Grupos nacionalistas de corte fascista aprovechan la crisis económica griega para ganar terreno. Sus acciones y discursos xenófobos parecen tener eco hasta en las esferas del poder político. El Ministerio de Orden Público inicia un programa para detener y expulsar del país a los extranjeros indocumentados
Pese al azote de una atroz crisis económica y agobiada por severos recortes presupuestarios, Grecia invierte gran cantidad de recursos en nuevas operaciones contra los migrantes, quienes ahora cargan la culpa de la mala situación del país.
Bajo el incongruente nombre de Xenios Zeus (Hospitalario Zeus en español), las autoridades griegas llevan a cabo una operación contra los migrantes sin papeles para detener lo que el ministro de Orden Público, Nikos Dendias, considera una invasión histórica de extranjeros.
El objeto del operativo en la capital helénica es repatriar a los migrantes en situación irregular a sus países de origen o llevarlos a centros de retención en el Norte de Grecia, conforme indicó la Policía.
De ese modo, el Estado griego deportará a más de 1 mil 500 migrantes sin situación legal, tras la detención y verificación de más de 9 mil 500 extranjeros enmarcada en esa gran operación contra la inmigración clandestina, según fuentes oficiales.
En ese sentido, las redadas se recrudecieron con la incorporación al servicio en Atenas de 1 mil 500 gendarmes aproximadamente, que el gobierno alquilaba como guardaespaldas personales a gente poderosa, como parte de una estrategia de emergencia destinada a recaudar dinero ante la profunda recesión que vive el país.
Situada en el extremo Sureste de Europa, Grecia es un país de paso frecuente para los migrantes procedentes de Asia o de África con destino a Europa occidental.
Durante el primer semestre de 2012, la nación helena vio un incremento del 30 por ciento del flujo migratorio, con cerca de 120 inmigrantes cruzando la frontera a diario.
Por ello, otras de las medidas de Atenas para frenar la inmigración ilegal resultó en el despliegue de unos 2 mil 500 efectivos policiales en la prefectura de Evros, en la frontera con Turquía y principal punto de entrada hacia la Unión Europea.
Sin embargo, los helenos desean llevar más allá su celo guardián en torno a sus fronteras y pretenden contener la inmigración con la construcción de un muro en diversos tramos de sus límites con Turquía, ante la mirada crítica de la comunidad internacional.
No obstante, Atenas defiende su postura ante la Unión Europea y exige a Bruselas más fondos para la materialización del proyecto en un contexto de dificultades económicas para la Eurozona y, en particular, para una endeudada Grecia.
De ahí que no resultara extraño un comunicado del Ministerio de Protección del Ciudadano, el cual otorgaba luz verde al citado plan, cofinanciado por el bloque comunitario, a un costo de unos 5.5 millones de euros.
El muro, con una altura de 2.5 metros, se extenderá unos 10.3 kilómetros a lo largo de aquellos puntos de la frontera greco-turca por la parte que no cubra el río Evros.
La obra estará equipada con alambradas y material de alta tecnología para la detección de movimientos.
Incluso otras fuentes, como To Vima, informan sobre construcciones adicionales en la zona: en este caso, una trinchera anticarros, de 120 kilómetros de largo, 30 metros de ancho y siete de profundidad.
Pero por si ello fuera poco, el migrante también tendrá que soportar las acciones del partido neonazi Amanecer Dorado, que acusa a los extranjeros de robar el trabajo a los griegos y de estar detrás del aumento de la criminalidad.
Esta formación política, que se autoproclama nacionalista y con un discurso xenófobo, aprovechó la coyuntura de la crisis económica, las medidas de austeridad, el elevado desempleo y la alta migración legal e ilegal, para convencer a unos 400 mil electores griegos y poder entrar por primera vez al Parlamento en las pasadas elecciones de mayo.
Desde entonces, suelen ser comunes las acciones violentas contra migrantes atribuidas a miembros de este grupo político, cuyas acciones para ganar popularidad adquieren matices cuestionables.
Entre esas actividades se encuentra la repartición gratuita de alimentos únicamente a quienes son capaces de acreditar que son ciento por ciento griegos, en una población que vive una de las recesiones más duras de los últimos años en Europa.
Amanecer Dorado, bajo la consigna “Grecia para los griegos; fuera los extranjeros”, tiene claro –a su modo– cómo solucionar el problema de la migración ilegal.
“Hay que proteger las fronteras, y proponemos poner minas a todo lo largo de éstas. Eso, más la vigilancia del Ejército, blindará al país. Mientras haya un solo griego en paro, no nos dan ninguna pena los extranjeros”, dice al respecto la portavoz Urania Mijaloliakos, hija del líder de Amanecer Dorado, Nikos Mijaloliakos.
Inmigrantes bajo asedio
Mientras tanto, el asesinato racista de un joven iraquí en el centro de Atenas, bajo este ambiente hostil contra foráneos, provoca preocupación entre las autoridades, y siembra el terror entre los nmigrantes, verdaderos chivos expiatorios de la crisis.
De acuerdo con la policía, cinco personas a bordo de cuatro motocicletas lo atacaron con cuchillos, luego de intentar agredir sin éxito a otros dos migrantes (un rumano y un marroquí) minutos antes.
El aumento de los ataques de odio contra los extranjeros está empezando a tomar una dirección peligrosa, reconoce tras los hechos el ministro de Justicia griego, Antonis Roupakiotis.
El problema que tiene nuestro país con la migración aguda y sus consecuencias no puede ser tratado por medios inhumanos y violentos como éstos, agrega.
En una clara indirecta a los grupos de extrema derecha como Amanecer Dorado, el ministro de Orden Público, Nikos Dendias, afirma que el Estado luchará contra los autores de esos actos criminales “cualquiera que sea el pretexto que utilicen”.
En los últimos seis meses, grupos fascistas armados con cuchillos han atacado a unas 500 personas con total impunidad ante la pasividad de la policía, declaró a Skai Radio el jefe de la Asociación de Trabajadores Migrantes en Grecia, Javied Aslam.
La ley no se aplica a estos extremistas, denunció Aslam, quien también deploró los maltratos policiales a los que son sometidos los migrantes.
Con 11 millones de habitantes, en la nación helénica residen legalmente unos 800 mil extranjeros, mientras que la cifra de quienes no tienen papeles oscila, según diversas fuentes, entre 350 mil y 500 mil.
No obstante, entre la insostenible coyuntura económica interna y un clima xenófobo cada vez mayor, muchos inmigrantes optan por irse.
Ejemplo de ello son los 15 mil paquistaníes que han abandonado Grecia desde que comenzó la crisis, afirma Aslam.
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