La comisión parlamentaria a cargo del control de los servicios secretos británicos presentó su informe anual el 10 de julio de 2013.

Dicho informe señala:

«Las agencias y el Centro de Análisis Antiterrorista (JTAC) estiman que elementos de al-Qaeda y yihadistas individuales que combaten en Siria representan actualmente la amenaza terrorista más inquietante para el Reino Unido y Occidente. Existe un riesgo proveniente de elementos extremistas en Siria que, aprovechando el medio favorable, pudieran elaborar planes de ataques externos, incluso contra objetivos occidentales. Un gran número de individuos radicalizados han sido atraídos por ese país, incluyendo una importante cantidad proveniente del Reino Unido y de Europa en general. Son susceptibles de adquirir un conocimiento y una experiencia que podrían acrecentar significativamente la amenaza cuando regresen a sus países. Además, en el caso de los grupos extremistas en Siria es de temer el riesgo que representa al acceso a las armas químicas del régimen.» [1]

Luego de la presentación de ese informe, la Cámara de los Comunes adoptó, con 114 votos a favor y sólo 1 en contra, una moción presentada por el diputado conservador John Baron [En la foto] cuyo texto precisa que «ningún apoyo letal puede ser entregado a las fuerzas antigubernamentales en Siria sin previo consentimiento explícito del Parlamento» [2].

Respondiendo indirectamente a los diputados, el ministro británico de Relaciones Exteriores, William Hague, informó por escrito al Parlamento que se estaba enviando a los «rebeldes» material de protección contra gases de combate por un valor ascendiente a 656 800 libras esterlinas (unos 750 000 euros) [3].

La decisión de la Cámara de los Comunes corresponde a una decisión idéntica adoptada anteriormente por el Congreso de Estados Unidos [4]. La comunicación del señor Hague corresponde más bien a una necesidad mediática de cobertura política.

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[1“The Agencies and JTAC assess that Al-Qaeda elements and individual jihadists in Syria currently represent the most worrying emerging terrorist threat to the UK and the West. There is a risk of extremist elements in Syria taking advantage of the permissive environment to develop external attack plans, including against Western targets. Large numbers of radicalised individuals have been attracted to the country, including significant numbers from the UK and Europe. They are likely to acquire expertise and experience which could significantly increase the threat posed when they return home. furthermore, there is growing concern about the risks around extremist groups in Syria gaining access to regime stocks of chemical weapons.”

[2“No lethal support should be provided to anti-government forces in Syria without the explicit prior consent of Parliament.”

[3«Statement to Parliament on the provision of chemical weapons protective equipment to the Syrian Opposition», William Hague, Foreign and Commonwealth Office, 16 de julio de 2013.