La colisión [ocurrida en la mañana del martes 19 de agosto de 2014 en la provincia italiana de Ascoli Piceno] entre dos aviones de combate Tornado, en la que murieron los 4 tripulantes de los dos aparatos y que habría podido tener consecuencias mucho más graves, nos pone ante una realidad que la política oficial se cuida mucho de llamar por su nombre: la guerra.

En una uniformización con esa «regla», la fuerza aérea [de Italia] informa que los Tornado, aviones de combate adquiridos a partir de 1982, hoy se utilizan esencialmente en las «operaciones de respuesta a las crisis con objetivos conformes a la vocación pacífica de nuestro país».

Estos cazabombarderos –recuerda la fuerza aérea– fueron utilizados en el Golfo Pérsico en 1990-91, o sea en la primera guerra contra Irak. Después, a partir de 1993, se utilizaron en los Balcanes, o sea en la serie de operaciones de la OTAN que culminaron con la guerra contra Yugoslavia, en la que los Tornado efectuaron junto a otros aviones de guerra 1 440 misiones de ataque. Seguidamente fueron utilizados en Afganistán, donde a partir de noviembre de 2009 fueron relevados por los cazas AMX.

Finalmente, en 2011, los Tornado fueron utilizados en la guerra contra Libia, donde durante más de 7 meses realizaron más de 1 900 misiones de ataque con el lanzamiento de cientos de miles de bombas y misiles.

En el transcurso de esas operaciones –según nos dice la fuerza aérea [italiana]– «la eficacia de los Tornado se incrementó con la adquisición de sistemas de armas de vanguardia». Entre los más recientes están dos nuevas armas estadounidenses de precisión: el Advanced Anti Radiation Guided Missile (Aargm) y la Small Diameter Bomb (Sdb), que permiten a los cazabombarderos eliminar las defensas antiaéreas del enemigo y alcanzar objetivos terrestres. Así que no es por casualidad que los dos Tornado accidentados volaban a muy baja altitud, técnica que se utiliza en ese tipo de ataque contra objetivos terrestres en la profundidad del territorio enemigo.

Los dos cazas, que participaban en una misión de entrenamiento vinculada a la preparación de una maniobra de la OTAN programada para el otoño de 2014, habían despegado de Ghedi (en Brescia), base del 6º Stormo (Grupo de Aviacion). Eso nos dice el comunicado de la fuerza aérea, pero omite precisar que Ghedi-Torre, con la base aérea de Aviano (en la provincia de Pordenone), es la instalación donde se almacenan entre 70 y 90 bombas atómicas estadounidenses del tipo B-61. Esto último aparece en el informe titulado Las armas nucleares no estratégicas de Estados Unidos en Europa: un debate fundamental para la OTAN, presentado a la Asamblea Parlamentaria de la OTAN. Las armas nucleares de Estados Unidos [en territorio italiano] se guardan en hangares especiales, junto a cazabombarderos estadounidenses F-15 y F-16 y Tornado italianos, listos para el ataque nuclear.

El despliegue del armamento nuclear estadounidense en Europa está reglamentado por una serie de acuerdos secretos que los gobiernos nunca han sometido a sus respectivos parlamentos. El acuerdo que rige el despliegue de las armas nucleares en Italia establece el principio llamado de la «doble llave»: o sea, prevé que parte de esas armas [nucleares] puedan ser utilizadas por la fuerza aérea italiana, bajo las órdenes de Estados Unidos. Así que, según indica el informe, hay pilotos italianos que reciben entrenamiento para el uso de las bombas nucleares [estadounidenses].

Lo que se sabe oficialmente es que las [bombas] B-61 –actualmente se trata de bombas de caída libre– van a ser transformadas en bombas «inteligentes» para poder largarlas a gran distancia del objetivo a destruir. Las nuevas bombas nucleares B61-12 dotadas de sistema de direccionamiento de precisión, y que tendrán además una potencia promedio de 50 kilotones (alrededor de 4 veces la bomba de Hiroshima), «serán integradas al caza F-35 Joint Strike Fighter».

Por lo tanto, los pilotos italianos –que hoy se entrenan para utilizar las bombas [nucleares estadounidenses] B-61 con los cazas Tornado estarán dentro de poco en condiciones de realizar ataques nucleares a bordo de los F-35 dotados con bombas B61-12. Así que Italia sigue violando el Tratado de No Proliferación [nuclear] que prohíbe a los Estados poseedores de armas atómicas transferir ese tipo de armamento a otros Estados (Artículo 1) y que también prohíbe a los Estados que no tienen armamento nuclear recibirlo de ningún otro Estado (Artículo 2).

El fatal accidente de los dos Tornado en los alrededores de Ascoli Piceno debería por consiguiente servir de señal de alarma, no sólo en cuanto a la seguridad de la población sobre cuyas cabezas se entrenan los pilotos, sino sobre la guerra que nos amenaza a todos.

Fuente
Il Manifesto (Italia)

Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio