Nosotros, los Provinciales Jesuitas, como superiores mayores de Oriente Medio y de Europa, acogemos con calor las recientes palabras del Santo Padre sobre Siria. Con toda su fuerza, ha alertado a la opinión pública internacional sobre la tragedia de Siria y ha pedido "...a todas las partes en el conflicto que escuchen la voz de su conciencia y que no se cierren exclusivamente a sus propios intereses" (Papa Francisco, Angelus, 1 septiembre 2013). Con él, también nosotros declaramos que "jamás el uso de la violencia trajo como resultado la paz", sino que el único camino hacia la paz es a través de una cultura de encuentro y de diálogo.

Pasos hacia la paz

Por tanto, nos alegramos del cese de las amenazas de ataques aéreos contra Siria y damos nuestro apoyo al proceso que tiene por objeto la destrucción de las armas químicas que se encuentran en territorio de Siria. Damos la bienvenida a una conferencia de paz para Siria que comienza ahora y urgimos para que este proceso avance rápido, valiente y firmemente. Pedimos a todas las partes en conflicto, así como a la comunidad internacional:
 Buscar urgentemente un alto el fuego garantizado por una autoridad internacional;
 Establecer una hoja de ruta que prepare el encuentro de todas las partes en conflicto;
 Convocar una conferencia de paz que alcance un acuerdo común y que salvaguarde la vida del pueblo sirio.

Movilización social y civil

A la vez, llamamos una vez más a la movilización de la sociedad civil y de las agencias sociales para ayudar al pueblo de Siria que afronta una de las más importantes tragedias humanitarias de este siglo. Continúa siendo una necesidad urgente el cuidado de las personas refugiadas, tanto dentro como fuera del país (aproximadamente la cuarta parte del total de la población), el abastecimiento de alimentos, medicamentos y ayudas médicas, la liberación de rehenes y personas detenidas y la apertura de las instituciones educativas.

Los intereses en juego

También queremos llamar la atención sobre la necesidad del reconocimiento y la designación de los intereses que están realmente en juego, tanto en lo local, como en lo regional y en lo internacional, y que, desgraciadamente, no siempre se corresponden con los intereses del pueblo de Siria. Particularmente, queremos llamar a la reflexión sobre las consecuencias de la producción y el comercio de las armas; pedimos que cese la entrega y venta de armas a las partes en conflicto.

Discernimiento necesario

Con la más amplia comunidad internacional, querríamos igualmente urgir al rechazo a todo apoyo, tanto militar como diplomático, a cada una de las partes que abiertamente abogan por alguna forma de violencia, fanatismo o extremismo. El respeto a la dignidad de la persona y a los derechos humanos debería constituir un criterio y un punto preliminar y primario de referencia para toda la ayuda material.

Las comunidades cristianas en Siria

Finalmente, señalamos particularmente el maltrato y el ensañamiento con las comunidades cristianas que viven en Siria. Estas comunidades, presentes en Siria desde los orígenes del cristianismo, constituyen un elemento inseparable de su entramado social y de su riqueza cultural y contribuyen activamente a su desarrollo. Las soluciones que proponen el exilio o la eliminación de estas comunidades son inaceptables. Queremos animar a estas comunidades cristianas y queremos asegurarles que pueden jugar un papel valioso en sus sociedades con el testimonio fiel del Evangelio: un evangelio que llama a la paz, la justicia, el perdón, el entendimiento y la reconciliación.