Terminó el sometimiento sinuoso y carroño del Tribunal Constitucional (TC) a la orientación de los Mesía, los Eto, los Alvarez y otros de igual pelaje y, con ello, la suerte del soberbio factótum Alan García está merecidamente echada y hecha.

Su juez, Hugo Velásquez Zavaleta, del 5° juzgado constitucional de Lima, nulificante él, quien se puso por encima de la Megacomisión congresal y sus informes finales, anulándolos (Exp. 14923¬2013) y, además, quien tendrá que resolver el amparo promovido contra él (Exp. 16042-2014), que se ventila en el 10°, que despacha la doctora Amanda Magallanes Carbajal, serán revisados por el nuevo TC, ahora diversamente constituido y lejanos al escándalo del fraude procesal.

Serán los colegiados apenas elegidos Carlos Ramos Núñez, Manuel Miranda Canales, Eloy Espinoza Saldaña, Ernesto Blume Fortini, José Luis Sardón y Marianela Ledesma, quienes sin duda imprimirán en sus fallos una nueva actitud ético-moral, con sujeción al derecho, estoy convencido, muy ajena al encubrimiento del conocido impostor y sus horripilantes imposturas, cobijado en el amparo de jueces genuflexos por prebenda.

El descrédito y desaprobación del TC que fenece, corroído hasta el hartazgo, es de tal sideral magnitud, que los nuevos magistrados no querrán sumarse a ese desprestigio sin parangón, ni quedar atrapados en la mefítica telaraña que dejan. Tiene, cada uno de ellos, un acreditado nombre que defender. ¡La historia que inclemente escudriña conductas estará vigilante!

Seguro estoy y ávido espero que así sea. Como mínimo, los conocidos jueces constitucionales de Alan García, agazapados en la penumbra del legicidio limeño, por jugosas pitanzas, comienzan, desde ya, a poner las barbas en remojo, a sentirse tembleques y sudorosos.

Un memorioso contertulio judicial me contó, que le dijo a otro: "¡mucho cuidado, con lo que tengas que resolver; tus motivaciones las leerán, analizarán y reexaminarán los del TC, desde arriba, puedes resultar chamuscado, destituido y procesado!".

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