29. septiembre, 2013 Álvaro Cepeda Neri * Contrapoder

William Faulker

La lectura-estudio del texto de José Luis Leal, Una política económica para España: los Acuerdos de la Moncloa, editorial Planeta; y de Christian Laval y Pierre Dardot, La nueva razón del mundo: ensayo sobre la sociedad neoliberal, editorial Gedisa, nos ha revelado magistralmente la genealogía de los Pactos de la Moncloa. Ahora, el autoritarismo neoliberal del peñismo está empeñado en imponer –como en San Salvador Atenco, Estado de México– a sangre y fuego únicamente resultados y competencia dentro del capitalismo salvaje en los términos de la agenda que han copiado con muy mal tino esos pactos en versión del Chuchismo, que han nombrado Pacto por México, quedando por su desarrollo y múltiples intereses contrarios al pueblo en un simple Pacto por Peña.

Supongamos, sin conceder ni una coma, que la contrarreforma estrictamente laboral, bautizada como reforma educativa, es una serie de fines de política educativa con todos los propósitos de excelencia que predican los peñistas y ese mal educado Emilio Chuayffet; sin perder de vista que nunca ofrecieron ni ofrecen cursos de actualización a los maestros. Únicamente los han usado para llevarlos a votar o recogerles sus credenciales de elector para llevar agua a sus causas antidemocráticas. Chuayffet sirvió sobre todo a Ernesto Zedillo y hasta quiso intentar el golpismo para autonombrase candidato presidencial; pero en el peñismo sólo sirvió para echar a la cárcel a su enemiga Elba Esther Gordillo, a la que también usaron los priístas desde el salinismo, pasando por la docena derechista de los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón.

Mientras, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación desde siempre (1943) fue y es un seudosindicato, y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, desde su nacimiento, ha estado librando batallas por los derechos de todos los maestros. Ahora a ésta se le van encima los intelectuales orgánicos encabezados por Héctor Aguilar Camín, Jorge Castañeda, Claudio X González hijo…, y los periodistas enchufados al peñismo a cambio de publicidad, prebendas, concesiones, “liderados” por los López Dóriga, los Sarmiento, los Carlos Marín, los Beteta, etcétera, quienes están diseccionados en el texto de Pierre Bourdieu, Intelectuales, política y poder, editorial Eudeba.

Todos éstos, alarmados y enfurecidos, piden a gritos un baño de sangre contra los maestros que, con sus derechos y garantías, pueden y deben protestar, manifestarse públicamente y criticar a los funcionarios federales de los poderes Legislativo y Ejecutivo porque no están de acuerdo con la imposición autocrática del peñismo. Esos locutores de Televisa, Tv Azteca y de la radio, en su mayoría, gimen por los alumnos: “Nuestros niños que no reciben clases”, y hasta lagrimean con “nuestros hijos”; claman porque los peatones y automovilistas no pueden transitar a sus anchas y entorpecen la función de los mismos legisladores. Y casi con espuma en la boca se van a mordidas contra los maestros que, constitucionalmente, demandan y plantean peticiones (si es que nuestro sistema presidencialista sigue siendo una democracia que “debe resolver con más democracia los problemas de la democracia”, como dijo Al Smith, citado en el ensayo “Política popular: el gobierno del pueblo en acción” del libro Estados Unidos, una civilización, editorial Labor).

Los corifeos de Televisa y anexas, con los Loret de Mola (el hijo, no el padre Rafael Loret de Mola, autor del libro Despeñadero) y demás seguidores descalifican a los maestros que defienden su derecho a inconformarse. Pues el peñismo (con su Pacto por Peña) les niega el diálogo y solamente los amenaza con que la guillotina de Chuayffet iniciará los despidos. Pero no hay que perder de vista que los responsables de que los automovilistas y peatones no ejerzan a plenitud sus derechos a circular debido a un tráfico congestionando, y de que los alumnos de primaria y secundaria no reciban educación (mientras no menos de 1 millón de mexicanos en la niñez no pueden inscribirse por falta de escuelas, más de 6 millones que sufren hambre y cientos de miles no logran continuar sus estudios superiores porque el peñismo niega aumento a los subsidios) son los peñistas, encabezados por el propio Enrique Peña Nieto. Éste es el único responsable de pisotear los derechos de todos esos mexicanos. Sí: los alumnos, los peatones y los automovilistas, pero ¿y los maestros, qué?

*Periodista

Contralínea 354 / lunes 30 de septiembre / domingo 6 de octubre de 2013