25-2-2013

Las turbulencias que sufre el hermano pueblo de Venezuela han concitado apasionamientos en Perú de todo orden: desde el sufragio incondicional al gobierno que preside Nicolás Maduro, hasta su demonización más absoluta y el endiosamiento de dudosos representantes populares a quienes se vincula con sectores golpistas y antipopulares. ¿Y los peruanos en Venezuela, qué?

El 16 de noviembre del 2013 fue nombrado como embajador y plenipotenciario en Venezuela, el señor Mario Juvenal López Chavarri, ex director de Relaciones Internacionales del ministerio de Defensa, en reemplazo de Luis Raygada Souza Ferreira quien dejó la sede diplomática nacional en Caracas, el 8 de mayo del mismo año y en salida accidentada porque fue acusado de pro-chavista.

Un primer tema álgido y sumamente perjudicial para los peruanos deberá afrontar el embajador López Chavarri: hasta la gestión de Raygada, la balanza comercial entre Perú y Venezuela frisaba los 1500 millones de dólares, se desplomó en los últimos meses a la exigua suma de US$ 280 millones. Y la tragedia dejó casi en la miseria a muchos empresarios que exportaban desde Perú a Venezuela.

En enero del 2012, el entonces presidente Chávez firmó, entre otros acuerdos culturales, de salud, ámbito estudiantil, un convenio económico con Perú que privilegiaba el intercambio entre "sectores económicos organizados del pueblo peruano y venezolano". Eso habría disgustado a grupos fanáticos de los tratados de libre comercio y a los neoliberales para quienes el dios Mercado regula de todo, hasta los aires que se respiran.

Los comerciantes de Gamarra empezaron a exportar prendas a bajo precio y con muy buen margen a Venezuela pero, tal como es fácil inferir en el actual balance Perú-Venezuela, todo eso se cayó a niveles deplorables.

Voces críticas de análisis político encuentran que esta medida sería parte del objetivo impartido desde Washington de "aislar regionalmente a los países hostiles a las políticas de Estados Unidos". Si alguien cree que el imperialismo está muerto, debería reparar en este detalle más o menos significativo.

Como es de verse, las exportaciones peruanas a Venezuela se derrumbaron y la acción diplomática del Perú ha escaseado en todos los frentes. A menos que se pretenda hacer creer que en las prendas y textiles de Gamarra, hay contenido ideológico o alguna clase de socialismo escondido o pamplinas por el estilo.

El escaso tiempo con que ha asumido el embajador político López Chavarri, ni tres meses, en medio del sensible desorden político que hay en Venezuela, presumiblemente le han dejado corto margen para la actividad. Tanto que muchos miles de connacionales ignoran que ya hay un embajador en Caracas. ¿Qué hará sobre el particular?

¿Y qué dicen nuestros gorilas politicantes desde sus cómodas butacas y bufetes en una Lima de calores veraniegos intensos? La respuesta es categórica: ¡nada de nada! Los cientos de miles de peruanos residentes en Venezuela sólo parecen importar cuando hay urgencias electorales y punto.

Hay más aún dentro del calvario que padecen nuestros compatricios en Venezuela.

A raíz de la adopción de medidas económicas gubernamentales venezolanas sobre el control de divisas imperante en ese país, que "han castigado" a los peruanos con la reducción de divisas para viajar a Perú (300 $ en efectivo y 700 $ en T/C anuales, de $ 500 y $ 2,500 anteriores, respectivamente), diversos sectores de connacionales claman porque exista representación política y con capacidad de negociación con el gobierno de Nicolás Maduro.

Las reducidas divisas que obtienen los peruanos para viajar al extranjero o de vuelta, no son regaladas, pues se pagan al banco al precio oficial, pero en bolívares.

La falta de un agente válido peruano a nivel diplomático que defendiera a la comunidad, precipitó el perjuicio sin respuesta oficial, oficiosa o de ninguna especie del gobierno de Maduro.

Pero este cúmulo de medidas se adoptó debido a que Perú se convirtió en un "paraíso" del llamado "raspado de dólares" para venezolanos de clase media y media alta (con pruebas que mostró su ministro de Economía), los cuales llegaban en bandadas al Perú fletando aviones completos, so pretexto de "turismo" de tan sólo una semana y se llevaban el equivalente a US $ 3000, que era la permisibilidad anterior de divisas, divididas en US $500 en efectivo para gastos de circunstancia, y US $2,500 permitidos en T/C.

En Perú eran recibidos y orientados por otros venezolanos que se auto-denominan "exiliados de la libertad", que han conformado una nutrida comunidad que aparece constantemente en la televisión, con marcada preferencia en Canal N, cada vez que hay que hablar mal de Venezuela y de su gobierno.

Fueron recibidos y apadrinados por el gobierno anterior y encontraron a un Alan García solícito y a un Jorge del Castillo más que amable, luego que Chávez y la justicia venezolana los acusaran de golpistas y de homicidio, y ahora, han conformado una congregación que es manipulada por intereses non sanctos en el país.

En realidad convive ahora con nosotros en Perú, parte de la cosa nostra venezolana, cuya fracción principal está en Miami.

¿Se entiende ahora por causa de qué García Pérez trajo a un representante de esos sectores al pobrísimo mitin de su agrupación civilista y club electoral el pasado viernes en Lima?

Sobre llovido, mojado. En cuanto a los peruanos que en un futuro tengan que viajar de Venezuela a Perú, la situación es bastante difícil. En el momento un pasaje aéreo internacional CCS-LIM-CCS en Venezuela, está costando US$ 3,400 pero ello si hay pasajes, pues las aerolíneas dicen que todos los boletos están "agotados" hasta el 2015.

En contraparte, un pasaje LIM-CCS-LIM cuesta US$ 390 (que es lo normal), pero para efectos del otorgamiento de divisas, el gobierno venezolano exige un pasaje de ida y vuelta comprado en el país, además, caso ser extranjero, ser residente legal.

¡Qué poco valen los "razonamientos" de los gorilas politicantes que se desgañitan aquí con la álgida situación en Venezuela! ¡Y qué tal desverguenza no hablar ni analizar la terrible situación que viven los peruanos en el país de Bolívar!

Hay muchos temas más, no obstante lo que aquí se narra es suficiente para comprobar la pobreza intelectual y de exégesis de los que aquí se despedazan para llegar a Palacio y con el propósito de seguir expoliando al país.

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