Por Randy Saborit Mora/Prensa Latina

Datos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) confirman que en 2011 se estimó una producción de 38 mil 728 toneladas métricas de ajonjolí, 30 mil 386 de arroz, 196 mil 410 de frijol, 1 mil 634 de maíz y 1 mil 467 de trigo.

Fuentes consultadas por Prensa Latina –que solicitan el anonimato– convergen en que para eliminar el hambre en Guatemala es necesario aplicar una política de Estado más allá de los gobiernos que cambian cada cuatro años.

Otros, más radicales en su pensar, estiman que todo pasa por el reparto de la tierra, y algunos ven como fundamental que los partidos políticos concuerden en que la seguridad alimentaria es un asunto primordial para cualquier Estado, más allá de las divergencias existentes en otros tópicos de la vida política.

Sería necesario aumentar el presupuesto destinado a minimizar el índice de inseguridad alimentaria y garantizar que el dinero llegue a la base, porque, según ha admitido la propia vicepresidenta, Roxana Baldetti, la corrupción estatal es un monstruo de mil cabezas.

“Me ha sorprendido que los niveles de corrupción en el país son incontables. De alguna manera es una frustración para mí. Me he pasado ocho meses entendiendo que tengo que seguir [la lucha]”, manifiesta Baldetti en una entrevista con el diario local Prensa Libre, divulgada el pasado 23 de septiembre.

Por su parte, el presidente guatemalteco, Otto Pérez Molina, ha instado a disminuir la tasa de desnutrición crónica en Guatemala, que afecta a casi el 50 por ciento de la población infantil de este país centroamericano.

“Hemos hecho énfasis especial para frenar y lograr descender esos números que marcan nuestra realidad”, porque la desnutrición limita sus capacidades desde niños y los deja marcados para el resto de sus vidas, aseveró el 16 de octubre pasado el mandatario en la cooperativa Chicoj, de Cobán, cabecera del departamento Alta Verapaz, a unos 112 kilómetros al Norte de la capital.

Durante una actividad efectuada a propósito del Día Mundial de la Alimentación, el gobernante dijo que cada día nacen 23 infantes que tristemente estarán condenados a padecer desnutrición crónica.

“Un buen estado nutricional es una de las responsabilidades de cualquier Estado”, reconoció Pérez Molina ante cientos de personas y miembros de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés), la Confederación Guatemalteca de Federaciones Cooperativas (Confecop) y la Federación de Cooperativas de las Verapaces.

Para el titular de MAGA, Efraín Medina, es triste y vergonzoso el dato de desnutrición crónica infantil en Guatemala.

Vio, según él, como una contradicción que este país rico, con gran potencialidad en sus recursos naturales, un clima diverso y un capital humano heredero de una tradición ancestral cuente con altos rezagos en los índices de desarrollo humano en el nivel mundial.

Respecto del programa gubernamental Pacto Hambre Cero, manifestó que el reto es bajar, en los próximos años, en por lo menos un 10 por ciento la desnutrición crónica que aqueja a la mitad de los guatemaltecos de hasta 5 años de edad.

Ernesto Sinópoli, representante de la FAO en esta nación centroamericana, opina que las cooperativas agrícolas guatemaltecas tienen capacidad para alimentar a sus pobladores.

“Para la FAO y sus asociados, las cooperativas agrícolas son aliadas naturales en la lucha contra el hambre y la pobreza extrema”, indica Sinópoli, tras asegurar que los datos demuestran que las cooperativas están en condiciones de mitigar los efectos negativos de las crisis alimentarias.

Trabajo de la ONU en San Marcos

La Organización de las Naciones Unidas prevé reducir las vulnerabilidades en salud, hábitat comunitario e incrementar las oportunidades productivas en cinco municipios de San Marcos, departamento suroccidental de Guatemala, un país donde el 80 por ciento de la población padece inseguridad alimentaria, indican cifras oficiales.

Unas 2 mil 600 familias en condiciones de infrasubsistencia y subsistencia de los municipios de Tajumulco, Ixchiguán, San José Ojetenam, Sibinal y Tacaná, reciben apoyo de Naciones Unidas en respaldo a la labor del MAGA, declara Norma Pérez, directora de Proyecto de la FAO en San Marcos.

La Organización Panamericana de la Salud, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura trabajan en coordinación con MAGA, para mejorar las condiciones de vida de los habitantes de esos territorios, acota Pérez.

Prensa Latina pudo constatar cómo la cooperativa Unión y Progreso busca mejorar los rendimientos agrícolas al emplear abono orgánico, usar invernaderos y capacitar a campesinos en los cantones de Tuixaj (San José Ojetenam) y San Pablo (Tacaná), parajes ubicados a más de 2 mil 800 metros sobre el nivel del mar.

Allí, a temperaturas de 10 a 20 grados centígrados –según la hora del día– durante la actual temporada de lluvias, viven esperanzados cientos de agricultores, como Fausto Ramírez y Arnoldo Roblero.

El primero de ellos, Ramírez, hace cuatro años probó suerte al emigrar a Estados Unidos y, de acuerdo con su testimonio, comprobó que aquel país es diferente a como lo pintan.

“Más –dice– si desconoces el inglés y careces de documentos legales”.

Por eso, agrega, “regresé y desde hace dos años y medio trabajo mi patio, donde tengo maíz, ovejas y truchas”.

Respecto del primer cultivo, sostiene que se prevé aumentar la producción al usar el estiércol y purín (orina) del ganado ovino, además del lombricompost, que es un abono orgánico elaborado a partir de las excretas de las lombrices.

El segundo de ellos, Roblero, manifiesta que recoge unos 7 kilogramos de tomates por cada una de las 500 plantas de su invernadero, donde se puede controlar la temperatura y evitar el ataque de plagas.

En San Pablo (Tacaná), el presidente del Comité de Crédito de la Cooperativa Unión y Progreso, Alvino Pérez, dice a Prensa Latina que ya no existe pobreza extrema y que el índice de analfabetismo es del 7 por ciento.

Acorde con estadísticas recientes de la FAO, las cooperativas existentes en el mundo proporcionan más de 100 millones de empleos, el 20 por ciento más respecto de las empresas multinacionales.

Las entidades guatemaltecas de ese tipo generaron el año pasado 235 mil puestos de trabajo, 38 por ciento de los cuales benefició a mujeres, señalan números de la Confecop.

La Asamblea General de la ONU proclamó 2012 como el Año Internacional de las Cooperativas con el propósito de destacar la contribución de éstas al desarrollo económico y social, a la reducción de la pobreza y a la promoción de la inserción social.

Guatemala, azotada por la pobreza y la desigualdad social, es víctima de una gran paradoja: muchos alimentos en boca de pocos.