El gobierno de Hassan Rohani ha decidido enviar, por primera vez, un destructor y un navío portahelicópteros frente a las costas de Estados Unidos, en respuesta al despliegue de la flota estadounidense frente a las costas de Irán.

La respuesta iraní no va, sin embargo, más allá de la gesticulación mediática. Lo importante es que, al mismo tiempo, el presidente Rohani ha reducido el presupuesto destinado al ejercicio anual de misiles de los Guardianes de la Revolución. Simultáneamente, el gobierno de Rohani decidió también no poner en manos de Khatam al-Anbia –empresa bajo control de los Guardianes de la Revolución– la continuación de la construcción de las autopistas de Teherán.

Bajo la presidencia de Mahmud Ahmadinejad, Irán se convirtió en una importante potencia en materia de fabricación de cohetes portadores. El conflicto ya previsible entre el nuevo presidente y los Guardianes de la Revolución acaba de comenzar.

El Guía Supremo de la Revolución iraní, ayatola Ali Khamenei, subrayó a la agencia de noticias de Fars que la actual amabilidad de Estados Unidos hacia Irán no modifica en lo más mínimo el proyecto estadounidense de derrocar el régimen fundado por el ayatola Ruhollah Khomeiny.