30-1-2014

¿Tiene alguna duda que la pretensión del Estado chileno en torno a la frontera sur (norte para ellos) alegada en el Hito 1, no es más que un palurdo pretexto para NO aplicar el fallo de La Haya reciente? Bien reza el dicho: genio y figura hasta la sepultura.

El Tratado de Lima del 3 de junio de 1929, y su inseparable Protocolo Complementario, estableció la frontera terrestre en el Punto Concordia. Así lo ratificó la Comisión Mixta -peruano-chilena Demarcatoria de 1930. ¿A cuento de qué esa extraña historia del Hito 1 como frontera marítima y..... terrestre? En La Haya no estaba ese límite en discusión y por eso la Corte no pudo pronunciarse al respecto y expresamente así lo dijo.

Hablemos claro y recordemos la historia, madre y maestra. En 1883, con las tropas chilenas invadiendo buena parte del Perú y con la complicidad funcional de Miguel Iglesias se firmó la paz de Ancón vía la cual se pierde definitivamente Tarapacá; y Arica y Tacna por diez años hasta la celebración de un plebiscito que confirmara la voluntad popular de a qué país pertenecer. Chile impidió por múltiples vías la celebración del plebiscito que NO se hizo nunca y recién en 1929 se llegó al Tratado y Arica quedó en manos del sur y Tacna retornó al regazo nacional.

Si se trata de dilaciones, pretextos, indecencias envueltas en circunloquios y garrulería a granel, para los peruanos queda muy claro que hay un Estado que vuelve a las andadas y en lugar de allanarse a una paz con complementariedad y construcción cívica de un porvenir conjunto de armonía y dignidad y previas las excusas por los crímenes injustificables del pasado, retoma los trillados caminos de viejas trapisondas.

Más aún. Dice el Estado chileno vía sus más importantes personeros que Perú debe modificar su Constitución y adherir a la Convención del Mar para cumplir con el fallo de La Haya. No sólo pretenden dictar qué hace el gobierno de Ollanta Humala sino que nos envían la presea envenenada de la malhadada Convemar que constituirá fratricida lucha política interna sin ninguna ganancia para el país. ¿Habrá gobierno tan servil y de hinojos como para seguir al pie de la letra lo que se dice desde La Moneda?

Desde hace lustros en Perú diplomáticos, militares, periodistas y especialistas, estrategas, internacionalistas y demás istas afirmaron muy sueltos de huesos que era "imprescindible" adherir a la Convención del Mar para litigar con Chile el contencioso marítimo que fue a la Corte Internacional de La Haya sin que Perú hubiese firmado dicho documento. Salían en todos los medios de comunicación y berreaban porque Perú se enrolase en la Convemar. Cuando el 2008 Perú presenta su denuncia contra Chile en La Haya NO necesitó de ésta.

Llamaba la atención del por causa de qué tanta insistencia hasta majadera. Hoy vemos que el Estado chileno insinúa que Perú deba firmar la Convemar como condición para que se cumpla el fallo de La Haya. ¡Qué interesante coincidencia entre los epígonos criollos y cacareadores de la Convemar y Chile!

Que no llame la atención que esos mismos personajes, en cualquier momento reaparezcan en los miedos de comunicación para salmodiar las bondades de la Convención del Mar y la "necesidad" que Perú rubrique la llamada Constitución de los Mares. Escandalosa es
la sintonía del país que, por enésima vez en la historia, nos pone piedras en el camino para el logro de una complementariedad fraterna y sincera, con los embajadores criollos tan reconocedores del paralelo como supuesta frontera marítima.

No habría excusa o planteamiento sobrio o digno en éste o cualquier gobierno peruano para seguir guiones de comportamiento fabricados por alguna potencia extranjera, señaladamente el Estado chileno, a menos que se produzca el divorcio total y asesinato letal de la historia, de la decencia y del patriotismo que tiene que ver con el sacrificio sucesivo de generaciones que dieron todo en los campos de batalla. Esa alternativa es aberrante y habrá que -de producirse- combatirla y pulverizarla.

Hay que señalar con exhaustivo examen de nombres y apellidos, actuaciones públicas y refrendos a quiénes han sido responsables del reconocimiento de una frontera marítima que nuestra demanda en La Haya negó en todas sus partes pero que la Corte entendió como acordada desde 1954 con Chile. A esos hay que borrarlos de todo escalafón y mostrarlos públicamente como cimarrones y proditores.

¿Entenderán los ilusos prestidigitadores de coyunturas que la historia enseña cómo se comporta cada quién y que efímeras jaculatorias no hacen sino el papel de inocentes cortinas de humo involuntarias?

¡Ni adhesión sumisa a la Convemar y la frontera terrestre nace en el Punto Concordia como lo firmaron Perú y Chile en 1929 y ratificaron en 1930!

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Convemar y pretextos de Estado
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