La solicitud de Monsanto Comercial, SA de CV, para la siembra de soya transgénica, aprobada por el gobierno mexicano, abarca tres áreas geográficas: Chiapas, la Península de Yucatán (conformada por Campeche, Quintana Roo y Yucatán) y la Planicie Huasteca (Tamaulipas, San Luis Potosí y Veracruz).

Son 44 los municipios donde la trasnacional podrá sembrar su semilla de soya resistente al glifosato –principio activo del herbicida Roundup, producido por Monsanto–, químico con el que habrán de ser “alimentados” los cultivos y cuya inocuidad aún es objeto de debate entre científicos, autoridades y empresas.

El uso del agroquímico, inseparable de la soya genéticamente modificada, enciende los focos rojos para los especialistas de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio). En el reporte titulado Resultados del análisis de riesgo a la solicitud 007/2012 para la liberación al ambiente de Glycine max (L.) Merr. [soya] genéticamente modificado MON-04032-6 (GTS 40-3-2), presentada por Monsanto Comercial, SA de CV, para liberar en etapa comercial durante el ciclo agrícola PV-2012 y posteriores en las regiones agrícolas de la Península de Yucatán, Planicie Huasteca y estado de Chiapas así como también multiplicar semilla en dichas regiones señala:

“Es recomendable estar atentos respecto a las dudas técnicas que han surgido en relación al uso del glifosato y algunos de los adyuvantes usados en la formulación del herbicida, ya que se han documentado recientemente posibles efectos negativos para la salud humana, el ambiente, la diversidad biológica y la sanidad animal y vegetal.

“[…] Es posible que el glifosato usado en los campos de cultivo sea arrastrado a los mantos acuíferos subterráneos y que éste afecte a las formas de vida a su paso […] un alto y permanente uso de este herbicida pudiera tener consecuencias sobre los mantos acuíferos, que son una fuente de agua para uso humano, […] este punto merece verse con detenimiento. No sabemos qué cantidades de glifosato pudiesen utilizarse a nivel comercial.”

En el reporte, la instancia gubernamental alerta que los sitios de liberación colindan con áreas naturales protegidas: ocho, en la Península de Yucatán; dos, en la Planicie Huasteca y al menos cuatro áreas naturales protegidas, en Chiapas.

Además, dentro de los polígonos solicitados se encuentran zonas prioritarias y ecorregiones. Tan sólo en Chiapas, la Conabio da cuenta de la existencia de dos regiones hidrológicas prioritarias, una terrestre, una marina y cinco ecorregiones. En la Península de Yucatán contabiliza 11 regiones hidrológicas prioritarias, cinco regiones terrestres prioritarias, siete regiones marinas prioritarias, y siete ecorregiones. En los polígonos autorizados en la Planicie Huasteca se encuentran tres regiones marinas prioritarias, seis regiones terrestres, tres regiones hidrológicas prioritarias y seis ecorregiones.

Durante las siembras en fase experimental y piloto, las empresas han violentado las restricciones a las áreas naturales protegidas. La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad logró documentar que se han realizado liberaciones de soya genéticamente modificada en Bala’an K’aax, Calakmul y La Encrucijada, áreas naturales protegidas de la Península de Yucatán y Chiapas.

Al respecto, apunta la recomendación: “es altamente preocupante que, para los polígonos de la Península de Yucatán así como los de Chiapas […] después de la entrada en vigor de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados se han identificado liberaciones irregulares que transgreden lo que dicta dicha ley federal. El promovente año con año ha reportado esta situación sin manifestar preocupación alguna y la autoridad competente la ha permitido. […] Conabio reiteradamente ha hecho saber esta situación pero no conocemos que hayan existido acciones correctivas y/o sanciones hacia el promovente” (sic).


Infografía:

Fuente
Contralínea (México)

Parte I: Soya transgénica invade México

Parte II: Soya transgénica, riesgosa para la biodiversidad mexicana

Parte III: Conabio perdió el carácter vinculante de sus opiniones durante el panismo