Nasseri fue el sujeto que inspiró la famosa película estelarizada por Tom Hanks La Terminal. Es la persona que ha pasado más tiempo, en la historia, en un aeropuerto. Fue expulsado de su país por protestar contra el sha de Irán. En 1998, tras recibir el estatus de refugiado político, se propuso viajar a Reino Unido desde París. Justo cuando iba a embarcar en el avión le sustrajeron toda su documentación. Mehran Karimi quedó sorprendido sin poder entrar en Francia ni poder viajar a ningún otro país. Casi 2 décadas después, una enfermedad le permitió salir de la terminal, y hasta 2008 permaneció en un centro de acogida.

Según Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea, el aeropuerto es un espacio público en el que cualquier persona puede establecerse por tiempo indefinido, siempre que no se produzca ninguna alteración del orden. La Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas, España, se ha convertido en un refugio para personas sin hogar. Pero no en forma de comedor social ni de albergue. Los sin techo que podemos encontrar aquí pasan las noches entre viajeros, camuflándose como uno de ellos.

Podemos encontrar este fenómeno en aeropuertos de toda España, y estos invitados no han dado lugar a problemas, a pesar de las quejas de algunos empleados de los aeropuertos. “Visten correctamente, van aseados, transportan bultos en carritos como si fueran turistas y algunos dan vueltas todo el día alrededor de los mostradores…” Así define Daniel Verdú a estos “falsos viajeros” en su reportaje “Mi casa es un aeropuerto”. En las terminales, los sin techo pueden encontrar asiento, calefacción, baños limpios; e incluso comida y bebida que algunos consiguen gracias a trapicheos con los transeúntes o aprovechando los restos de las comidas que muchos pasajeros desperdician.

La mayoría emplea nombres falsos. Es el caso de Manuel, uno de los huéspedes más veteranos en la terminal. Para Manuel, las personas que utilizan este lugar como refugio han llegado a constituir una sociedad. Se mueve entre los viajeros vestido normal y pasando inadvertido. “Aquí somos invisibles”, dice.

Juan José Lorenzo es uno de los casos más curiosos y cada vez más comunes. Lorenzo colabora con la organización no gubernamental Cuarto Mundo y asiste a clases de teatro. A pesar de recibir una pensión con la que podría permitirse un albergue, prefiere pasar sus noches durmiendo en el aeropuerto, y comer un desayuno por sólo 2 euros en un local de comida rápida.

El arquitecto René Becker llegó a pasar 4 años en el aeropuerto de Palma, de Mallorca. Este alemán logró hacer pequeños trabajos en el aeropuerto para obtener comida. Becker regresó a Alemania en 2011. Sobre su vida en esta terminal declaró que era feliz y que el aeropuerto era su casa.

La guerra y la persecución política provocan que ciudadanos que huyen de una muerte segura o de una pena de cárcel queden atrapados en las terminales. Zahra Kamalfar y sus dos hijos pasaron 10 meses en el aeropuerto Sheremétievo de Moscú. La familia iraní esperaba obtener asilo político tras huir de su país. Los Kamalfar intentaron entrar en Alemania pero las autoridades locales los deportaron a la terminal rusa donde estuvieron cerca de 1 año. Desde 2007 Zahra y su familia residen en Canadá.

Algunos han encontrado un lugar donde sentirse seguros entre alas de acero y personas que van y vienen. A pesar de que en estos lugares los falsos viajeros reciben un buen trato, alimentación saludable y lo más importante, un techo bajo el que dormir, no se puede negar que muchos se encuentran como si estuvieran encarcelados. Día a día ven despegar a todo tipo de gente que se reparte por el globo y ellos deben conformarse con unos pocos kilómetros para su mundo.

Fuente
Contralínea (México)