Criminal negocio del asbesto

Yadira es la hija mayor de una humilde familia que vive en las afueras de Lima, en su humilde hogar, no hay muebles ni nada.Todo demuestra que el escenario es una precaria habitación parecida al cuarto de un triste hospital.

"Mi padre y mi madre, trabajaron más de treinta años en una fábrica de productos con asbesto, mientras el material se mostraba compacto no había peligro, si por algún motivo dichas partículas eran removidas, todos los expuestos eran sentenciados al cáncer en su mayoría asbestosis", expresa Yadira.

Me cuenta Yadira que sus progenitores llegaron muy jóvenes de la Sierra y no encontraron trabajo en ningún lugar y se alegraron al encontrar oportunidad para laborar juntos en una fábrica en la zona industrial de Lima, realizando por 18 largas horas, jornadas laborales y por supuesto con sueldo magro y sin goce de beneficios.

Corazón de piedra

Los altos ejecutivos e importantes empresarios nunca cedieron ante los ruegos y súplicas de los empleados cuando empezaron a enfermarse. Pronto las esposas e hijos tuvieron las mismas punzadas en las espaldas, señal de los heraldos negros anunciaban una muerte lenta.

La familia de Yadira la integraban 10 personas, hoy sólo queda ella, todas murieron aquejados por el letal veneno del asbesto.

Triste desenlace

Llamó, tiempo atrás, y casi desvaneciéndose me dijo: mi padre murió (el único sobreviviente hasta ese momento) en la madrugada, y al irse él, se fueron también todos mis sueños

Yadira se ha quedado sola, sin padres, sin hermanas ni hermanos y lo más grave sin amor, está en la difícil disyuntiva de iniciar o no una batalla legal, no quiere terminar como los ciudadanos de Casale Monferrato, pequeño pueblo de Italia que pelearon como guerreros más de una década y nunca obtuvieron "justicia".

Las millonarias cofradías del asbesto ignoran estos dramas de la vida real y creo, casi estoy segura, de que si los llegaran a leer aún como crónicas, tampoco les importaría.

Grandes intereses

En Brasil,existen estados como Sao Paulo, Mato Grosso, Río de Janeiro, Minas Gerais, Río Grande do Sul, Pernambuco, donde está prohibido el uso del asbesto, pero en todo el resto del país sigue circulando y asesinando a miles de hombres y familias y nadie hace nada porque asesores de este veneno pagan millones de dólares a los poderes ejecutivos.

México y Colombia siguen vendiendo cáncer sin ningún pudor, "hay muchos lobbies" me dijo Yadira, tan fuertes, cofradías tan poderosas en los ejecutivos de los gobiernos que ellos (los presidentes) suelen aceptar ofertas de estos asesinos para así poder tener mas dinero, casas, viñedos, etc., ¿ y el pueblo? ¡les importa un bledo! ¡Fíjense en Enrique Peña Nieto, mandatario mexicano joven con una bella esposa, mucho bluff, pero lleva piedras en lugar de corazón!

Origen del mal

"Todo comenzó en Europa -dice Yadira- durante el siglo XX cuando los millonarios socios suizos y belgas, entre ellos Stephan Schmidheiny tuvieron la visión de expandirse y ser una especie de los Rockefeller de Europa.

¿Prescripción contra la vida?

Es importante mencionar que durante más de 13 años, todas las víctimas y familiares de los fallecidos, perdieron la última instancia o corte suprema el mega juicio contra este millonario, y no porque fuera inocente o porque faltaran pruebas, sino porque el delito había prescrito, inexorable e inapelable, ¡que ironía cuando se produce una dicotomía con daños colaterales entre la ley y el derecho, conceptos completamente diferentes para los actos jurídicos!

Medalla a la maldad

Bruno Presce uno de los afectados italianos y líder de la lucha contra el cáncer del asbesto junto con otros miles, ha fundado grupos para solicitar a nivel mundial todos los títulos honoris causa, que Schmidheiny tenga, como por ejemplo uno otorgado en la prestigiosa Universidad Yale en Estados Unidos.

El fundador suizo Don Stephan está condecorado (a pesar de los miles de muertos), como uno de los más grandes e impresionantes filántropos "intachables" en el famoso Museo de Arte de Nueva York, MOMA, sorpresas que da la vida, que no nos cause estupor si próximamente le nombran embajador de buena voluntad en Unicef o Naciones Unidas o vemos su estrella en Hollywood por su increíble y gran bondad con su prójimo, un villano hecho héroe, ¡qué parodia!