¡Viejita Eva Fernenbug pagaría el pato, a sus 87 años y desde Bélgica, sin venir al Perú, por ilícito de terceros: su hija y curtido yerno!

¡Jamás una persona senecta de 87 años podría realizar las transferencias bancarias desde Suiza, a Panamá, luego a Ecoteva de Costa Rica y desde allí a Lima, Perú, para comprar inmuebles que no conoce ni usará, sin instigadores, coautores o cómplices primarios que más bien la deciden!

¡El colmo del aprovechamiento inhumano de una viejecita, cercana a la muerte, para que tales inmuebles los herede su única hija, Eliane!

(Vea la extraña, extrañísima, increíble y enrevesada denuncia fiscal, casi galimatías, adjunto al artículo).

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