1.- A propósito del gobierno "como en familia", que deslizó adrede el presidente Humala, pero ¡de solo dos personas debió añadir!, de parentesco doble: consanguíneo y por afinidad, de ideas, intereses y gigantes apetitos, apenas germinados.

Tanto en la Criminología como en el Derecho Penal, del cuño de antes y del de hoy, las bandas criminales, con organización y funciones según el reparto, siempre estuvieron y están a la orden del día, dentro y fuera del poder político, y si son de familiares consanguíneos son impenetrables a la investigación, como lo son del mismo jaez los de la misma cofradía político-partidaria, por lo que será menester una ciencia penal especializada en tales clanes, tipo Criminología y Derecho Penal de la Familia.

Cuando se pretende descubrirlos el hábeas corpus y el amparo es su arma poderosa, pues en su trámite encuentran a sus parientes, esos de útero consanguíneo o esos partidarios. Ambos actúan “como en familia”, comiendo del mismo plato hondo y fiscal.

2.- ¡Tres votos fujimoristas ungen a Martha Chávez, te cuento por si no lo chabes! ¡Qué extraño grupo de trabajo sobre derechos humanos, en el seno de la Comisión de Justicia del Congreso de la República de mi patria, el Perú, que vota por la ultramontana congresista, Martha Chávez Cossío, para ungirla como “Coordinadora”, del agua y el aceite: 3 fujimoristas y uno alanista, que ahora andan uncidos, o sea, 4 afines, de un total de 5, contra un congresista del nacionalismo de Humala y otro de por ahí!

Aún más raro que con su propio voto, Martha Chávez, votando por ella, devenga en presidenta o coordinadora y que en un inadvertido grupo de 5 miembros hayan 3 fujimoristas, un alanista y un quinto de otro pelaje. ¡Una mayoría claramente anticipada y seguramente buscada con lupa!

¿Quiénes integraron o conformaron este grupo tan monocorde de 3 fujimoristas y un alanista, en un Congreso presuntamente multipartidario, donde se supone que otra es la mayoría? En un grupo de 5, 6 ó 7 miembros, los citados 4, siempre harán mayoría para todo fin, acuerdo o cualquier mataperrada. Por estas razones, entre otras, el vocablo política en su sustancial tendencia es sinónimo de criminal y puede ser adjetivada también como política criminal sin quitarle un pelo al adjetivo. Así lo piensa, como yo, Luis Rodríguez Manzanera, psicólogo y criminólogo mexicano, en su leída obra sobre Criminología, México, 1979, Porrúa, 535 páginas, quien también es autor de El Polígrafo o detector de mentiras.

¿Llegará el día que el pueblo de a pie, el mayoritario, interiorice la real dimensión y naturaleza de estos latrocinios motejados de políticos? ¡Recuérdese que nuestro defendido es el detractor!

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