12-9-2013

En la última Feria Internacional del Libro en Lima, fue presentado el texto que corresponde a las “Actas de las Sesiones Secretas del Senado de Chile” que comprende el período del 22 de marzo de 1879 hasta el 29 de setiembre de 1880.

Una de las primeras revelaciones del libro, es que Chile invadió el litoral boliviano para quedarse exclusivamente con el territorio comprendido entre los paralelos 23 y 24 el mismo que implicaba una “reivindicación” ya que aquellos territorios los consideraba Chile propios y tuvo que hacer concesiones para acordar, primero en 1866 y después en 1874. Al existir aquellas negociaciones para definir los límites con Bolivia, ese territorio se encontraba en disputa y se acordó la medianería de los frutos y productos primero, para luego establecerse no subir el precio de las exportaciones, lo que motivó la guerra al violarse el pacto de 1874. En los debates con mucha claridad se dice “el territorio no disputado de Bolivia”, con lo cual la pretensión chilena se enmarcaba exclusivamente en la reivindicación, mientras que la ocupación del resto del territorio litoral era para obligar a los altiplánicos a firmar la paz con un nuevo tratado.

Algo que aparece como novedoso también es la participación del Perú en todo este asunto. Lavalle se encontraba ya en Chile y su presencia era para mediar entre los beligerantes, mientras en Lima Joaquín Godoy conversaba con el presidente peruano Mariano Ignacio Prado, y éste le aseguraba que quería la paz con los sureños. El ministro de RREE de Chile explica al Senado: “Se ha pedido a Lima mayores esclarecimientos y como garantía de ellos la declaración oficial de neutralidad, asegurándole que Chile respetará la integridad de su territorio”.

No hay que dejar de lado el papel que jugó Joaquín Godoy quien por su larga estancia en Lima, tenía un círculo importante de amigos dentro de la clase política peruana, informó sobre el estado de la fragata “Independencia”; la situación política del Perú a través del presidente Prado; los temores peruanos de que Chile se una a Bolivia para atacar al Perú y en especial que fue Godoy que en 1873 a pocos días de firmarse el Tratado de Alianza Defensiva con Bolivia, él lo conoció, copió y envió a Santiago, gracias a una filtración que hiciera nuestro propio canciller Riva Agüero en favor del entonces Imperio del Brasil.

La presencia del Tratado de Alianza Defensiva entre Perú y Bolivia fue negada por la cancillería de Chile, ante las interrogantes del senador Montt, ¿por qué esta negativa? ¿A quién se quería proteger?, ¿por qué no ha sido levantada ante la historia que Chile conocía el Tratado?

Lo que resulta más que sorprendente, es que Perú conocía con anticipación las intenciones de Chile respecto de la ocupación del litoral boliviano, leamos: “El 20 de enero del presente año, el ministro de Relaciones Exteriores de Chile dirigió una nota a nuestro ministro en Lima, diciéndole, entre otras cosas, que si el gobierno boliviano insistiese, en no suspender los impuestos en el litoral, y el gobierno de Chile se vería en la dolorosa necesidad de echar mano de todos los recursos que encuentre conveniente en amparo de los derechos e intereses que está obligado a proteger".

"Para el caso de esta eventualidad sería conveniente conocer la actitud que conocería el Gobierno peruano e indagar si podríamos contar con su neutralidad y garantías. A fin de obtener estos datos, sería conveniente que Ud. conferenciase con S.E. el Presidente de la República y con el Sr. Ministro de Relaciones Exteriores, a quienes debería imponer de los antecedentes de este asunto".

“El señor Godoy conferenció con S.E. el Presidente de la República en cumplimiento de las órdenes recibidas. En nota de 12 de febrero último nuestro Ministro en Lima decía a este Gobierno que la neutralidad del Perú era una circunstancia con que podíamos contar, mientras el actual Presidente de la República pudiese dominar la situación”.

Si Prado y su gabinete conocían de las intenciones chilenas sobre Antofagasta, ¿porqué se ofrecieron a declarar la neutralidad al ministro chileno? Una de tantas respuestas es que efectivamente ni Yrigoyen ni Prado conocían en ese momento aquel Tratado de Alianza Defensiva. Y la única probabilidad es que recién lo hayan conocido cuando arribó a Lima el enviado extraordinario de Bolivia, Serapio Reyes Ortiz, que llegaba para que se cumpla el tratado de 1873.

Entonces, efectivamente, Lavalle no conocía el Tratado, y sólo estaba haciendo el ridículo ante las autoridades chilenas, ya que la verdadera misión de evitar la guerra se encontraba en Lima con el propio presidente Prado, quien quería definir la neutralidad del Perú hasta el 24 de abril en que se reunía el Congreso que era el ente encargado de definir la situación del Perú. Ante esta adversidad nos preguntamos: ¿no podía acaso el presidente de la República convocar a una sesión extraordinaria del Congreso para hacer la consulta?

Hace medio siglo apareció la editorial de Carlos Milla Batres quien dio inicio a una serie de publicaciones en torno a la guerra que sostuviéramos contra Chile, allí están memorias, cartas, partes de guerra y monumentales obras como el Diccionario Histórico y Biográfico del Perú, y la segunda edición de la “Narración Histórica de la Guerra de Chile contra el Perú y Bolivia” de Mariano Felipe Paz Soldán. El gran esfuerzo de Milla Batres respecto a estos temas históricos sobre el conflicto de hace 130 años, lo ha retomado con bastante brillo “La Casa del Libro Viejo” de Juan Ortiz Benites, quien con esta publicación hace un aporte imprescindible para entender mejor nuestra historia con Chile, y una contribución enorme a la apertura de la verdad histórica. Nuestro país y en especial sus historiadores, deben dejar atrás el mito y la leyenda para dedicarse únicamente al estudio de la verdad en base a documentos porque el único propósito debe ser el de exponer lo que realmente sucedió.

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