El presidente de la OSCE se reunió con el presidente ruso Vladimir Putin para abordar el tema de Ucrania. La prensa occidental presenta el resultado de esta mediación como un cambio en la estrategia rusa. En realidad, Rusia mantiene su estrategia. El acuerdo entre Putin y Burkhalter demuestra la prudencia de Moscú. Para no verse arrastrada a un conflicto generalizado, Rusia opta por definir un proceso de salida de crisis, aun a sabiendas de que los occidentales no van a respetar ese acuerdo mucho más que el que se negoció en Kiev el 21 de febrero.
Varias observaciones muy concisas sobre el encuentro de ayer [7 de mayo de 2014] entre el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, y el de la Confederación Suiza y presidente en ejercicio de la OSCE [1], Didier Burkhalter:
– 1. El acuerdo marco adoptado, que traza las líneas generales de una hoja de ruta para la organización de una desescalada en Ucrania, comporta 4 disposiciones principales:
- instauración de un cese del fuego,
- desescalada militar (retirada de las tropas y desarme de todos los grupos armados ilegales),
- apertura de un diálogo para la reconciliación nacional y
- organización de nuevas elecciones.
Es evidente que la pelota está en el campo de Kiev. Todo nuevo intento de reprimir con el uso de la fuerza el movimiento de oposición que se desarrolla en el sudeste de Ucrania volverá a cerrar definitivamente esta estrecha puerta hacia una posible solución de la crisis.
– 2. El pedido de posposición de los referéndums previstos en Donetsk y Lugansk es un acto de buena voluntad del presidente Putin. Dado el estado de ánimo y los sentimientos de la población, es poco probable que se anulen esos referéndums. Los habitantes de esas regiones están impacientes por disponer de medios legales sobre los cuales poder apoyarse para deshacerse de la autoridad y de las decisiones arbitrarias del régimen de Kiev. Dicho sea de paso, la no anulación de los referéndums desacreditaría la propaganda occidental, que acusa a Putin de estar manipulando los movimientos de protesta en el sudeste de Ucrania.
– 3. El presidente ruso subrayó nuevamente que
«los responsables de la crisis hay que buscarlos del lado de quienes organizaron el golpe de Estado en Kiev y que no se han preocupado, hasta el momento, de desarmar a los grupos de fanáticos de los nacionalistas y de la extrema derecha» [2].
En otras palabras, ni el compromiso de diálogo a favor de la reconciliación ni ninguna elección podrán organizarse mientras no se concrete el desarme de esos grupos.
– 4. También subrayó que el proyecto de nueva constitución para Ucrania debería discutirse en el marco del diálogo de reconciliación nacional y, por supuesto, antes de la realización de cualquier tipo de elección.
– 5. La situación en el terreno hace pensar que la aplicación de esa hoja de ruta exigiría no menos de 6 meses y requeriría la participación de Viktor Yanukovich, presidente constitucional de Ucrania.
Esta oportunidad única e inesperada es la última que pudiera permitir preservar la existencia de un Estado federal ucraniano. Al analizar los intereses tan opuestos de las potencias internacionales que controlan la actual administración de Kiev, puede verse que la posibilidad de mantener abierta la puerta a la negociación es un difícil desafío. La esperanza será, sin dudas, la última víctima de esta interminable crisis.
[1] La OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) es la heredera de los Acuerdos de Helsinki y mantiene un diálogo permanente entre todos los Estados miembros de la OTAN y los de la antigua Unión Soviética.
[2] “Press point by Vladimir Putin”, por Vladimir Putin, Voltaire Network, 7 de mayo de 2014.
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