Escribió ayer, con gravísimo error conceptual, en Correo, el embajador Eduardo Ponce de Vivanco:

"Como el Tratado de límites entre Perú y Chile (1929) dispone que este no puede ceder territorios en Arica sin consentimiento peruano, el litigio boliviano-chileno podría llevarnos a La Haya si la Corte considerara estudiar esa aspiración claramente inyectada en la Memoria boliviana –que ya debe estar en manos de nuestra Cancillería." (Diplomacia presidencial y prudencia diplomática
http://diariocorreo.pe/opinion/noticias/9467569/columnistas/diplomacia-presidencial-y-prudencia-diplomat

Equivale la irresponsable aserción a que Perú puede decir no y entonces encuentra sólida firmeza la tesis chilena que nuestro país abre o cierra las compuertas a la salida de Bolivia al Pacífico por Arica. ¿Desde cuándo -debe informar públicamente- el embajador Eduardo Ponce de Vivanco trocó en peón de La Moneda con sueldo de jubilado en el ministerio de Relaciones Exteriores del Perú?

El Tratado del 3 de junio de 1929, entre Perú y Chile dice con claridad meridiana e inconfundible que se trata, para cualquier cesión a tercera potencia del patrimonio acordado -Arica y Tacna- por el tratado, de un previo acuerdo entrambas. Previo acuerdo no es consentimiento sino antelada y muy cuidadosa presentación de argumentos para el establecimiento de un convenio que posee la característica distintiva y singular de previo. ¿De qué consentimiento habla Ponce dando por hecho que Perú tiene que decir sí o no a la pretensión boliviana de un corredor por Arica?

Esta imprecisión se reitera con frecuencia en Torre Tagle, no son pocos los que la dicen y es mayúscula la recurrente barbaridad en boca de supuestas autoridades en el tema. Regalan así y traicionan a la Patria quienes merodean por estos caminos vedados por la historia del conflicto de 1879-1883 y que costó el sacrificio de miles de mártires en defensa del territorio nacional. Nada de esto importa cuando se trata de decir naderías con soberbia e imprecisión.

No son estas las únicas "confusiones" o evidente ignorancia -ambas dentro del enorme campo de la estulticia- las que afectan al Perú.

Verbi gracia, el tema de no haber corregido la mención del paralelo geográfico desde 1947, afectó duramente a Perú y el veredicto de La Haya así lo configura, también en relación a Chile.

Nuestra soberanía aérea durante el gobierno de Alejandro Toledo, "cielos abiertos", se rectificó el tema de la quinta libertad pero fue concedida temporalmente por la DGAC hasta nuestros días. ¡Y el gobierno nacionalista -así suele autodenominarse- del señor Ollanta Humala volvió a ceder en la reunión de Leyva, Colombia y en el marco de la Alianza del Pacífico, la libertad irrestricta de aeronavegación favoreciendo, ¿adivinen a qué aerolínea?: Lan Chile. Y de ser impulsor egregio de esa alianza se ufana el ex mandatario Alan García Pérez.

Nuestros sabios no son tales, nuestros tratadistas son puro ornamento y poco contenido, los vendepatria abundan sólo que han adoptado una mimetización que los hace parecer comprometidos con la Patria que regalan en porciones jugosas. ¡Y muy reprobables!

Y no pocos huachafos se hacen premiar por universidades por triunfos que no son triunfos. Bien decía don Manuel González Prada, esto no es república, es mojiganga.

Leamos trabajos anteriores.

Perú-Chile: el insustituible Previo Acuerdo
http://www.voltairenet.org/article178028.html?var_mode=recalcul
2-4-2013

No hay forma alguna para que Perú o Chile puedan ceder a una tercera potencia parte o la totalidad de los territorios que quedaron a partir del 3 de junio de 1929 con el Tratado y el Protocolo de esa fecha, bajo sus soberanías. El mismo documento jurídico estableció la frontera con el país austral en el Punto Concordia. Desde aquella fecha a hoy y luego de las audiencias orales en la Corte Internacional de La Haya, nada ha cambiado.

Leamos la literalidad del artículo 1 del Protocolo Complementario:

“Los Gobiernos del Perú y de Chile no podrán, sin previo acuerdo entre ellos, ceder a una tercera potencia la totalidad o parte de los territorios que, en conformidad con el Tratado de esta misma fecha quedan bajo sus respectivas soberanías, ni podrán sin ese requisito, construir, a través de ellos, nuevas líneas férreas internacionales.”

En buen castellano antes que cualquier trato con algún otro país, Perú y Chile tendrán que establecer un previo acuerdo sobre la suerte de Arica y Tacna. De otro modo se estaría violando el Tratado que fue -y es- base fundamental del contencioso marítimo que se ventila en La Haya.

