La ciudad de Kobané, en el norte de Siria, ha sido casi totalmente liberada por el PYG –fuerzas de kurdos sirios aliados del PKK (el Partido de los Trabajadores del Kurdistán)– con el respaldo de la aviación de la coalición internacional contra el Emirato Islámico.

Al parecer, dos tercios de la totalidad de los bombardeos aéreos de la coalición tuvieron como blanco la ciudad de Kobané, denominada en árabe como Ain el-Arab.

Se cuentan actualmente 1 200 muertos en las filas de los yihadistas y 800 del lado sirio aunque se estima que el balance pudiera ser mucho mayor.

Simultáneamente, el Ejército Árabe Sirio cerró el cerco alrededor de las zonas bajo control de los yihadistas en Alepo y los alrededores de esa ciudad. En la actual situación operativa, los yihadistas sólo pueden recibir víveres y municiones a través de Turquía.

El Ejército Árabe Sirio también prosigue su ofensiva contra el Emirato Islámico en la región de Deir es-Zor, donde los yihadistas aún controlan el aeropuerto militar.

En definitiva, los yihadistas están replegándose hacia la ciudad de Raqqa, que había sido su punto de partida.

En Moscú, formaciones de la oposición no armada y enviados del gobierno de la República Árabe Siria han iniciado una serie de consultas. El objetivo de estos contactos, presididos por el ministro ruso de Relaciones Exteriores Serguei Lavrov, es llegar a definir una «hoja de ruta» de 3 puntos que serian:
 la lucha contra el terrorismo;
 la reconciliación a nivel local, o sea la amnistía y la reinserción de los combatientes;
 la creación de un gobierno de unión nacional.

A pesar de ser conforme al comunicado de la primera conferencia de Ginebra –firmado el 30 de junio de 2012– [1], el proceso iniciado en Moscú contraviene las exigencias occidentales formuladas el 6 de julio de 2012 en París por la Conferencia de Amigos de Siria, favorables al derrocamiento del régimen republicano.

[1«Comunicado Final del Grupo de Acción para Siria», Red Voltaire, 30 de junio de 2012.