Escribo esta pequeña semblanza acerca de mi salud corporal, que no ha mellado mi psiquismo, para anunciar y aconsejar que el equilibrio biológico no debe descuidarse. Ergo, mis artículos respecto de la sempiterna corrupción escasearán. Los Alan Garcías y los Toledos, al lado de su agazapado entorno fiscal, judicial y magistratura constitucional estarán de plácemes. Los de marca alanista y los de la chakana no tendrán a quien motejar e insultar y pensar más bien en la torcedura moral y delictiva de sus líderes, que la malquista prensa encubre.

Desde hace un buen tiempo estoy tras los galenos especialistas en varios órganos corporales que con la edad su estado amaina. Comencé en una clínica privada sanborjina, cuya pericia radica en ordenar radiografías, ecografías y análisis de todo y, por supuesto, nada gratis, ni barato. Ellos mismos hacen toda maravilla de laboratorio, hasta tienen su propia farmacia. Pero quedé igual.

Antes de llegar a ella era caserito de un urólogo famoso, Dr. Pow Sang, quien también sabe cobrar. Me retiré de él cuando la consulta de unos 10 minutos la subió a S/. 150.00 nuevos soles, por solo palpar la próstata con su dedo y extender una modesta receta.

Si los abogados penalistas, que también solemos ser estudiosos, responsables y especializarnos, cuando defendemos a los médicos, nos hiciéramos pagar por tan pequeño lapso esa apetecible suma, sus faltriqueras quedarían vacías y ellos contritos, despotricando. El solo hecho de ir en taxi de San Borja al centro de Lima, donde están los juzgados penales y salas penales superiores y supremas, a presentar un miserable escrito de apersonamiento y designación de defensor, toma varias veces esos 10 minutos, por los que pagaba con pena los 150 nuevos soles. Recuerdo que una tarde fui el número 32 y, por lo tanto, me sorprendí y alarmé que conmigo este urólogo ya embolsicaba 4,600. Por eso seguramente cuenta con edificio propio y a 2 hijos suyos los hizo médicos. Estos aprobaron la visión del padre.

Por estas experiencias del mercado médico, y porque mi salud corporal está resquebrajada como antes de ir a la costosa clínica, he optado por frecuentar a EsSalud. Soy asegurado y cesante en la Universidad Villarreal y hacían más de 30 años que no utilizaba este seguro. Con lo que aporté y sigo aportando financié la curación de otros compatriotas, que están lejos del negocio y de atenderse en los nosocomios privados.

Con estoicismo resisto estar en Reumatología y lograr los impresos de densitometría ósea, cuyos resultados aquejan deficiencia de calcio en la columna vertebral. Los 68 años no transcurren en vano, desgastan. Ya me hicieron los diversos análisis de sangre para mensurar el molesto colesterol y los triglicéridos, a fin de desarraigar los repetidos mareos, aguardo sus guarismos. En Urología, fue de rigor indagar el antígeno prostático específico (PSA) que haya en mi circulación sanguínea y hacer una ecografía prostática. El 4 de octubre próximo, un dermatólogo decidirá si me interviene quirúrgicamente para extirpar una pequeña protuberancia en la frente; y el 12 del mismo mes estaré en Otorrinolaringología para detectar algún amago de laberintitis que puede ser causa de la peligrosa pérdida de equilibrio. En fin, haré lo indecible en EsSalud hasta sentirme bien, aunque me sorprenda que una cita pedida en agosto me dieron para octubre.

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