¿A qué aspira la ciudadanía del Perú en cuanto a sus profesionales de la diplomacia? ¡A que defiendan a la Patria en el delicado arte de la negociación en la mesa y en la habilidad jurídica de la defensa pétrea de los Tratados que, como el de 1929, sirven de piedra angular de nuestra política exterior con Chile. Quien o quienes NO lo hagan así incurren en traición, monda y lironda.

No pocas veces se habla con irresponsabilidad de que Perú tiene "que opinar" en torno a los terrenos que fueron suyos cuando lo que hay, con meridiana e inconfundible claridad, salvo interpretación torcida, es la obligación de lograr un previo acuerdo que puede venir desde Chile o generarse en Perú en un ejercicio bilateral y exclusivo.

Sin embargo, el ex canciller José García Belaunde, por la gracia de Dios, coagente del Perú en La Haya, dijo lo siguiente:

"De ninguna manera puede estar involucrado Perú, salvo que se comprometa a un territorio que fue nuestro, como Arica. Solo en ese momento Perú tendrá que opinar", dijo. (http://www.larepublica.pe/31-03-2013/buscan-que-peru-apoye-bolivia-en-su-reclamo-de-una-salida-al-mar).

La mayúscula imprecisión de García Belaunde contradice al Artículo 1 del Protocolo de 1929 y cuya literalidad implica un previo acuerdo entre Perú y Chile, anterior a las tratativas bilaterales que pudieran hacer otras naciones. ¿Qué puede haber llevado a García Belaunde a decir semejante barbaridad? Es interesante recordar que el clímax intelectual de aquél respecto al triángulo usurpado por Chile en el sur, fue el parangón con una de sus chacras, por tanto no resulta difícil columbrar cuánto entiende el diplomático de marras sobre el asunto.

Leamos lo que ha dicho el flamante vicecanciller Fernando Rojas Samanez:

"Bueno, si Chile efectivamente ofrece una salida que involucre antiguos territorios que pertenecieron al Perú, eso de acuerdo al protocolo complementario del Tratado de 1929, la opinión del Perú tiene que ser solicitada... pero este no es el caso." http://www.larepublica.pe/29-03-2013/peru-no-tiene-un-rol-en-eventual-demanda-de-bolivia-chile

No es un cualquiera Fernando Rojas Samanez, por lo menos ha sido ministro en nuestra misión en Bolivia, de manera que, teóricamente, debía ser un profundo conocedor de los intríngulis que existen respecto de la aspiración altiplánica. No obstante, concede -con claudicación vituperable- la chance que Chile pueda "ofrecer" lo que el Tratado entre Perú y Chile estipula como un previo acuerdo y ¡encima! afirma que "la opinión del Perú tiene que ser solicitada...". ¡Un genuino disparate!

Escribimos en Perú-Chile: previo acuerdo; ni permiso o autorización
http://www.voltairenet.org/article167887.html en el 2010:

"Quiere decir que cualquier decisión sobre un milímetro de Arica tendrá que ser con previo acuerdo sobre los términos, alcances, duración y formas en que esta eventualidad pudiera tener ocurrencia. No es que Chile presente al Perú decisiones tomadas con terceros países, sino que un trato antelado, enhebrado en sinergia tiene que incluir la decisión soberana de ambos países: Perú y Chile, ningún otro. Por tanto, desde 1929, nada ha ocurrido sin que nuestros países hayan dado su consentimiento o negativa expresos."

En agosto de 2011, el investigador Juan Carlos Herrera Tello, denunció en su artículo: La embajadora que está en Bolivia http://www.voltairenet.org/La-embajadora-que-esta-en-Bolivia?var_mode=calcul y refiriéndose a las declaraciones de Silvia Alfaro Espinoza consignó una perla indigesta:

1) “Lo que Perú tiene con Chile en La Haya no tiene nada que ver con lo que puede ser la aspiración de Bolivia de tener una salida soberana útil al Océano Pacífico por el norte de Arica, y digo por el norte de Arica, así de claro, porque ésa es la única situación en la que Perú tendría que decir algo o no. En cualquier otra opción no tiene nada que decir.” (Revista COSAS Nº 158)"

Oprobiosas circunstancias como las referidas atentan contra la posición peruana y son el germen de futuras y muy desagradables contradicciones de aberrante naturaleza pues se fundan en la ignorancia aviesa y en la manipulación reprobable que en nuestra política criolla pasa desapercibida. Que no nos sorprendan entonces y cuando ocurra que los peores testimonios contra Perú provengan de apóstatas a los que la historia tendrá que juzgar severamente.

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