Las autoridades de Arabia Saudita arrestaron a 62 personas, entre ellas 3 de nacionalidad extranjera, que estaban preparando acciones contra personalidades locales y oficiales. Los sospechosos arrestados habían participado en la yihad en Siria o en Yemen como miembros de grupos afiliados a al-Qaeda.

Después de haber participado en su creación, las autoridades sauditas parecen no saber ahora cómo enfrentar el fenómeno de al-Qaeda. Ante la voluntad de Estados Unidos de recuperar el control de la nebulosa yihadista o de reducir su envergadura, Arabia Saudita prohibió recientemente a sus súbditos formar parte de ese tipo de movimientos, anunciando incluso a principios de marzo que los yihadistas sauditas que regresaran al reino serían encarcelados.

Ante el rechazo de ese anuncio por parte de las familias de los yihadistas, anteriormente considerados como héroes, Arabia Saudita modificó ligeramente su posición, manteniendo la prohibición de participar en la yihad pero anunciando que acepta el regreso de sus hijos pródigos. Mientras tanto, la monarquía saudita sigue financiando y organizando los grupos afiliados a al-Qaeda que operan fuera del reino.

Para demostrar que los arrestos no fueron motivados por las pasadas acciones de los sospechosos, 35 de ellos fueron liberados en espera de su próximo juicio.