Por Ashfaq Yusufzai/IPS

Peshawar, Pakistán. El creciente número de escuelas religiosas musulmanas es considerado el principal factor de las violentas protestas que tienen lugar en Khyber Pakhtunkhwa, exprovincia de la frontera noroccidental pakistaní, limítrofe con Afganistán.

“Hemos arrestado a 105 personas en conexión con los disturbios [en torno a la película estadunidense Inocencia de los musulmanes, sobre el profeta Mahoma] y 90 de ellas pertenecían a partidos político-religiosos, mientras que 65 habían sido estudiantes en escuelas religiosas”, dice a Inter Press Service (IPS) el oficial de policía, Abdul Naveed.

“Hemos iniciado una investigación independiente sobre los disturbios, para exponer a los verdaderos culpables de instigar a la gente y de dañar propiedades públicas y privadas en nombre del profeta Mahoma.”

Y agrega: “a menudo las protestas se vuelven violentas porque los estudiantes de escuelas religiosas tienen el hábito de recurrir a la violencia”.

Los pakistanís con educación religiosa también son acusados de participar en saqueos. “Jóvenes con barba, principalmente salidos de madrazas [escuelas musulmanas de estudios superiores], enloquecieron. Rompieron o se llevaron muebles, vidrios y vajilla”, dice Raees Jan, gerente de un hotel en Peshawar que sufrió daños por 4 mil dólares durante las protestas.

El 11 de septiembre (fecha en que la ira generada por la película derivó en la muerte del embajador de Estados Unidos en Libia, Christopher Stevens, durante el ataque contra el consulado de su país en la nororiental ciudad libia de Bengasi) “ha dejado un impacto profundo en el paisaje político, y grupos religiosos se nutren de los sentimientos de musulmanes que no pueden tolerar la blasfemia”, declara Mohammad Dauran Shah, en la Universidad de Peshawar.

El ministro de Información de Khyber Pakhtunkhwa, Mian Iftikhar Hussain, dice que los manifestantes estaban tan enfurecidos que la policía no intervino.

“En 2000, Pakistán tenía alrededor de 89 mil darul uloom [escuelas religiosas] con 344 mil estudiantes”, dice Umar Farooq, del Ministerio de Asuntos Religiosos, a IPS.

“Para marzo de 2012, la cantidad de esas escuelas llegaba a 106 mil, con 440 mil estudiantes”.

El gobierno lanzó un programa para modernizar las escuelas religiosas, a fin de que los estudiantes recibieran educación básica en materias como matemáticas e inglés, así como capacitación en el uso de computadoras.

El ministro de Educación de Khyber Pakhtunkhwa, Sardar Hussain Babak, comenta a IPS que, en el marco de un plan propuesto para modernizar la educación que se negoció a comienzos de este año, los estudiantes recibirían las clases habituales sobre recitado (Nazirah-e-Quran), memorización (Tahfeez-ul-Quran), pronunciación (Tajweed), un programa estándar de un seminario religioso (Darse-e-Nizami), análisis e interpretación del Corán (Tafseer), dichos del profeta Mahoma (Hadith) y jurisprudencia islámica (Fiqah).

También se incluye literatura árabe, urdu, inglés, ciencias, matemáticas, computación y tecnologías de la información, así como capacitación vocacional.

Sin embargo, Babak dice que los líderes de las escuelas religiosas ven al programa como una “interferencia”, y que han rechazado el apoyo del gobierno.

“La mayoría de estos maestros son incapaces de enseñar adecuadamente. No tienen una educación moderna. El gobierno quiere apoyarlos financiera y técnicamente, pero ellos no quieren eso.”

Babak dice que la decisión de modernizar la enseñanza se tomó en medio de informes de que algunas de estas escuelas eran semilleros de insurgentes.

“Alrededor del 99 por ciento de los estudiantes pertenecen a familias pobres que no pueden costear las escuelas modernas o administradas por el gobierno y optan por escuelas religiosas que no cobran”, explica Babak, firme oponente a los extremistas del movimiento Talibán.

Mohammad Asif, maestro en la madraza Uma Hatul Momineen, comenta que alrededor del 96 por ciento de los estudiantes de escuelas religiosas son analfabetos.

“No van a escuelas formales, sino que se inscriben directamente en seminarios.

“Las escuelas religiosas son muy buenas porque enseñan el verdadero significado del Islam”, dice Asif, de 25 años, que primero concurrió a una escuela secundaria del gobierno y luego se integró a un seminario religioso, donde se licenció en jurisprudencia islámica.

“Pero las escuelas religiosas también deben impartir educación moderna, [que incluya] computación, matemáticas, inglés, etcétera.”

Según un informe elaborado por los colegios y el Departamento de Alfabetización de Khyber Pakhtunkhwa, sólo alrededor del 25 por ciento de las escuelas religiosas han solicitado registro.

El estudio también plantea que la mayoría de unos 4 mil maestros y 900 maestras de Khyber Pakhtunkhwa nunca asistieron ellos mismos a escuelas formales, y que son graduados de colegios religiosos.

Los seminarios religiosos en Pakistán, especialmente en Khyber Pakhtunkhwa y las Áreas Tribales Federalmente Administradas (FATA, por su sigla en inglés) en la frontera afgana fueron culpados por Estados Unidos de “entrenar” insurgentes afines al Talibán.

“‘Talibán’ significa ?estudiantes de escuelas religiosas’”, dice Jawad Khan, maestro de ciencia política en la facultad del gobierno en Peshawar.

“Hacia mediados de la década de 1990, talibanes procedentes de madrazas pakistanís y afganas avanzaron sobre Kabul, y en un plazo de semanas tomaron el control del 95 por ciento de Afganistán”, señala.

“En esa época, Estados Unidos y su incondicional aliado, Pakistán, apoyaron al gobierno Talibán en Afganistán, con la mira puesta en contrarrestar a Irán, poblado por chiítas”, añade.

Los principales organismos que rigen las madrazas –Tanzim-ul-Madaras, Wafaq-ul-Madaras y Rabita-ul-Madaris– representan diferentes escuelas de pensamiento.

A menudo, Estados Unidos acusa a estas escuelas religiosas de promover el terrorismo. Por este motivo, junto con el ejército pakistaní, atacó varias madrazas dentro de Pakistán y Afganistán. Washington ha pedido a Pakistán que las controle y las modernice.

Los directores de los colegios religiosos niegan, con vehemencia, las acusaciones de que forman insurgentes.

“En nuestra escuela hay más de 4 mil 500 estudiantes”, dice Maulana Samiul Haq, rector de Darul Uloom Haqqania, el mayor seminario religioso en Pakistán. “Todos ellos son pacíficos y apolíticos. Participaron en los combates sólo para salvaguardar a Afganistán del gobierno corrupto y amargamente dividido en Kabul”, sostiene.

“Aprendemos ética, moralidad y valores humanos”, dice a IPS Fauzia Begum, de 18 años, estudiante de Jehadul Momineen Darul Uloom en Bannu, uno de los 25 distritos de Khyber Pakhtunkhwa.

La joven opina que “es necesario hacer que más mujeres estudien en escuelas religiosas, para aplastar la prevalente ola de terrorismo”.

Fuente
Contralínea (México)