Como todo el mundo sabe, gobernar es robar
Albert Camus, Calígula

Son las llamadas elecciones intermedias que anuncian el final sexenal del presidente en turno (en este caso Enrique Peña). Sonora es una de las entidades más disputadas, no en las urnas, sino entre los grupos de poder político y económico; donde sus habitantes han vivido el interregno de ausencia de gobierno constitucional, porque su desgobernador, el panucho Guillermo Padrés Elías, se ha comportado estrictamente como un delincuente que se robó el agua de la Tribu Yaqui, encarceló a sus dirigentes, construyó una presa para asegurarse el agua para sus latifundios, mientras su hermano y su cuñado se han dedicado, durante casi 5 años, a pasar la charola a todos los que quieren contratos.

Entre ese golpe de Estado policiaco-militar que de plano implantó Felipe Calderón con sus 100 mil homicidios, 50 mil desplazados y cientos de miles de desaparecidos es que ahora el peñismo y sus aliados, (a la “izquierda”) el Partido de la Revolución Democrática (PRD) chuchista, el Partido Acción Nacional (PAN) del corruptísimo Gustavito Maderito y el partido-bisagra Partido Revolucionario Institucional (PRI) como factor común que mantiene abiertas de par en par las puertas que inauguró el Pacto por México-Peña, se prepara a organizar las “elecciones” con el antiguo Instituto Federal Electoral (IFE) –“hay que cambiarlo todo para que todo permanezca igual”– que cambió de sigla a INE (Instituto Nacional Electoral) y sus nueve consejeros alineados con el complaciente Lorenzo Córdova que ya probaron, con la “elección” perredista, de lo que son capaces. El PAN y el PRD han de entregar las plazas de los nueve estados. Probaron que son peores de lo que imaginaban los electores. Y el PRI se abre paso conforme a la divisa del botín: el que parte y reparte se queda con la mayor parte. Y si es el caso de Sonora con mucha mayor razón, ya que el desgobierno panista es cómplice de los abusos y el intencional derrame ocurrido en la mina Buenavista del Cobre, de Germán Larrea, que envenenó ríos, tierras, flora y fauna en Cananea.

Javier Gándara Magaña y Ernesto Gándara Camou son primos hermanos pertenecientes a una familia hotelera con inmensos viñedos, dueños de molinos de trigo y los silos para guardarlo, y quieren la candidatura del PAN y del PRI respectivamente, en un arreglo cupular, para que si no gana uno, gana el otro. Ernesto es senador y fue presidente municipal de Hermosillo, Sonora. Y cuando el incendio de la Guardería ABC, se había ido a pasear a Guaymas y ese día no regresó. Es hechura del exdesgobernador y socio de Bachoco José Eduardo Robinson Bours Castelo, quien ordenó ese incendio para quemar los documentos del programa Sonora Proyecta que amparaban 50 mil millones de pesos que nunca se invirtieron.

Bours supuso que al quemarse la Guardería nadie se ocuparía de esos millones de pesos. Incineraron a 49 niños y ni Calderón ni Peña han escuchado a los padres víctimas de esa terrible tragedia. Javier es un pillo que con sus socios-cómplices traficó con terrenos hermosillenses, en una maniobra de más de 100 mil millones de pesos. Y es que también fue presidente municipal de la capital de Sonora. El reportero José Gil Olmos, en la revista Proceso del 14 de septiembre, exhibe a los dos Gándara. Javier, protegido de Padrés y del PAN de Gustavito Maderito. Y por debajo de la mesa con sus conexiones priístas que quiere hacer valer para quitar de en medio a Ernesto, quien está apoyado por Emilio Gamboa Patrón; desde Brasil por la bolerista Beatriz Paredes y por la familia avícola de Bours.

El PRI tiene la sartén por el mango. Y es que el PAN está totalmente derrotado. Pero Javier tiene dinero de sobra, no suyo si no de la familia González, por medio de su esposa, que apuestan a quedarse con la gubernatura. El PRI no debe equivocarse postulando a Ernesto (alias el Borrego) Gándara Camou. Y si el PAN no quiere ser borrado del mapa y recibir el tiro de gracia, tampoco debe postular a Javier… ¿Dónde están, Javier, los casi 2 mil millones de pesos que registra la deuda de Hermosillo? Este precandidato le compró a Padrés la postulación, por eso es que anda tan seguro. Ernesto no le conviene al PRI, pues los Bours lo manipulan, y después querrá heredarle la gubernatura a Javier, quien regresaría al PRI donde siempre ha militado. Ambos son derechistas a más no poder y ninguno debe ser candidato. Larrea los ha cortejado y ellos se han dejado querer por el genocida y ecocida. Y lo único que quiere Padrés, el ratero del agua de los yaquis, es comprar impunidad por tantos abusos.

Fuente
Contralínea (México)