Hoy, 17-10-2013, trajiné una sacrificada vía para conseguir estar presente en el inicio del juicio oral, por delito de peculado, punible con 8 años según fiscal, contra Alberto Fujimori, por el estridente Caso Diarios Chicha: un conjunto de periodicuchos, tipo pasquín, que vendieron por millones sus ponzoñosos titulares cuotidianos y línea editorial para favorecer la tercera elección del ahora cuitado, enflaquecido, desvaído y pálido exmandatario del año 2000, haciendo cera y pabilo a sus detractores. ¡El acusado la mayor parte del tiempo miraba al piso!

Se sostiene que fugaron del erario nacional más de 122 millones de nuevos soles a las ávidas faltriqueras de los dueños de esos diarios, que el procurador público Julio Arbizu, con irreal entusiasmo, pretende recuperarlos doblados. ¡Pidió 244 millones de reparación civil, 122 como devolución y el resto por una suerte de daño moral al Estado; en cambio el fiscal pide por el mismo concepto sólo tres millones! ¡El críptico Derecho Penal y sus dosimetrías!

La vez anterior, el 10-12-2007, por el mismo interés académico y no otro, también quise estar en el juicio oral del entonces, por las masacres de Barrios Altos y La Cantuta. Llegué con mi colega y pariente Dante Pérez Díaz hasta la puerta de la DIROES, hablé allí con el abogado de la parte civil, Ronald Gamarra Herrera, le pedí que intercediera, vi que ingresó al lugar de control de visitantes, pero nunca más regresó, ni tengo la respuesta hasta el día de hoy. Antes traté de conseguir la ayuda de mi paisano Carlos Rivera Paz, cuya madre Violeta es de mi distrito, Catache, donde crecimos juntos, hice llamadas telefónicas sin respuesta alguna. En cambio, para estar en la audiencia de este jueves no he sido desafortunado. Fui espectador de todo lo que ante mis ojos transcurrió y que ahora narro.

Llegó Kenji Fujimori, solo, descendió de su vehículo y con paso brioso y ambas manos abiertas, en diagonal y no paralelas al cuerpo, se dirigió a hablar con su padre, que me imagino se acicalaba a su modo, o sea, se endomingaba en jueves, para asistir a su histórico juicio.

Ya en la sala de audiencia me tocó estar parado y apretujado en una esquina de la izquierda, entrando. A 2 metros de distancia se sentaban Kenji, Keiko y el esposo gringo de ésta, en ese orden, a quienes nunca conocí, ni traté, ni creo trataré. Los fotógrafos, con poses astuciosas, no se cansaban de fotografiarla, pues están comisionados y ganan su magro salario para eso.

A las 9.38 am, que constaté en mi celular, ingresó el acusado Fujimori al recinto; las 3 vocales que integran la 4ª. Sala Penal Liquidadora, aún no. De nuevo los que buscan la foto, y su mejor toma, se arremolinaron y lo fotografiaron a más no poder. Muchas tomas las observo esta tarde en las ediciones virtuales de los periódicos y, por supuesto, en los canales de televisión. Las redes sociales difunden todo tipo de imágenes de esta audiencia. Si el delito tiene un costo social, todo este montaje y parafernalia mediática eleva aún más su precio. ¡El pueblo requiere circo!

Instalada la audiencia, con las 3 magistradas, el fiscal superior, los abogados de la defensa de Fujimori y de la parte civil que es el Estado, el acusado en su banquillo, que en realidad es un pequeño escritorio, se dio cuenta del ingente despacho, es decir, escritos presentados. Se llegó así a la recusación planteada contra las 3 magistradas, por causal prevista en el Artículo 31 del Código de Procedimientos Penales (C.P.P), la misma que se admitió a trámite, para resolverla en su oportunidad, sin alterar la prosecución del juicio.

Para mí, el punto central de este estadio procesal fue la declinatoria de jurisdicción, en aplicación del Artículo 27 del C.P.P. que planteó la defensa del acusado, en manos de William Paco Castillo Dávila. Oralizando su pedido, también hecho por escrito, esgrimió que la Sala toda es incompetente para realizar este procesamiento, por cuanto por tratarse de un expresidente le corresponde ser juzgado por una Sala Penal Suprema y no por una Superior, tal como ya lo ha sido por una Sala Penal Especial, con 3 vocales supremos, por el Caso Medios de Comunicación, que comprendía la compra de Canal 10, de televisión por cable, y del diario Expreso, de cuyo proceso se ha desglosado el presente caso, de los llamados diarios chicha.

Castillo Dávila sostuvo que el hecho que estén vencidos los 5 años posteriores a su mandato presidencial, que feneció el 2000, eso no le anula la prerrogativa de ser investigado y juzgado a nivel de la Corte Suprema, por tratarse de delitos de función. Que el primer juicio oral contra Fujimori se inició el 10-12-2007, cuando igualmente estaban vencidos tales 5 años después de su mandato, de cuyo término habla el Artículo 99 de la Constitución Política

Se corrió traslado al Fiscal Superior, cuyo nombre no lo sabían todos los que pregunté, de esta excepción de incompetencia de las 3 vocales, y prefirió absolver el traslado corrido en la próxima sesión, por cuya razón la Sala no tuvo más remedio que suspender la audiencia para continuarla el lunes 28 de los corrientes, a horas 9 am. Me hubiera gustado que el fiscal de marras no se amaricone y se pronunciara allí mismo, para que luego tome la posta el procurador público, Julio Arbizu González. Creo que es más gallito que el del ministerio público.

Finalmente, todos salimos de la Sala de Audiencia, incluso Keiko y su hermano Kenji, quienes en ningún momento saludaron al abogado de su padre, ni siquiera se le acercaron, tampoco él a ellos. Parece que lo mascan pero no lo pasan, o al revés. Se alejaron todo lo que más pudieron del abogado, quien sigue ligado al caso. ¿Hasta cuándo? Keiko hizo declaraciones rodeada por una nube de periodistas, se despachó a su antojo y salió de la DIROES sin ocuparse para nada del defensor, tampoco de su padre. ¿Irá Keiko a la siguiente sesión para este tipo de conferencias de prensa, que la desventura de su progenitor le prodiga y ella aprovecha?

¡Hijos, hijos, que quieren heredar sin pérdida de tiempo, matando tempranamente a quien los trajo a este mundo!

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