinación estimó que el combustible sustraído ilícitamente a través de tomas clandestinas ascendió a 1 millón 841 mil 478 barriles. Esta cifra representa 18 por ciento más que el faltante calculado para el mismo periodo de 2011, por 1 millón 557 mil 569 barriles.
Para la Dirección General de Pemex Refinación es imposible vigilar cada centímetro de los ductos. Sin embargo, por instrucciones de su titular Miguel Tame, esta subsidiaria reacciona lo más pronto posible ante una toma clandestina: una vez que se detecta, el personal tarda entre una y dos horas para llegar al lugar. El tiempo que lleva se debe a las dificultades del camino.

El problema ahora es detectar esas tomas clandestinas. Y es que la tecnología que la paraestatal ha adquirido mide los flujos del combustible a lo largo del ducto; cuando éstos presentan alguna caída considerable, se acude al sitio y se constata que se trataba de una… Pero la delincuencia organizada ha mejorado sus técnicas, refieren las autoridades: una vez que escogen el área del robo, realizan dos cortes al ducto, uno para la sustracción del combustible y otro para la inyección de agua.

La sofisticación de las técnicas delictivas se mezcla con la violencia. Los directivos de Pemex Refinación han tenido noticias de su propio personal que es obligado mediante amenazas y secuestros a encubrir o participar directamente en el robo de los hidrocarburos.

Hasta ahora, las investigaciones internas no han podido dilucidar quiénes han actuado en forma deliberada y quiénes en forma obligada, para salvaguardar su integridad y la de sus familias. Las zonas de mayor vulnerabilidad se ubican en el Norte del país.

Incluso, las autoridades petroleras han detectado sitios donde sólo se puede entrar con elementos del Ejército Mexicano, porque cuando se intenta clausurar alguna toma clandestina el personal de la paraestatal es recibido a balazos. Éste es el caso de un paraje conocido como La Polvareda, localizado en Tamaulipas.

Con el robo de combustibles, además, hay otro problema: muchas tomas clandestinas quedan abiertas y el combustible que se riega daña el ambiente. Por cada caso así, Pemex debe garantizar la remediación del área.

En el primer semestre de 2012, la paraestatal identificó y clausuró 824 tomas clandestinas (694 en poliductos y 130 en oleoductos); en ese periodo, las autoridades judiciales detuvieron a 111 sujetos en flagrancia por el delito de robo de hidrocarburo, aunque sólo 105 fueron consignados. Por cada toma ilegal localizada, el área jurídica de la paraestatal presentó la denuncia respectiva ante el Ministerio Público Federal.

En los primeros meses de este año, Veracruz se constituyó como la entidad más vulnerada por la comisión de este delito: a julio, se localizaron 114 tomas clandestinas; le siguieron Sinaloa, con 90; Tamaulipas, con 83, y Sonora y Nuevo León, con 62, respectivamente.

Caso Mexlub

Ahora que el legislador Ricardo Monreal impulsa una comisión en la Cámara de Diputados para investigar el caso de Mexicana de Lubricantes (Mexlub), que habría causado supuestas pérdidas a la paraestatal por 40 mil millones de pesos, en la Dirección de Pemex Refinación se considera que no es momento de vender las acciones que la subsidiaria posee en esa empresa privada, y que representan el 47 por ciento del total, pues esto significaría cuantiosas pérdidas para la paraestatal.

En Pemex dicen que si la subsidiaria vendiera su participación perdería incluso la inversión que hizo en 1993, que asciende a unos 600 millones de pesos actualizados. Se asegura que la paraestatal sí podrá recuperar esa inversión, pues en la mesa hay alrededor de 300 millones de pesos que no se han cobrado porque los estados financieros de Mexlub no han sido aprobados.
Admiten que con esta sociedad Pemex Refinación no ha ganado nada, pero niegan que la merma ascienda a 40 mil millones de pesos: las utilidades de la empresa privada no superan los 300 millones de pesos.

Pemex Refinación le apostará a sanear las finanzas de Mexlub y a recuperar su inversión. Acerca de la comisión que se podría crear en la Cámara de Diputados, esperan que esto permita transparentar y no dejar dudas de la “verdadera situación que guarda la relación comercial entre Pemex Refinación y Mexicana de Lubricantes”, pero si hubiera que sancionar a alguien por malos manejos, bienvenido.

Fuente
Contralínea (México)