En 2002, el cineasta Carlos Mendoza realizó el video “Tlatelolco, la claves de la masacre”, en el que entrevista a los habitantes de ese lugar y asienta qué sucedió, quiénes dispararon y a qué hora, en la memorable matanza del 2 de octubre de 1968. Ello ligado a una mayor investigación, en la cual aparecen integrantes del Estado Mayor Presidencial que organizaron la masacre, algunos todavía vivos. En una conversación posterior que sostuve con Mendoza, me dijo que alguien seguramente involucrado en la represión era Alfonso Corona del Rosal, el cual no había sido mencionado.

Traigo a colación esto, porque lo ocurrido el 1 de diciembre de 2012 ha ido develándose paso a paso. Una aportación importante la han hecho medios como Reforma y La Jornada, pero sobre todo páginas en internet, como Sin Embargo y Animal Político. Si a ello le agregamos que el movimiento Yo Soy 132 ha pedido que se acumulen testimonios de hechos y víctimas, seguramente no tardaremos años –como en el caso de 1968– en entender qué ocurrió.

Por ahora, quedan claras algunas cuestiones: en un video de Ray Veritas (las redes sociales como dolor de cabeza en este sexenio) se muestra que hay personas con un guante negro (en Tlatelolco fue blanco) detrás de las vallas, con cadenas y armas que se pasean como si nada. Otras filmaciones, una enviada por Cristina Gómez, dan cuenta de que hay grupos de choque que llegan sin ningún obstáculo hasta los policías federales que los esperan inmutables. Y otras más nos presentan cómo los policías del Distrito Federal aprehenden, sin ton ni son, a quienes encuentran a su paso. Hay más, pero esto es lo básico.

¿Es posible que la Policía Federal, que hizo un pavoroso cerco días antes, no utilizara ninguna táctica para detener a los considerados “anarquistas”? ¿No estará metida la mano de Genaro García Luna que, por medio de algunos informadores, dijo que vendrían tiempos violentos por estos meses y preveía que grupos armados realizarían disturbios? ¿Por qué a la salida de Manuel Mondragón y Kalb de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal no hubo control de los azules?

La televisión –faltaba más– presentó la violencia en la capital. No investigó nada, pero eso sí, dio un espacio muy amplio a todas las actividades de Enrique Peña. Quiso sembrar la duda en los inconformes a partir de las bondades del nuevo régimen, la unificación sobre las medidas –algunas importantes– del Pacto por México y estar atenta a que no se disminuyeran sus privilegios mostrando su fuerza y encantamiento ante la audiencia.

Como algunos han señalado, de haber sido varios grupos anarquistas quienes actuaron es contradictorio que hayan invocado como su héroe al padrecito Stalin, gran rival del teórico del anarquismo Mijaíl Bakunin. Michel Maffesoli cita en El crisol de las apariencias (editorial Siglo XXI, 2007) a éste: “la pasión destructora es una pasión creadora”. Pero ni por asomo era la actitud de la mayoría de los participantes en la marcha y menos de quienes iban por la calle y fueron detenidos bajo el supuesto delito de alteración de la paz pública, similar al que había en 1968: disolución social. ¿Nuevos tiempos de justicia?

Mariana Muñiz, estudiante de teatro en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fue detenida en Filomeno Mata esquina con 5 de Mayo, no en Avenida Juárez, sin que participara en un performance ni estuviera, siquiera, gritando consignas. Sólo se trató de culpabilizarla aplicando las enseñanzas de Atenco. Tres estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, también de la UNAM, fueron detenidos por manifestarse pacíficamente: Víctor Aguilar, Daniel Esquivel y Adrián Romero.

Dos muchachos que llegaron de Tabasco y estaban de compras en el centro también fueron detenidos: Rodrigo Andrés Nieto y Juan Carlos Jiménez.
Reporteros sin Fronteras pidió la inmediata liberación del fotógrafo rumano Mircea Topoleanu y del periodista mexicano Daniel Bazán.

Amnistía Internacional llamó a excarcelar a los detenidos no involucrados en los disturbios.

En Guadalajara también hubo protestas contra Peña Nieto en el marco de la Feria Internacional del Libro. Detuvieron a 25 personas, las cuales ya fueron liberadas aunque también fueron multadas. Hubo ataques violentos a las sedes del Partido Revolucionario Institucional en Coahuila, Sonora y Morelos. El gobernador de Chihuahua, César Duarte, exige la pena de muerte contra los maleantes.

Que hay una provocación orquestada es muy evidente. Desentrañarla es cuestión de todos –pues las autoridades no lo harán–, así como pedir la libertad de los inocentes, la cual, por fortuna, está en manos de varias organizaciones y abogados. Debemos sumarnos a esa causa.

Mientras tanto, el Pacto por México, con elementos nada desdeñables, es quizá un preludio al Día de los Inocentes, una carta a Santaclós y el deseo de que los Reyes Magos lleguen a nuestro hogar. Incluso una de las propuestas –que las televisiones abiertas no cobren a las de paga por sus contenidos– ya se modificó sin que nadie explique el porqué. El señor Osorio Chong dijo que al citar a los poderes fácticos no está aludiendo a nadie en particular “aunque [esos poderes] frenan el desarrollo del país”. Genial.

Fuente
Contralínea (México)