Madrid, España. Los gobiernos tanto en Europa como en América son los gestores de los intereses financieros gracias al poder que han amasado sus lobbies, afirma el doctor Juan Hernández Vigueras, experto en desregulación de los mercados financieros globalizados y los paraísos fiscales.

En entrevista con Contralínea, el autor de libros como La Europa opaca de las finanzas, El casino que nos gobierna y Los lobbies financieros. Tentáculos del poder refiere que los gobiernos terminan haciendo lo que los mercados financieros les mandan.

La influencia que ejercen los lobbies financieros, la gran banca y las grandes corporaciones sobre las decisiones de los órganos legislativos y sobre los gobiernos y las agencias en Estados Unidos y en Europa es innegable. El rescate de los bancos con dinero público, aun cuando se trataba de los responsables únicos de la crisis de 2007, es el más claro ejemplo de ello, indica.

El también autor del libro Los paraísos fiscales. Cómo los centros offshore socavan las democracias refiere que el resultado final de esa influencia, que es en sí mismo el objetivo básico de todos los lobbies –aparte de la defensa puntual de los intereses en un momento determinado–, es mantener la carencia de regulación y de supervisión en los flujos financieros internacionales.

—¿Los gobiernos no están limitando ese poder de la banca?

—No, todo lo contrario. La historia europea reciente, la crisis europea que sucedió más tarde de la que se generó en 2007 en Wall Stret, pues lo ha demostrado. En las conclusiones de mi último libro [Los lobbies financieros. Tentáculos del poder], documento que los gobiernos terminan siendo gestores de los intereses financieros. La prueba más evidente es que, aunque la crisis la generó la banca en todos los países, los contribuyentes han ayudado a que los bancos salgan de los apuros y a continuación los bancos se han erigido en prestamistas de los gobiernos; con lo cual, de bancos que estaban prácticamente en quiebra hemos pasado a Estados muy endeudados, que es lo que ha ocurrido de manera muy evidente en Europa. Lo que es más grave es que el sistema desregulado, es decir sin reglas y sin control, hoy es mucho más fuerte de lo que era hace 4 o 5 años, con la gran paradoja de que habiendo logrado una gran liquidez eso no se traduce en crédito a las empresas y al consumo, de manera que se creen riqueza y empleo. El problema de España es el problema de Europa y de gran parte del mundo, porque continuamente la información financiera internacional te habla de la reducción del crédito. Cuando hablo de crédito me refiero al sector productivo, a las empresas, porque las grandes empresas tienen autonomía financiera.

La falta de regulación también abarca el tema del lavado de dinero. Al respecto, el doctor Hernández Vigueras indica que esta problemática arranca desde el momento en que el movimiento internacional de capitales, de fondos, está más que consolidado con un principio intocable admitido por el Fondo Monetario Internacional, y que es la regulación que en realidad no regula nada.

“No controlan esos movimientos, lo cual supone que en los mecanismos establecidos no se distingue el dinero que es ilegal. Y por tanto sigue existiendo como existía hace algún tiempo, y ahí es donde cumplen un gran papel los llamados paraísos fiscales. El problema básico es que el sistema financiero internacional y algunos sistemas locales se basan en un principio, en una práctica consolidada, que es la opacidad. Se sabe muy poco: no hay el control necesario.”

Al referirse a los paraísos fiscales, el especialista en el tema considera éstos se incluyen en un nuevo concepto que surgió con la crisis: shadow banking o banca en la sombra, que engloba todas las operaciones que la banca (sea mexicana o española) realiza al margen del banco central.

“Los bancos en general realizan una serie de operaciones que el banco central no supervisa, no regula y no controla. Eso es algo que, paradójicamente, después de la crisis ha crecido.”

Al abordar el tema del blanqueo de capitales, Hernández Vigueras comenta que hay operaciones de la banca que son públicas, pero que son muy dudosas. “En el caso de España, se ha dicho [en los medios] que el banco Santander o el BBVA han adquirido una filial en México, en Perú, en Rusia o donde sea, y nadie explica cómo se han efectuado los pagos. Y qué ocurre, pues que esos pagos se han hecho de manera opaca a través de una filial en Islas Caimán o en algún otro sitio, como las Islas Británicas o los centros financieros del Caribe”.

Para el escritor, la raíz del tema del lavado de dinero también es la falta de control de los flujos financieros: hay negocios que, al ser ilegales, todos los recursos que generan son ilegales. Éstos se aprovechan de toda la opacidad que ofrece el sistema financiero para que ese dinero que tiene un origen ilegal se convierta en legal”.

El doctor en derecho señala que el blanqueo de capitales no sólo afecta a las empresas sino también incluye la corrupción política y de los funcionarios, los sobornos: el mecanismo casi siempre es el mismo, indica: crean entidades, sociedades ficticias con residencia en Lichsteintein, en Luxemburgo, en Suiza o en los distintos enclaves que se consideran paraísos fiscales. “La raíz fundamental de todo eso es que se acepta como normal: hay una doble moral”.

Nadie parece escapar de ello. Incluso las grandes empresas que se supone que cumplen con la legalidad utilizan los paraísos fiscales para triangular sus ingresos. Como ejemplo de ello, Hernández Vigueras indica que el 60 por ciento de las empresas españolas que forman parte del IBEX 35 –es decir, que cotizan en bolsa– habían aumentado sus sociedades en paraísos fiscales en el periodo de crisis, de 2007 a 2011.

“La gran paradoja es que precisamente en los años de la crisis, cuando más problemas económicos tenían y una menor actividad, las grandes empresas españolas habían aumentado las filiales. Para qué, para hacer actividades de diverso tipo: fuese de lavado de capitales, fuese para defraudar, para no pagar impuestos, etcétera.”

Esto tampoco es ajeno a Estados Unidos, donde aproximadamente el 80 por ciento de las compañías que cotizan en bolsa tienen filiales en jurisdicciones consideradas como paraísos fiscales, es decir, en los centros financieros off shore.

—¿España adolece de regulación?

—España y toda Europa, porque la regulación financiera en todos los países de la Unión Europea está centralizada. Si se aprueba una directiva, ésa se traslada a una ley nacional. [Por ello] los escándalos también se han dado últimamente en Alemania, con Siemens y otras grandes corporaciones; ésos tienen su origen en esa regulación tan laxa que existe. Pero es general porque va unido al tema financiero. Cuando empecé mis investigaciones de este tipo de los paraísos fiscales y del blanqueo de capitales encontré que la raíz es el propio sistema financiero a nivel internacional y a nivel de cada país, porque desde el momento en que los movimientos de capitales son libres, y no se pueden intervenir, no existe un sistema financiero mexicano, ni un sistema financiero español ni uno europeo, porque cuando un gobierno pretende establecer controles más serios o elevar la tributación de las grandes empresas pues las inversiones se marchan a otros países, con lo cual el sistema es el que condiciona las políticas económicas de los países.

Fuente
Contralínea (México)