La batalla que se libró a partir del 9 diciembre en el campamento palestino de Yarmuk (en el sur de Damasco, la capital siria) reveló la existencia de nuevas alianzas.
El objetivo estratégico de la operación era implicar en la guerra contra Siria a los palestinos, mayoritariamente sunnitas, recurriendo a argumentos confesionales con vista a movilizarlos en contra del régimen laico de ese país.
Pero, al igual que en Líbano, donde los mercenarios de Fatah al-Islam trataron en 2007 de movilizar a los palestinos del campamento de Nahr el-Bared en contra del Hezbollah, los refugiados de Yarmuk no se dejaron manipular.
Elementos del Hamas favorables a Khaled Mechaal dejaron entrar en Yarmuk a los hombres del Frente al-Nusra (la rama levantina de al-Qaeda). Ya dentro del campamento palestino, los hombres de al-Nusra se enfrentaron principalmente a los militantes del FPLP (nacionalistas y marxistas).
Ahora se sabe que entre los hombres de al-Qaeda no sólo había extremistas musulmanes sino también agentes israelíes del Mossad que disponían de informes precisos para localizar y liquidar a los responsables de las facciones palestinas contrarias a la de Mechaal. Al no encontrar a las personas que buscaban, esos elementos permitieron que los demás miembros de al-Qaeda se entregaran al saqueo de los apartamentos vacíos de los líderes que buscaban.
Al cabo de una semana de duros combates, los elementos de al-Qaeda –incluyendo a los agentes del Mossad– se replegaron del lugar y el campamento fue declarado «zona neutral». De los 180 000 habitantes de Yarmuk al menos unos 120 000 lo habían abandonado, a pedido de las autoridades sirias, que los alojaron temporalmente en diferentes instalaciones de Damasco.
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